Tribuna informativa – Semana 46

1. Previsiones de cosechas

Las expectativas son técnicamente muy buenas. De acuerdo con las últimas previsiones publicadas por la FAO, la producción mundial de cereales se puede situar en la campaña 2016/2017 alrededor de los 2.080 millones de toneladas, lo que significa unos 70 millones de toneladas más de lo producido en la campaña 2015/2016 (2.003 millones de toneladas).

Para la mencionada campaña 2016/2017, se prevé un consumo de unos 2.055 millones de toneladas, lo que podría situar las existencias finales cerealistas alrededor de los 500 millones de toneladas, con un nivel de comercio de unos 340 millones.

La mejora de las predicciones se va a deber, básicamente, a los resultados de las cosechas de cebada y de trigo (en el caso del trigo unos 750 millones de toneladas, cosecha récord) que van a compensar sobradamente las previstas reducciones en la cosecha de maíz (unos 5 millones de toneladas), causadas por la reducción de los rendimientos finales en los Estados Unidos, Brasil, China y la propia Unión Europea. Ello viene a significar que la cosecha final de maíz puede estar finalmente alrededor de los 1.032 – 1.035 millones de toneladas y también supondría una cosecha récord (con un consumo final estimado de unos 1.025 millones de toneladas y unas existencias finales del orden de los 220 millones de toneladas).

Consecuentemente, las existencias finales de cereales en la presente campaña pueden aumentar alrededor de los 22 – 24 millones de toneladas, mientras que el comercio parece que va a descender ligeramente respeto al récord de la campaña pasada.

La cosecha final de soja se estima en unos 330 – 335 millones de toneladas (lo que supondrá una cosecha récord) mientras que el consumo apenas aumentará unos 5 millones de toneladas respecto de la campaña 2015/2016; ello significará que podrá haber unas existencias finales superiores a los 30 millones de toneladas

En cuanto al arroz, importante por sus implicaciones indirectas, las predicciones sitúan la producción en unos 485 millones de toneladas (cifra también récord) que es, aproximadamente, la de su consumo. Ello significa que las existencias finales se mantendrán alrededor de los 115 millones de toneladas.

2. Extensión de norma en el cerdo Ibérico

La reunión plenaria del Consejo de Organizaciones Interprofesionales Agroalimentarias, de acuerdo con el artículo 15 de la Ley 38/1994, de 30 de diciembre, informó favorablemente de la extensión de la Norma (que anteriormente había sido expuesta a la preceptiva información pública en base a la Resolución de la Dirección General de la Industria Alimentaria de 31 de marzo de 2016), por un periodo de cinco años, al conjunto del sector del cerdo Ibérico, conforme a lo propuesto por la Asociación Interprofesional del Cerdo Ibérico, ASICI (Orden AAA 1740/2016 de 26 de octubre).

La aportación económica será de 50 céntimos por animal sacrificado. Esta cantidad será aportada en un 50 por 100 por el sector productor y otro 50 por 100 por el sector industrial.

El dinero recaudado se destinará, básicamente, a la ejecución de actividades de promoción de los productos procedentes del cerdo Ibérico; al apoyo a la investigación, desarrollo e innovación tecnológica; a la obtención de datos del sector, así como al mantenimiento, desarrollo y mejora del sistema informático del sector, con el objetivo de mejorar la trazabilidad y la calidad de los productos ibéricos, amén de apoyar el cumplimiento de la norma de calidad para la carne, el jamón, la paleta y la caña de lomo Ibérico, aprobada por Real Decreto 4/2014, de 10 de enero (norma que refuerza, como es bien sabido, el papel de la Mesa de Coordinación de la Norma de Calidad del Ibérico.

3. Entra en vigor el Acuerdo de París

A principios de octubre, se logró alcanzar el número mínimo de ratificaciones que eran necesarias para que pudiera entrar en vigor el Acuerdo de París, que se había alcanzado en diciembre del año 2015, en París precisamente, y que se ha firmado en Nueva York en abril del presente año.

La ratificación fue efectuada por 74 países, que generan el 58,82 por 100 del total de las emisiones mundiales de los gases de efecto invernadero, superando los umbrales que fueron establecidos en el artículo 21 del mencionado acuerdo.

La Unión Europea (por acuerdo del Parlamento Europeo), China y Estados Unidos (estos dos países son los que mayor cantidad de gases de efecto invernadero emiten) han sido tres de los firmantes que han ratificado el mencionado acuerdo (habrá que ver ahora qué sucede con los Estados Unidos bajo la presidencia del señor Donald Trump, 45º Presidente Electo de los Estados Unidos de Norteamérica).

