El peligro para España de los caracoles gigantes

Los denominados “caracoles gigantes” es una especie conocida como caracol gigante africano (Achatina Fulica), pertenece a la familia Achatinidae, y figura en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras. Este “caracol gigante” es originario de países tropicales del este de África (Ghana, Liberia, Sierra Leona, Costa de Marfil, Togo y Nigeria), puede llegar a vivir hasta 10 años (aunque lo normal es que viven unos 7 – 8 años) y, además de consumir vegetales, también puede comer residuos de la comida de los humanos.

Estos caracoles gigantes, que pueden llegar a alcanzar unos pesos en vivo de unos 550 – 600 gramos y medir más de 30 centímetros de longitud, son muy prolíficos y pueden llegar a poner 2500 a 3000 huevos anualmente aunque lo normal es que pongan unos 1.200 a 1.300 huevos/año (lo que la hace especialmente colonizadora e invasora; una prueba de ello es que han aparecido también sorpresivamente en el norte del Perú).

La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza considera al “caracol gigante” como una amenaza muy grave para las especies autóctonas, los hábitats o los ecosistemas. Está catalogada como una de las 100 especies exóticas invasoras más dañina del mundo. Además, puede portar parásitos susceptibles de llegar a causar diversas afecciones graves a las personas.

En España, el Real Decreto 630/2013, en su artículo 80, prohíbe la posesión, transporte, tráfico o comercio de este tipo de especies, así como su introducción, mantenimiento y cría.

El problema ha surgido porque se trata de una especie (de un molusco) cuya cotización está aumentando notablemente en el mercado de los “pequeños animales” porque es muy apreciada como animal de compañía o mascota y hay una demanda creciente de ellos.

Por esta razón, hace unos días, en el aeropuerto de Bilbao, se detuvo a una señora española de origen nigeriano con 22 caracoles gigantes vivos que los había adquirido en Nigeria con el objetivo de ubicarlos en un terrario en nuestro país.

Puede ser interesante recordar aquí lo que ha ocurrido en España con el cangrejo rojo americano (crustáceo, especie endémica del Golfo de México que fue introducido en 1973 en la cuenca baja del Guadalquivir). Se trata de otra especie claramente colonizadora, como ha quedado bien patente (su crecimiento y propagación ha evolucionado de manera alarmante durante estos años en España hasta llegar a ser un verdadero problema para la biodiversidad de nuestro país). Hay que tener muy en cuenta que el principal problema del masivo crecimiento del cangrejo americano y el declive poblacional del cangrejo autóctono no está en la derrota en cuanto a la competitividad estructural existente entre las dos especies sino en la infección que provoca en éste debido a que el cangrejo americano porta un hongo (Aphanomyces astaci) causante de afanomicosis o «peste del cangrejo» que limita de manera mucho más catastrófica la supervivencia del cangrejo autóctono.