¿Qué es la selección genómica? Su utilidad

La selección genómica consiste en estimar la relación que existe entre un determinado carácter de interés, por ejemplo la producción de leche y las distintas regiones del genoma. Para poder encontrar esta relación entre ambos es necesario usar la información de un conjunto de animales genotipados y con información recogida para dicho carácter. A este conjunto de animales se le llama Población de Referencia.

Una vez determinadas las regiones del genoma que tienen influencia sobre el carácter y cuál es el efecto (positivo o negativo) de las distintas combinaciones que se encuentran, se puede predecir el valor genómico y por tanto la producción de cualquier animal genotipado tenga o no datos. Esto, siempre que el animal tenga un alto grado de semejanza genética con los animales de la población de referencia, en la Figura 1 se muestra un ejemplo esquemático de este proceso.

Figura 1. Esquema de la organización de un programa de selección genómica donde a partir del control de rendimientos y las evaluaciones tradicionales, se conforma una población de referencia formada por animales genotipados y datos fenotípicos.

 

Con esta población se puede estimar el efecto de las distintas regiones del genoma en los caracteres evaluados y a partir de dichas estimaciones es posible evaluar el potencial genético de un animal genotipado desde el momento en que se pueda disponer una muestra biológica del mismo.

En el año 2012, Conafe publica sus primeras evaluaciones genómicas oficiales ya como país integrante del consorcio Eurogenomics, la gran ventaja de pertenecer a este consorcio es la unificación de la población de referencia de toros, es decir aquellos animales genotipados y con datos fenotípicos en este caso de sus hijas, por tanto toros con evaluaciones genéticas tradicionales de alta fiabilidad. El tamaño de la población de referencia del consorcio supera en la actualidad los 34.000 toros y es la mayor del mundo con este tipo de animales.

Relacionando las evaluaciones tradicionales de estos toros de la población de referencia, con la información sobre su genotipo, es posible estimar la influencia que tiene cada región del genoma en cada uno de los caracteres valorados. Una vez que conocemos el genotipo de un nuevo animal, por ejemplo un ternero recién nacido, podemos realizar una predicción sobre su potencial genético o la producción de su descendencia. Esta predicción tiene una fiabilidad equivalente a la prueba tradicional de un toro con entre 10 y 30 hijas con datos, dependiendo del carácter. La primera gran ventaja para los machos es por tanto, tener esta información al menos cuatro años antes, siendo posible realizar una selección más eficiente de los terneros que entran en los centros de inseminación. Sin duda, el progreso obtenido en esta raza no se habría logrado sin el uso masivo de la inseminación artificial que maximiza uno de los factores que intervienen en el progreso como es la intensidad de selección por la vía macho.

Los centros de inseminación españoles integrantes del consorcio junto a Conafe (Aberekin, Ascol, Genétical y Xenetica Fontao) han podido seleccionar sus machos usando esta tecnología gracias a lo cual la diferencia en nivel genético entre los terneros seleccionados un año y los que se seleccionaron el anterior se ha incrementado notablemente (Figura 2). Si entre el año 2000 y el 2010 el progreso anual medio fue de 118 puntos desde entonces ha subido hasta los 308 puntos del índice ICO anuales.

 

Figura 2. Tendencia genética en ICO de los machos frisones españoles propiedad de los centros de inseminación.

 

Pero la selección genómica también es una herramienta de gran utilidad en las granjas comerciales. Es cierto que antes la responsabilidad del progreso genético se dejaba principalmente en manos de los machos, entre otras razones porque no era posible identificar claramente las hembras de mayor potencial genético hasta que no tenían información muy contrastada, por tanto, cuando su capacidad reproductiva estaba limitada por su edad. Sin embargo, ahora podemos evaluar a las hembras al nacimiento con la misma fiabilidad que hemos comentado antes para los machos, es decir con una fiabilidad que difícilmente se consigue en una vaca a partir de sus datos.

Con esta información es posible tomar decisiones de selección, como recriar o vender el animal en función de su potencial, y posteriormente utilizar esta información para diseñar acoplamientos, incrementando la fiabilidad de los mismo, es decir las posibilidades de que la descendencia tenga las características que buscamos. También nos permite acelerar el progreso genético, favoreciendo que nuestras mejores hembras sean las madres de la siguiente generación, mediante la transferencia de embriones, el uso de semen sexado y destinando otras de menor potencial al cruce con toros de carne o a ser receptoras de embriones en el caso del vacuno lechero.

José Antonio Jiménez
Departamento Técnico– Conafe