Tribuna informativa – Semana 9/2017
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En todas partes cuecen habas
En España la producción de cítricos ronda los 7 millones de toneladas anuales, de los cuales cerca de cuatro millones se producen en la Comunidad Valenciana, alrededor de dos millones en Andalucía y algo menos de un millón en Murcia. La mitad de esta producción es de naranjas, lo que significa que nuestro país es el principal productor europeo (en Europa se producen anualmente unos 7 millones de toneladas de esta fruta y en el Mundo unos 20 millones de toneladas, de los cuales más de 8 millones se producen en EE.UU.; el 75 por 100 de esta producción procede de Florida y el 25 por 100 de California).
En el caso de España al consumo interior va un 30 por 100 de la producción aproximadamente, a la industria va del orden de un 17 – 18 por 100, al destrío un 5 por 100 y el resto, un 47 – 48 por 100 va a la exportación (un 30 por 100 va a Francia, un 27 – 28 por 100 a Alemania y un 10 por 100 a Gran Bretaña).
El sector tiene un problema importante y es el de las naranjas procedentes de Sudáfrica (que es un gran exportador de cítricos; después de España, es el segundo exportador mundial). Desde el año 2012 el precio de las naranjas sudafricanas, situadas ya en España, no ha dejado de bajar.
En efecto, como consecuencia de la aplicación en Sudáfrica de una muy agresiva política modernización de las explotaciones, de la aplicación muy racional de la economía de escalas, de la reducción de aranceles y de la reducción de la calidad de la fruta exportada a España, que ha pasado a ser de 2ª y de 3ª categorías.
De acuerdo con los datos disponibles (La Unió de Llauradors), entre los años 2012 y 2016 el precio medio al que entró esta naranja fue de 1,40€/Kg; pero, el año pasado este precio descendió hasta los 1,09 €/kg.
Si se tiene en cuenta, además, que los mencionados aranceles seguirán reduciéndose año tras año y que desaparecerán definitivamente dentro de nueve años, tras el reciente acuerdo entre la Unión Europea y los países del África Meridional, acuerdo que fue aprobado por el Parlamento Europeo en septiembre de 2016, la situación para los productores españoles no dejará de complicarse, sobre todo de cara a nuestras exportaciones, especialmente a a Estados tales como Holanda, Gran Bretaña o incluso Portugal, donde la fruta sudafricana llega a través de sus puertos.
A esta creciente competencia comercial, que no es baladí, hay que sumar la amenaza fitosanitaria. Aquí está, por ejemplo, el caso del hongo de la Gignardia Citricarpa que provoca la temible mancha negra de los cítricos. Las naranjas sudafricanas han tenido numerosas interceptaciones a su llegada a la U.E., especialmente en los puertos españoles.
En definitiva, que habas se cuecen en todas partes.
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No aprendemos; no hay manera
Al parecer no hay forma de que se hagan las cosas bien en España (al menos, en algunos casos).
Ahora, como ya habíamos avisado reiteradamente con anterioridad, ha estallado el problema y la Unión Europea ha impuesto una sanción a España de 262,88 millones de euros por no haber declarado correctamente la superficie de pasto admisible por hectárea.
De acuerdo con la Unión Europea, España debería haber restado la superficie de arboleda de dichas hectáreas, algo que parece lógico, en principio. Comunidades autónomas como Cataluña, el País Vasco, Navarra, Aragón, Baleares y Canarias, así lo hicieron.
Pero otras no. Así Extremadura, por ejemplo, no solo no supo explicar a la Comisión que las superficies con encinas son 100 por 100 aprovechables con el ganado, sino que, además, desde 2009 a 2013 no hicieron nada en este sentido y, claro está, “quien la hace…la paga”.
Por este “mal hacer” el día 17 de febrero, viernes, el Consejo de Ministros tuvo que efectuar la repartición de la sanción impuesta por la U.E. entre los ganaderos de las distintas Comunidades Autónomas.
A Extremadura, por ejemplo, que es la más perjudicada, le toca pagar nada menos que 79, 61 millones de euros. Esta cantidad la van a tener que sufragar los ganaderos extremeños a causa de la ineficiencia e ineficacia de los políticos que gobernaron esta CC.AA. entre los años 2009 y 2013.
