Un resumen acerca de la trayectoria de la comercialización del pangassius vietnamita en Brasil

En el año 2008, Vietnam inició conversaciones con las autoridades sanitarias del gobierno brasileño para vender filetes de pangasius en Brasil (en España se conoce a este pez como panga). En aquella ocasión los vietnamitas solicitaron el reconocimiento de la equivalencia de los sistemas de inspección entre los dos países para el panga.

En 2009, después de evaluar las informaciones remitidas por Vietnam, y a causa de las denuncias aparecidas en internet acerca de la falta de seguridad generada por el consumo de este pescado, inspectores sanitarios brasileños visitaron instalaciones vietnamitas donde se procesaba el panga para comprobar si los sistemas de inspección de aquel país eran equivalentes a los brasileños.

Según informaron los inspectores brasileños, los vietnamitas demostraron una elevada seriedad en la ejecución de los controles y en aquellas empresas que tenían programadas exportaciones de filetes de pangas se estaba realizando correctamente el monitoramiento de los riesgos asociados a la seguridad de los productos en ellas elaborados.

Las autoridades brasileñas solicitaron a las vietnamitas pequeños ajustes que fueron rápidamente atendidos, realizándose un Análisis de Riesgos de Importación (ARI). Todas las muestras recolectadas de los productos procedentes de Vietnam y analizadas en los laboratorios oficiales brasileños en lo que atañe a la búsqueda de residuos y de productos contaminantes dieron unos resultados que están dentro de las exigencias de las normas brasileñas, por lo cual no ha habido ninguna razón para suspender las importaciones de panga vietnamita por razones sanitarias.

Las importaciones de panga realizadas por Brasil empezaron en el año 2010 y ya en 2013 fueron importadas 52.000 toneladas de filetes de panga. En el año 2014, a causa de las presiones ejercidas por el sector de la acuicultura brasileña, se suspendieron las importaciones, alegándose que el gobierno vietnamita debería haber adecuado alguna de sus normas sanitarias.

En el año 2015, según fuentes no oficiales, se reanudaron las importaciones; en este año Brasil llegó a importar del orden de las 120.000 toneladas de filetes de panga.

A finales de 2016 hubo una nueva ofensiva de fiscalización brasileña, presionada por la acuicultura local, y 28 contenedores fueron bloqueados en el puerto de llegada y devueltos al país de origen. A los filetes de panga les habían adicionado tripolifosfato, una sustancia que no es tóxica pero que hace que los filetes absorban agua e incrementen su peso, lo que constituía un fraude comercial. Además, la capa de hielo (glazer) que normalmente protege el filete contra la deshidratación estaba muy por encima de la permitida. Los contenedores fueron devueltos a Vietnam porque estaban generando un fraude en el bolsillo del consumidor, no porque los productos contuvieran sustancias nocivas para la salud.

No es difícil concluir que el producto vendido por las empresas vietnamitas respondía a la demanda de los importadores brasileños, estando acorde con el precio pagado por este producto de baja calidad y con mucho hielo, de media 1.200 dólares estadounidenses la tonelada. Lo expuesto explica también el hecho de que el panga siempre ha llegado muy barato a la mesa de los brasileños

En Vietnam el precio del filete de panga vendido de acuerdo con las normas brasileñas, es decir sin grasa, sin adición de tripolifosfato y sin exceso de hielo, tiene un precio que oscila entre los 3.200 y los 3.500 dólares USA. Es decir, más del doble de lo que estaban pagando los importadores brasileños. El kilo de filete llegó a ser vendido a 10,00 R$ (2,7 euros) y probablemente habrá doblado su precio en el segundo semestre de este año 2017, cuando de nuevo se hayan regularizado las importaciones con los estándares originariamente establecidos.

Después del episodio de la devolución de los contendores, muchos supermercados brasileños optaron por dejar de trabajar el panga, en razón de las muchas informaciones contradictorias existentes. Ello determinó que, en el primer semestre del año 2017, hubiera menos oferta de panga en el mercado brasileño. Paralelamente, se observó un aumento de la oferta de tilapia, que es un pez producido en aguas brasileñas.

Sin embargo, expertos del mercado del pescado me han asegurado que un panga de alta calidad, totalmente sin grasa y sin tripolifosfato, a pesar de ser mucho más caro, sería muy bien aceptado por los consumidores.

Otro hecho interesante es que, aprovechando la buena aceptación del panga en los platos de los brasileños, muchos piscicultores locales ya están invirtiendo en la producción de este pez exótico en aguas brasileñas. Un panga producido en Brasil, fresco, entero y apenas eviscerado, ya se puede encontrar en algunas ciudades del país y todo indica que está teniendo mucho éxito.

Jomar Carvalho Filho

Biólogo

Editor da Revista Panorama da AQÜICULTURA