La compleja “estabilidad inestable” del sector vacuno de carne español

De acuerdo con los datos oficiales actualmente disponibles, la producción de carne de vacuno en España, en el año 2015, fue de unas 634.000 toneladas. Ello supuso, aproximadamente, un incremento, respecto del año 2014, del 9,5 por 100 (la producción en este año 2014 fue de unas 577.000 t). Con ello se rompía la tendencia a la baja en las producciones que abarcó los años 2012 (597.000 t), 2013 (582.000 t) y el ya mencionado año 2014.

Las estimaciones existentes actualmente en lo que atañen la producción, para este año 2016, avanzan un nuevo incremento y es posible que se alcancen las 660.000 t – 670.000 t.

Hay dos razones en las que se sustenta la realidad de esta evolución, basada fundamentalmente, en mi opinión, en la “tranquilidad empresarial global” del sector.

Una primera razón ha sido la estabilidad en el coste de las materias primas utilizadas para la alimentación de este ganado (hay que tener en cuenta que la alimentación viene a suponer, aproximadamente, en el caso que aquí nos ocupa y según el tipo de animal producido, entre el 40 y el 60 por 100 del coste total).

La otra razón, probablemente la más importante, como tantas veces lo he comentado con el Dr. Javier López López, Gerente Nacional de ASOPROVAC y responsable de la gestión de PROVACUNO, es la de la exportación.

En el año 2015, en España la exportación global neta de carne de vacuno (UE + Países Terceros) fue de unas 163.032 t (si bien es cierto que ello determinó un saldo negativo de unos 14 millones de euros); en cuanto a animales vivos, en este año de referencia de 2015, España exportó un total de unos 174.500 animales cebados, de ellos, alrededor de 115.000 a Terceros Países y el resto, unos 59.000, a la Unión Europea (por su parte la importación de animales de distintas categorías, destinados a ser cebados en España, alcanzó la cifra de unas 557.000 unidades, todas ellas procedentes de la Unión Europea). Todas estas cifras seguro que se superarán en el 2016.

Pero este sector tiene un gran “Talón de Aquiles” que es el que, en mi opinión, determina la inestabilidad real de esta estabilidad coyuntural: la evolución de la Utilización Interior Total (U.I.T.).

Así, por ejemplo, el consumo de carne fresca de vacuno en los hogares españoles ha pasado de 346.000 t en el año 2008 a 260.000 t en el año 2015 y es probable que este año 2016 lo cerremos alrededor de las 250.000 t. Por su parte, la U.I.T. en el año 2008 fue de 643.000 t (en el año 2005 fue de 700.000 t) y el año pasado, 2015, sólo fue de 572.000 t lo que determinó un grado de autoabastecimiento de casi el 111 por 100.

Quiere ello decir que tenemos actualmente a un sector en expansión, evidentemente, pero con pies de barro.

Y en este marco no se olvide que, a medio plazo, aparece en el horizonte la amenaza de nuevos posibles acuerdos de la U.E. con Terceros Países (léase, por ejemplo, Mercosur). Afortunadamente, no creo que se vaya a firmar, a corto – medio plazo, el TTIP (ni tampoco el TTP); esto ya es algo muy positivo. Por otra parte, el sector está trabajando duro buscando nuevos mercados para sus exportaciones.

Pero el verdadero reto, insisto, está muy claro: primero hay que consolidar (cuantitativa y cualitativamente) la demanda interna y, después, necesariamente, mejorar esta demanda interna (el consumo anual per cápita aparente ha pasado de los 16 Kg. del año 1998 a los 14 Kg. del año 2008 y a los 12 Kg. actuales).

La situación actual, nos guste o no, es de una “estabilidad – inestable” que, con visión a medio plazo, no es especialmente tranquilizadora.

 

Carlos Buxadé Carbó.

Catedrático de Producción Animal.

Profesor Emérito.

Universidad Politécnica de Madrid.