Las claves de la gestión de los cadáveres en las granjas: Posibles alternativas (II)

El presente artículo complementa al publicado en el boletín de la semana anterior y aborda los aspectos que permiten tener una visión completa de la problemática analizada.

Sistemas de formación de Compost: La inversión para estos sistemas de gestión de cadáveres es elevada, sin embargo, pueden resultar una herramienta fundamental en granjas de alta bioseguridad en la que no deseamos que otros camiones de recogida de cadáveres se acerquen a nuestras instalaciones. Los famosos “biovators” formadores de compost son unos cilindros giratorios en los que se van depositando los cadáveres. Es fundamental controlar la temperatura y el nivel de humedad de estos sistemas. Si el grado de humedad es muy elevado dentro del tanque conviene espolvorear cualquier material secante como serrín (10 kilos por cada 200 kilos de cadáver). Este sistema debe mantenerse constante a 50-65 °C. El propio movimiento del cilindro, junto con los procesos de fermentación de la materia orgánica que hay en su interior hace que el cilindro mantenga una temperatura constante. En aquellos casos en los que  la temperatura baja (bien porque se ha quedado la tapa abierta, o bien porque hizo mucho frio) debemos mantener cerrado y en funcionamiento estos sistemas hasta que vuelva a tomar temperatura.

Desde que se introduce un cadáver, hasta que este se convierte en compost pasan aproximadamente 14 días, una vez acabado el proceso es posible que veamos pequeños huesos. Con ayuda de una pala y un filtro hemos de separarlos del compost y volver a depositaren el biovator  la materia que no ha sido transformada en compost. Un mínimo de 2 biovators es recomendable por cada 2500 madres/granja.

La incineración: El incinerador debe seguir las reglas establecidas por el estado. El incinerador debe estar situado como mínimo a 50 metros de las instalaciones. Los animales deben ser incinerados tan pronto como sean detectados.  Antes de iniciar cualquier proceso de incineración, debemos asegurarnos de que el tanque de propano o cualquier otra fuente de combustible esté  bien lleno, para que no se interrumpa el proceso a medias. Todo incinerador debe tener un programador que estipule el tiempo de incineración. Por lo general, un mínimo de 60 minutos es necesario por cada 50 kilos de peso. Nunca se debe abrir el incinerador hasta pasadas 12 horas desde que terminó  el último  proceso. Las cenizas incandescentes y los gases pueden ser gravemente dañinos. Nunca sobrecargar el incinerador por encima de la capacidad establecida. Por seguridad, siempre debemos disponer de un extintor en las proximidades. Las cenizas del incinerador deben ser recogidas diariamente y eliminadas siguiendo las leyes estatales (empresas especializadas). Estas cenizas nunca pueden ser vertidas al campo o aguas residuales. Nunca encender con la tapa cerrada, si no hay un mínimo nivel de oxígeno puede provocarse una explosión por acumulación de gas. Una vez depositado el cadáver dentro, debe haber un mínimo de 25 centímetros de distancia entre la llama de fuego y el cuerpo del animal.

El Enterramiento: solo bajo la aprobación del Estado, en casos muy especiales o de emergencia (que no es el caso en la Unión Europea).

Todo agujero realizado para dicha actividad debe quedar perfectamente registrado y localizado bajo conocimiento de la administración pública. Nunca deben enterrarse cadáveres en un área cerca de ríos subterráneos, lagos o cualquier otro tipo de caudales de agua.

Nunca se debe volver a abrir un agujero de enterramiento que ya ha sido utilizado previamente. Las distancias a las que pueden realizar agujeros son (dependiendo  de cada Estado): nunca a menos de 50 metros de la granja, nunca a menos de 80 metros de cualquier fuente de agua, nunca a menos de 120 metros de cualquier pozo o agua comunitaria, nunca a menos de 150 metros de una zona residencial. (USA). No más de 3 o 4 cadáveres por agujero. Una vez cubierto el animal con arena,   debe haber un mínimo de 75 centímetros de espesor de arena por encima del último cerdo depositado.

 

Guillermo Álvaro Minguito                                

Field Research Manager

Smithfield Premium Genetics.