Salud hepática: Clave para alcanzar rendimientos óptimos

En las últimas décadas, el aumento de la capacidad productiva de los animales de granja, propiciado por el desarrollo de biotecnologías y el mejoramiento genético, ha conllevado nuevos retos a la nutrición animal. Para sostener los altos parámetros de producción de carne, leche y huevos, las exigencias nutricionales son cada vez mayores y más específicas. Sin embargo, mantener los índices zootécnicos dentro de las metas, compatibles con los parámetros óptimos de cada especie, solo es posible a través de una perfecta absorción de los nutrientes de la dieta y del equilibrio entre la función hepática y el metabolismo energético del animal.

El tejido hepático desempeña diversas funciones vitales e indispensables al organismo, siendo imprescindible para la producción animal. El hígado actúa en la regulación de importantes procesos digestivos, a través de la síntesis y liberación de los ácidos biliares y de la estimulación de la actividad de enzimas digestivas. Además, ejerce una participación directa en las rutas de transformación y almacenamiento de los nutrientes que van a favorecer el mantenimiento, el crecimiento, la producción y la reproducción del animal.

También hay que destacar sus funciones antioxidantes y desintoxicante, a través de las cuales el hígado elimina toxinas procedentes de los desechos producidos por el propio metabolismo y sustancias nocivas provenientes del ambiente, como, por ejemplo, micotoxinas, metales pesados, pesticidas, etc. Tales sustancias pueden destruir las células hepáticas y causar un desequilibrio metabólico y productivo. Así, como consecuencia de los daños provocados en el hígado, por diversas causas, la actividad hepática puede ser un factor limitante de la productividad.

El hígado ejerce un papel central en una serie de actividades metabólicas y productivas, y su nivel de actividad será directamente proporcional a la condición al que trabaje el metabolismo animal

Las dietas intensivas, ricas en lípidos, destinadas a los animales de producción, con frecuencia acarrean trastornos hepáticos y biliares y reducción del rendimiento. Estos procesos pueden causar enfermedades metabólicas como el síndrome del hígado graso. Teniendo en cuenta el riesgo de sobrecarga hepática, es interesante actuar en conjunto con alternativas que contribuyan a la optimización nutricional de las grasas y aceites de la dieta, evitando la presencia de tales problemas y mejorando la calidad de los productos de origen animal.

El estrés y las enfermedades modifican el metabolismo hepático por la liberación de hormonas y citoquinas que interfieren con el equilibrio del organismo. Los animales que sufren cualquier tipo de desafío no podrán expresar su verdadero potencial de producción.

Las micotoxinas son un problema mundial. La Organización Mundial de la Salud considera que el 30% del grano en el mundo está contaminado por micotoxinas. Los animales son sensibles a estas sustancias y algunas de ellas podrían pasar al consumo humano a través de los productos de origen animal. Además de las micotoxinas, otras sustancias nocivas como metabolitos de medicamentos, herbicidas, metales pesados, nitritos y nitratos pueden causar problemas de intoxicación en los animales.

Sin embargo, en todas las situaciones descritas, el desequilibrio metabólico causado por diversos factores de riesgo recurrentes en las explotaciones, puede ser evitado a través de herramientas que propicien un soporte al animal, como el uso de detoxificantes y potenciadores de la actividad hepática, que favorezcan el funcionamiento del organismo y los rendimientos.

Rafael Pedroso Betarelli

Rafael Pedroso Betarelli

Veterinario – Director de Salud y Nutrición Animal

Infavet S.L.