UE: opiniones versus actuaciones en los productos cárnicos

Desde hace tiempo, sigo con gran interés todo lo que se va “cociendo” en la República Federal Alemana acerca del bienestar animal y de la preservación del medioambiente. En este Estado de la Unión muchos hombres públicos y voceros, que se arrogan la representatividad del ciudadano, suelen ser más papistas que el Papa en la gran mayoría de las cuestiones relacionadas con estos temas; sobre todo, cuando se vinculan a la producción animal.

Esta realidad, tiene su importancia, porque suelen marcar tendencias y nos permiten vislumbrar por dónde pueden ir los “tiros legislativos” a medio plazo en la Unión Europea en lo que atañe a estas dos cuestiones tan sensibles hoy en nuestro entorno; así, por ejemplo, es paradigmático el caso de las gallinas ponedoras.

Ahora, la Sra. Ministra Federal del Medioambiente, la socialdemócrata Bárbara Hendricks (la misma que estableció, de acuerdo con lo publicado, que en las comidas y en los actos oficiales de su departamento se sirvan exclusiva y estrictamente menús vegetarianos procedentes de explotaciones ecológicas), ha presentado en Berlín el último estudio acerca de la “Conciencia Medioambiental”.

En lo que atañe a la carne, según el mencionado estudio, el 82 por 100 de los alemanes consultados estaría dispuesto a pagar más (incluso hay un segmento que estaría dispuesto a pagar bastante más) si tuvieran la garantía de que la carne y sus productos cumplen estrictos criterios de bienestar animal (criterios que van más allá de los establecidos en la Unión Europea); un 80 por 100 dice que pagaría más por productos cárnicos ecológicos; un 78 por 100 afirmaba en esta encuesta que estaría dispuesto a pagar más por productos cárnicos procedentes de explotaciones que cumplan con una serie de medidas de preservación medioambiental muy estrictas (obviamente, más estrictas de las establecidas hoy en la U.E.- 28).

No obstante, los propios analistas alemanes reconocen, por una parte, que existen grandes diferencias en las respuestas según el nivel de renta de los encuestados y que, por otra, “una cosa es decir y otra muy distinta hacer”. Por ello, aceptan el hecho probable de que una cosa son las declaraciones hechas por los ciudadanos alemanes a la hora de ser encuestados (respondiendo a lo que se considera hoy como “correcto”; es decir “lo que la sociedad alemana quiere oír”) y otra muy distinta es su comportamiento real a la hora de rascarse el bolsillo y efectuar la compra.

Esta dicotomía ya la conocemos desde hace muchos años. En efecto, los suizos votaron masivamente la eliminación total de las jaulas en las gallinas ponedoras y luego, una vez eliminadas las jaulas y encarecido significativamente el P.V.P. de los huevos para consumo producidos en Suiza, se fueron a comprar los mismos a los Estados vecinos (y este sector pecuario en el país se redujo cuantitativamente en un 80 por 100).

Lo que sí me parece evidente, y en esto también coincido con los analistas alemanes, es que estos resultados marcan tendencias de futuro, fundamentadas en un cambio significativo en la forma de ver a la producción animal y a sus productos. Esta visión incluye a un 8 por 100 de los ciudadanos alemanes que nunca come carne (esta cifra se ha duplicado en los últimos tiempos) y a un 25 por 100 de los mismos que solo consume carne una vez a la semana o incluso menos y otorga una clara preponderancia de la consideración, por delante del precio, de la frescura, la procedencia local, la calidad y la carencia de aditivos.

En mi opinión, el sector pecuario español no debería minusvalorar el estudio en cuestión y empezar a aplicar, con todas sus consecuencias, el viejo adagio que dice: “cuando veas las barbas del vecino afeitar…pon las tuyas a remojar”.

Nos guste o no, este es el sendero por donde transita en la Unión Europea el binomio “producción animal- percepción ciudadana”, con mayor o menor rapidez e intensidad (según Estados, regiones y niveles de renta).

 

Carlos Buxadé Carbó.

Catedrático de Producción Animal.

Profesor Emérito.

Universidad Politécnica de Madrid.