Trastornos reproductivos no infecciosos en cerdas hiperprolíficas

En general, el 70 % de los problemas reproductivos de nuestras cerdas no tienen un origen infeccioso como bien apuntan especialistas en reproducción porcina de todos los tiempos (Wrathall, Hughes, Flowers, Love, Vallet, Foxcroft, etc.).
Las pautas de recría de la futura reproductora, la detección de los celos, el momento de la inseminación, la condición corporal de la cerda en cada fase productiva y el manejo general, tienen una importancia crucial a la hora de obtener unos resultados reproductivos óptimos en nuestras granjas.

Los principales problemas reproductivos no infecciosos que podemos encontrarnos agrupados según los parámetros reproductivos afectados, son los expuestos en el Cuadro I. A continuación se hará referencia pormenorizada a los tres pilares de la reproducción: prolificidad, fertilidad y abortos.

 

Cuadro I. Clasificación etiológica de los principales problemas reproductivos no infecciosos.

Fuente: adaptación de Alejandro Ramírez de Diseases of Swine, 2012.

 

Prolificidad

A efectos de tener un buen tamaño de camada, debemos centrarnos en un conjunto de medidas, como son:

  1. Adecuado ambiente.
  2. Sanidad general y particular.
  3. Manejo preciso y sistema de adopciones-cesiones.
  4. Correcto programa de alimentación en cerdas y lechones.
  5. Preparación del equipo humano necesario.

 

Fertilidad

Este apartado es uno de los más estudiados en el área reproductiva, y los principales problemas que podemos encontrarnos centrados exclusivamente en los problemas de infertilidad no infecciosa los resumimos en el Cuadro II.

 

Cuadro II. Infertilidad-Fallos reproductivos de origen no infeccioso.

Fuente: adaptado de K.J. Schwartz – Swine Disease Manual. Third Edition.

 

Abortos

Las principales causas de etiología no infecciosa de abortos tanto tempranos como tardíos están asociados fundamentalmente a:

  • Ambiente en las áreas de alojamiento:
    • Temperaturas altas.
    • Temperaturas muy bajas.
    • Luminosidad.
    • Luz ultravioleta.
    • Escasa luz.
  • Nutrición inadecuada tanto en niveles nutricionales como en cuantía de alimento según fase gestación.
  • Estacionalidad (“aborto otoñal“).
  • Tóxicos (Micotoxinas-Zearalenona).
  • Tratamientos en momentos inadecuados con ciertos fármacos.
  • Procesos de estrés crónico asociados a jerarquías en puntos de alimentación.

Antonio Palomo Yagüe.
UCM – Profesor Asociado