Tribuna informativa – Semana 2/2017
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México, gran productor avícola
De acuerdo con los datos facilitados por la Secretaria de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA) de México, este país habrá producido, a lo largo del año 2016, del orden de 3,1 millones de toneladas de carne de pollo y 2,75 millones de toneladas de huevo para consumo, lo que le sitúa en el 5º lugar mundial de productores avícolas (el consumo per cápita en México es de 28,5 Kg. de carne de pollo y 22,1 Kilogramos de huevos).
A nivel mundial, actualmente, la producción de carne de pollo supera los 100 millones de toneladas anuales. Las estimaciones son que América produce unos 44,2 millones de toneladas, Asia algo más de 33 millones, Europa 17 millones, África unos 5 millones y Oceanía unos 1,3 millones (Estados Unidos produce más de 17 millones de toneladas anuales y Brasil más de 13 millones de toneladas; la EUA produce unos 18,5 millones de toneladas).
Las previsiones son que, para el año 2025, se produzcan, a nivel mundial, del orden de los 135 millones de toneladas anuales de carne de pollo.
La producción mundial de huevos para consumo (referida a los huevos de gallina) puede estar alrededor de los 80 millones de toneladas anuales, de los cuales unos 48 millones se producen en Asia, siendo China el mayor productor mundial. Europa viene a producir el 16 por 100 del total mundial y América alrededor del 15,5 por 100 (América del Norte, con sus cénits y sus nadires por razones sanitarias, algo más del 8,5 por 100 y América del Sur un 6,5 por 100); África produce alrededor del 4,5 por 100.
Se prevé que para 2025 se hayan superado los 100 millones de toneladas de producción anual de huevos para consumo.
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La acuicultura no deja de crecer
Los animales acuáticos procedentes de la pesca y de la acuicultura son una de las principales fuentes de alimentos en el Mundo. El nivel global de producción se acerca a los 165 – 170 millones de toneladas, de las cuales unos 95 millones, aproximadamente, corresponden a capturas (cifras oficialmente controladas). Los países que mayores capturas proporcionan son China, Indonesia y Estados Unidos.
En este sector, globalmente considerado, trabajan cerca de 60 millones de personas.
La oferta mundial per cápita de pescado se acerca a los 22 Kg., si bien, a nivel proteico sólo aporta, de media, unas 37 calorías diarias per cápita; no obstante, según la FAO puede superar las 130 calorías diarias per cápita en aquellas zonas donde no hay alimentos alternativos o donde se da preferencia al pescado (caso, por ejemplo, de Japón o Islandia). Actualmente, la ingestión de pescado viene a suponer del orden del 18 por 100 de la ingesta media total de proteínas; esta cifra, poco a poco, va creciendo.
La mencionada oferta mundial ha crecido de forma muy importante en los últimos años, gracias a la acuicultura (si bien es cierto que está habiendo una muy ligera mejora en determinadas poblaciones de peces como resultado de una mejor ordenación de la propia pesca).
Según las actuales estimaciones (FAO, UDSDA, etc.), la producción de los denominados “animales acuáticos” por parte de la acuicultura ya se acerca al 50 por 100 de la producción total (incluidos en este porcentaje los usos no alimentarios). La producción de la acuicultura se sitúa alrededor de los 80 millones de toneladas anuales, de las cuales unos 53 millones son de peces con escama recolectados.
Además, la acuicultura produce anualmente unos 18 millones de toneladas de moluscos, unas 7,5 millones de toneladas de crustáceos y 8,5 millones de toneladas de otros animales como, por ejemplo, ranas.
Pero, paralelamente, la acuicultura también produce alrededor de 29 millones de toneladas de plantas acuáticas.
Por lo tanto, la producción acuícola mundial se acerca a las 110 millones de toneladas y todo apunta a que, en los próximos decenios crecerá de forma muy significativa.