Los ganaderos extremeños, cuando solicitaron las ayudas en el mencionado periodo, se acogieron lógicamente a lo estipulado tanto en el Real Decreto correspondiente como en las distintas órdenes publicadas por la Consejería de Agricultura de aquella CC.AA. Además, no hace falta indicarlo, era de obligado cumplimiento el ajustar las superficies de las parcelas a las que venían asignadas, en cada caso, por el SIGPAC.
Ante la situación creada, se esperan importantes movilizaciones y la impugnación, cuando se publique, de la resolución que va a obligar a los ganaderos extremeños a pagar una sanción de la que no se sienten, en absoluto, responsables.
Este puede ser un ejemplo más de que no aprendemos y de que, en no pocas ocasiones, nuestros personajes públicos, aquéllos que asumen voluntariamente responsabilidades políticas, no están, ni mucho menos, a la altura de las circunstancias ni de las necesidades de los ciudadanos.
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Hasta el año 2030, las especies marinas alimentadas serán las que tendrá un mayor crecimiento
De acuerdo con los datos publicados por el IMPACT, Modelo Internacional para el Análisis Político de Productos y Comercios Agrícolas, los peces marinos, entre los que no se incluyen los salmónidos, serán los que crezcan a un mayor ritmo hasta el mencionado año 2030.
De acuerdo con el mencionado estudio, se pasará de una producción de unos 126 millones de toneladas métricas a unos 172 millones de toneladas métricas en el año 2030; ello supone un incremento del 36 por ciento. Esta mayor producción debería dar lugar, a su vez, a un descenso en torno al 0,7 por ciento de los precios globales para estas especies.
La tilapia, uno de los protagonistas de este futuro, será de las especies que tendrá un mayor crecimiento, casi un 30 por 100, pasando de los 6,44 millones de toneladas actuales a los 8,34 millones de toneladas. Por su parte, el salmón producido en las granjas acuícolas alcanzará, en el año de referencia de 2030, una producción anual de unos 4 millones de toneladas.
Para que estas predicciones se puedan hacer realidad, será absolutamente imprescindible que se mejoren la tasa de conversión del alimento (FCR), la eficacia de los alimentos para los peces, los ingredientes sustitutos de la harina y del aceite de pescado y el manejo de la producción considerada en su sentido más amplio.
Globalmente, y este dato tiene una importancia capital, el crecimiento de la acuicultura mundial se estima cercano al 4 por 100 anual; el aceite y la harina lo harán al 1,7 por 100 anual y este incremento procederá básicamente de un mejor y mayor aprovechamiento de los subproductos originados por la industria transformadora del sector.
De lo que no cabe duda es que, con una visión a más largo plazo, año 2050, la acuicultura, tanto la marina como la continental, tendrán mucho mayor peso que en la actualidad en lo que se refiere a la alimentación de la humanidad (y mucho más si tenemos en cuenta los efectos que acarreará el cambio climático en la ganadería terrestre).
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El problema de la nueva norma de etiquetado de los quesos franceses para la leche de cabra procedente de España
En Francia, ha entrado en vigor sabido el pasado 1 de enero la nueva normativa referida al etiquetado de la leche y de los productos lácteos, en el caso que nos compete, de la cabra. Esta legislación obliga a identificar claramente el país de origen de la leche que entra en Francia. Se trata, obviamente, de un esfuerzo de la administración francesa por aumentar el nivel de la producción del sector caprino lechero en este Estado de la Unión.
La misma está influyendo negativamente en la exportación de leche de cabra española con destino al país vecino. Esta es la razón por la cual el significativo aumento en la exportación de la leche de cabra española, que se había iniciado en el último trimestre del pasado año y que llevaba una marcha claramente ascendente, se ha visto relativamente ralentizada en estas últimas semanas.
Esta situación puede influenciar negativamente a medio plazo en el precio de la leche y de los productos de la cabra en nuestro mercado interior si se llega a generar un exceso de oferta.