Países como, por ejemplo, Argentina se han comprometido a bajar, sin ayuda internacional, el 15 por 100 de sus emisiones para el año 2030 y otro 15 por 100 si hubiere ayuda internacional.

Lo que sí parece claro, a día de hoy, es que se están dando pasos muy importantes y muy positivos para reducir de forma altamente significativa la emisión de los mencionados gases de efecto invernadero.

4. Encalla ¿coyunturalmente? el TTP

Aunque los Estados Unidos se han cansado de repetir a lo largo de estos últimos cinco años que el TTP, el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, será el “mayor avance en política comercial de los últimos 20 años, porque establecerá las reglas del comercio para, aproximadamente, el 40 por 100 de la economía global” (aunque podría ser superado por el TTIP, si éste llegara a término), hay nubes de tormenta en su horizonte.

En efecto, últimamente han surgido dos graves contratiempos; uno de ellos enormemente importante: en campaña, el nuevo presidente electo de los EE.UU., el Sr, Donald Trump fue muy claro a la hora de criticar el mencionado acuerdo. Según el Sr. Trump el TTP supondría un golpe mortal para la industria manufacturera de los Estados Unidos.

Hay que señalar, en este contexto, que si EE.UU. no ratifica el TPP (que ya estaba tropezando con dificultades en su propio Congreso antes de la llegada el Sr. Trump a la Casa Blanca) no será posible que el tratado entre en vigor, dado que es necesario, para que pueda hacerlo, que lo ratifiquen, por lo menos, 6 países miembros que representen un mínimo del 85 por 100 del Producto Bruto Interno (PBI) del total de los 12 miembros del TPP (ello hace obligatorio que lo ratifiquen, sí o sí, EE.UU. y Japón).

Por otra parte, también en Japón (donde la ratificación debía haber tenido lugar en octubre), han surgido dificultades por las presiones en contra que está ejerciendo el sector agrario japonés; un sector muy sensible frente a las posibles consecuencias que para él, probablemente, surgirán con la firma del TTP (de ello podría tomar buena nota el sector agrario de la U.E. frente al TTIP, porque las situaciones de partida son, salvando las distancias, relativamente muy similares).

Habrá que ver qué ocurre en las próximas semanas y ver cómo repercute lo que acabe sucediendo con el TTP en el futuro TTIP (Acuerdo Trasatlántico entre la U.E. y los EE.UU.), que alcanzó la decimoquinta ronda de negociaciones el pasado mes de octubre.

5. La problemática de los subsidios chinos a su agricultura

EE.UU. ha solicitado oficialmente a China llevar a cabo consultas, en el marco del órgano de Solución de Conflictos de la Organización Mundial de Comercio (OMC), acerca del tema de los subsidios chinos (ayudas internas) otorgados a su agricultura.

A partir de esta solicitud, los dos países disponen de 60 días para intentar resolver sus diferencias; de no lograrse este acuerdo, EE.UU. (que ha sido quien “ha movido ficha”) podrá pedir el establecimiento de un grupo especial (un tribunal ad – hoc) para que proceda a resolver el contencioso que se ha planteado.

La cuestión, según EE.UU., radica en que las ayudas internas que da el Gobierno chino a ciertas producciones (maíz, trigo y ciertos tipos de arroces, por ejemplo) son significativamente superiores a los niveles a los que se había comprometido China (un 8,5 por 100) cuando negoció su entrada en la OMC. China notificó al Comité de Agricultura de la OMC que sus ayudas internas habían ascendido a unos 18.000 millones de dólares USA; no obstante, EE.UU. habla de más de 100.000 millones,

Como es conocido, cada país miembro de la OMC ha adquirido unos compromisos firmes en lo que atañe a los límites máximos (topes) de los subsidios a aquellas producciones que más pueden distorsionar los mercados (son los que están en la denominada “caja ámbar”). En este contexto, el Acuerdo sobre la Agricultura concede, excepcionalmente, a todo país perteneciente a la OMC la posibilidad de establecer ayudas internas, aun cuando ello origine distorsiones en el comercio. En el caso de países desarrollados, el tope es del 5 por 100 y, en los países en vía de desarrollo, es el 10 por 100; China tiene este tope, fijado en su compromiso de adhesión a la OMC, firmado en el año 2001, en el 8,5 por 100.

La resolución final de este conflicto tiene una enorme importancia para el comercio de cara al futuro, y no sólo para China; la tendrá para todas las regiones con importancia agrícola del mundo.