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La carne Halal certificada
El termino Halal, en un concepto global, define el conjunto de bienes, servicios y prácticas que son aceptadas por las personas que profesan la religión musulmana.
En lo que atañe a la carne, el procedimiento religioso indica que el degüello de los animales debe hacerse con un corte limpio, con el fin de sajar los vasos sanguíneos. Hay que indicar que, en contra de lo que a veces se publica, en el rito Halal el aturdimiento previo del animal está permitido, aunque es cierto que, en algunos casos, no se efectúa.
En la práctica, el mencionado sacrificio tiene sus particularidades según la especie de que se trate, aunque a la hora de adaptarlas al sacrificio, el ritual Halal sigue un patrón común para todas. El denominado “dhabiha” (sacrificio ritual), bajo un procedimiento común, es muy similar para todas las especies a sacrificar y sólo difiere en los utensilios utilizados, el equipamiento, el personal y a estructura de la cadena.
Antes del degüello el animal, con independencia de la especie de que se trate; debe estar situado siempre en la posición correcta (lo lógico es que esté adecuadamente aturdido) y orientado había La Meca (orientado alquibla). Después de invocar el nombre de Dios, con un utensilio bien afilado, se debe realizar una única incisión precisa y rápida en el cuello del animal con el objetivo de provocar un corte de las principales vías respiratorias, el esófago, la yugular y la carótida, sin dañar la espina dorsal, generando un desangrado correcto. Finalmente, se procede al desollado, eviscerado y corte de la pieza sacrificada.
Todo ello desemboca en la “Marca de Garantía Halal de Junta Islámica”, que autentifica el sacrificio de animales para consumo de acuerdo con el ritual religioso expuesto, pudiéndose considerar como un sello de calidad (también aquí hay auditorías e inspecciones de control).
La carne con certificación Halal, que exige, como ya se ha indicado, la trazabilidad, afecta a varias etapas de su consecución, que deben responder a una serie de procedimientos y requisitos documentales, de índole técnica y religiosa (que afecta por ello también a la alimentación de los animales, que debe ser sin substancias HARAM). Es una carne destinada a un mercado claramente emergente (países y zonas con población musulmana), con un potencial de 1.700 millones de personas y que se estima que, en el año 2025, la compra de alimentos Halal superará los 1.000 millones de euros.
España ya está presente en este mercado que no deja de crecer y que es sumamente interesante para nuestro sector. Tenemos unas 100 empresas certificadas por el Instituto Halal y ya se “exporta” a otros Estados de la U.E. (básicamente Francia y Gran Bretaña, que suponen el 13 por 100 del total de estas ventas exteriores) y a unos 50 países extracomunitarios (aunque sólo Argelia asume cerca del 50 por 100 de estas exportaciones y Marruecos el 11 por 100).
No cabe duda de que la carne Halal certificada tiene un gran futuro (y no sólo en los consumidores musulmanes; empieza a haber un número significativo de consumidores no musulmanes que también optan, con mayor o menor asiduidad, por estos productos); consecuentemente, nuestro sector pecuario, en el sentido amplio del término, no puede ser ajeno a esta realidad.
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El consumo de alimentos ecológicos en España
Nuestro Ministerio ha publicado un muy interesante estudio, que vale la pena leer y estudiar, acerca de la “Caracterización del sector de la Producción Ecológica Española en términos de valor y mercado, referida al año 2015”.
En él se pone de manifiesto que el mercado de productos ecológicos en España, incluso durante esta época de crisis y poscrisis (o crisis menor, según se mire) crece (al contrario de lo que sucede con el de los alimentos tradicionales que se encuentra prácticamente en ligero descenso). El mencionado mercado supone actualmente del orden del 1,5 por 100 de nuestro consumo alimentario total, acercándose a los 1.500 millones de euros (casi un 25 por 100 más que en el año 2014, cuando esta cifra fue de unos 1.200 millones).