Cabría pensar que la disminución de las exportaciones a Francia se podría compensar aumentando las exportaciones a Italia. Italia es, cuantitativamente, nuestro segundo mayor comprador de leche de cabra. No obstante, la complejidad y las peculiaridades de las negociaciones con las industrias transalpinas provocan que los productores y cooperativas españolas no obtengan la misma rentabilidad en estas operaciones que en el caso de Francia.
Además, en el caso de Italia, la falta de garantías de pago que se origina en algunas ocasiones y la fuerte presión que se ejerce sobre la negociación de los precios son elementos que hacen que este Estado siga generando un mercado con unas características muy especiales, por lo que resulta sumamente complicado medrar en él.
De cara al futuro, que ya es presente, una buena oportunidad para nuestras exportaciones del “área caprina” parecen ofrecerla, también aquí, los mercados asiáticos, que no dejan de crecer (China utiliza mucho la leche de cabra como alimento gourmet para infantes). Obviamente, a estos mercados hay que acceder con la leche en forma de polvo, con unos productos totalmente identificados y con una trazabilidad garantizada, apoyándose en el prestigio que tiene la Unión Europea y España por su buen hacer pecuario.
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El MAPAMA y la sostenibilidad integral
Durante la Jornada sobre Sostenibilidad Integral de la Industria Alimentaria, organizada por el Ministerio el pasado 6 de febrero en colaboración con la Asociación Empresarial de Industrias Alimentarias de la Comunidad de Madrid (ASEACAM), el director general de Industria Alimentaria, don Fernando Burgaz, puso de manifiesto la importancia de las herramientas desarrolladas en el marco del Programa para la Sostenibilidad Integral de la Industria Agroalimentaria, que están orientadas a buscar mejorar la sostenibilidad de la industria alimentaria.
El Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (MAPAMA) ha puesto en especial evidencia la importancia y utilidad de la herramienta online eSIAB. A través de ella, las industrias y cooperativas, según palabras del director general, pueden realizar una autoevaluación de su nivel de sostenibilidad integral, obtener un informe con resultados y recomendaciones o puntos a mejorar y una comparativa para conocer la situación actual de la propia empresa en el sector.
En este marco, también fue valorada la importancia del Decálogo de la Sostenibilidad de la Industria Alimentaria, presentado en la Jornada, formulado en base a diez principios directamente relacionados con los indicadores de sostenibilidad contemplados en la herramienta de autoevaluación eSIAB.
Estos diez principios están relacionados con la cadena de suministro, la economía local, los trabajadores, las huellas ambientales y la energía, entre otros. Incluye la voluntad de ampliar los criterios de sostenibilidad propios a la cadena de suministro, teniendo en consideración principios tales como las buenas prácticas comerciales, los derechos laborales o la distribución eficiente.
Igualmente, el Decálogo contempla el compromiso de contribuir a la economía local, de comunicación proactiva con los agentes y consumidores y la mejora en la consideración de los trabajadores a través de acciones para la participación activa, la formación o las condiciones laborales.
En cuanto a las huellas ambientales, exige el conocimiento del impacto ambiental de las actividades y de los productos en términos de emisiones de gases de efecto invernadero, para conseguir su reducción. Es importante señalar, también, que plantea la necesidad de fomentar medidas de eficiencia energética en los procesos productivos, de incrementar la utilización de las energías renovables y de potenciar las prácticas que puedan desembocar en una mejor conducta ética empresarial.
A estos aspectos se une el ecodiseño, la reducción de residuos y, en el marco de la investigación e innovación, el fomento de las nuevas tecnologías y de productos innovadores de forma compatible con una economía más sostenible; también se vehicula el compromiso de mejorar el abastecimiento de materias primas alimentarias que favorezcan la conservación.
Finalmente, el Sr. Burgaz expuso que, a través de la adhesión al Decálogo explicitado, las industrias pondrán de manifiesto su compromiso por mejorar su sostenibilidad a partir del nivel inicial, identificado en el proceso de autoevaluación mediante la herramienta eSIAB; aquellas que lo cumplan aparecerán recogidas, si así lo desean, en un listado disponible en la página web del MAPAMA.