En España el gasto anual per cápita en productos ecológicos se sitúa en los 32,3 euros (un 24,7 más que en el año 2014) mientras que el gasto anual per cápita en alimentos convencionales está aproximadamente en los 2.140 euros y descendiendo (el problema en los alimentos convencionales es que se registra un descenso cuantitativo pero, sobre todo, cualitativo ante el cambio de hábitos propiciado por los efectos reales de la crisis en los bolsillos de la clase media y de la clase media-baja).
Pero, en este contexto, hay que significar que el consumidor de productos ecológicos sigue manteniendo, respecto a los consumidores convencionales, modelos y comportamientos de consumo diferentes; aunque, con el trascurso del tiempo, estas diferencias se van haciendo menores (lo cierto es que los mencionados cambios en los hábitos y en las actitudes de los consumidores, especialmente los de rentas medias-altas, respecto a los modelos de alimentación, favorecen la progresiva dilución de las diferencias entre los consumidores de productos convencionales y los consumidores habituales de productos ecológicos).
Las actuales previsiones apuntan a que en el año 2020 este mercado puede superar claramente los 2.000 millones de euros anuales.
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Otro despropósito económico: 40.000 empleados públicos más en las CC.AA. que antes de la crisis, en el marco de la malversación de los fondos públicos
Es obvio: en España no tenemos fácil solución. Nos guste o no, el modelo autonómico supone para España un lastre económico y ético difícilmente asumible; y este lastre, obviamente, afecta negativamente a los sectores productivos del país y, por supuesto, al sector agrario.
Datos oficiales referidos al ámbito público: en julio de 2016 había un total de 2.522.819 trabajadores frente a los 2.512.038 de enero de 2007 (faltaba aquí el personal de las universidades que se ha empezado a contabilizar a partir el año 2012); son los datos del último Boletín Estadístico del “Personal al Servicio de las Administraciones Públicas”, que está publicado por el Ministerio de Hacienda. En estos datos no se recogen los trabajadores de las empresas semipúblicas y/o asociadas, que pueden suponer perfectamente otro millón de puestos de trabajo.
Paralelamente (¡atención al dato!), en el periodo considerado, la población ocupada en España se ha reducido lamentable y drásticamente (en unos 2 millones de personas de acuerdo con la Encuesta de Población Activa [EPA]). La población activa actual ronda los 18 millones de personas, frente a los 20 millones del año 2007.
Luego ello significa que, en el año 2016, aproximadamente un 14 por 100 de las personas laboralmente activas son funcionarios en el sentido estricto.
Como no es de extrañar, es en el ámbito de las CC.AA. (más de la mitad de los trabajadores públicos están en ellas: 1.298.132) dónde más ha aumentado el capital humano (en casi 40.000 personas lo que significa un incremento del 2 por 100); además, hay un problema añadido: en general ha aumentado con salarios claramente superiores a la media.
Como pequeñas muestras, dos botones del despilfarro con dinero público en este marco autonómico: la Sra. Ada Colau acaba de fichar a varios exconsejeros de los señores Pujol y Mas con salarios “cienmileuristas” (después de haber colocado en el Ayuntamiento a familiares del equipo de Gobierno) y, paralelamente (por si éramos pocos), los soberanistas, la Asamblea Nacional Catalana, lanzan a 5.000 “voluntarios” a conquistar la voluntad de los barceloneses (Barcelona y área Metropolitana) con vistas al “referéndum”.
Por contra, el Estado, en el mismo periodo 2007-2016, ha reducido su personal casi un 6 por 100, lo que supone una disminución de 25.000 empleos, pasando de 553.206 funcionarios en el año 2007 a 524.314 en el año 2016.
No obstante, como se puede comprobar, globalmente se sigue malgastando dinero público y se sigue “hinchando el globo”; la consecuencia es clara: continúa aumentando la deuda pública (¡con sus millonarios intereses y quedándose el país sin reservas para atender, sin necesidad de acudir a más endeudamiento público, a las pensiones…pura y sencillamente demencial!).