La morfometría del espermatozoide perfecto de verraco

Uno de los principales retos de la industria porcina a lo largo de su historia ha sido intentar predecir la fertilidad de un eyaculado mediante la evaluación de diferentes parámetros de calidad seminal como son por ejemplo, la motilidad, viabilidad o morfoanomalías. Desafortunadamente, el que un eyaculado tenga estos parámetros en niveles óptimos, no siempre está relacionado con una elevada fertilidad. Por ello, se sigue investigando y buscando un método eficaz o los parámetros adecuados, que nos permitan discernir entre un eyaculado fértil y no fértil, en lugar de un eyaculado de buena o mala calidad.

Figura 1El análisis de la morfometría del espermatozoide se puede llevar a cabo mediante sistemas computarizados que delimitan diferentes partes del espermatozoide calculando sus dimensiones (a) y/o mediante programas de procesamiento de imágenes digitales (b).

Desde hace unos años se están llevando a cabo diversos estudios sobre el análisis de la morfometría espermática mediante sistemas computarizados y programas informáticos (Figura 1). La morfometría mide las dimensiones del espermatozoide como son la longitud, anchura, perímetro y área de la cabeza, así como la longitud del flagelo entre otras (Figura 2). Cuando millones de espermatozoides son depositados en el tracto genital de la hembra comienza un proceso selectivo, ya que únicamente unos cientos/miles llegan al lugar próximo a la fecundación, presentando unas características determinadas como son una morfología y estado del ADN normales.

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Figura 2. Esquema ilustrativo de las dimensiones del espermatozoide de cerdo (García-Vázquez et al., 2015). 

Sin embargo, se desconocen muchos de los factores que intervienen en este proceso selectivo. Se está tratando de relacionar si las dimensiones y forma del espermatozoide influyen sobre la calidad seminal, la capacidad que tienen los espermatozoides de avanzar en el tracto genital de la hembra y su relación con la capacidad fecundante.

En relación a la calidad espermática, y más concretamente a la motilidad, se ha visto que tanto la morfometría de la cabeza como de la pieza intermedia influyen en las características de movilidad del espermatozoide (Gil et al., 2009). Por otro lado, se ha comprobado que aquellos espermatozoides que eran expulsados al exterior a través de la vulva (reflujo) tras una inseminación artificial, tenían unas dimensiones menores (tanto de la cabeza como del flagelo) comparados con los datos de morfometría de la dosis espermática antes de la inseminación (García-Vázquez et al., 2015), sugiriendo un proceso selectivo en el interior del tracto genital de la cerda basado en las dimensiones del espermatozoide.

También se ha relacionando la fertilidad de los verracos con la morfometría de los espermatozoides en las dosis de inseminación (Hirai et al., 2001). Los resultados mostraron que la cabeza de los espermatozoides procedentes de machos de alta fertilidad tenían unos valores de anchura y ratio anchura/longitud de la cabeza elevados. Además, encontraron que cuando la camada superaba los 10 lechones, los espermatozoides presentaban una longitud y área de la cabeza mayor que en aquellos machos que daban lugar a camadas de menor tamaño.

En cualquier caso parece que la morfometría es importante tanto en la selección que sufren los espermatozoides en su viaje a través del tracto genital de la hembra como en su relación con la fertilidad, aunque hasta el momento se desconoce cuál es la morfometría ideal que debería tener el espermatozoide porcino que le hace llegar al lugar cercano a la fecundación y atravesar el ovocito frente a los que no lo hacen. Sin duda alguna, conocer la influencia de las dimensiones espermáticas sobre la fertilidad supondría una herramienta muy útil a la hora de seleccionar verracos para su uso en inseminación artificial.

 


Francisco A. García Vázquez.

Departamento de Fisiología. Facultad de Veterinaria.
Universidad de Murcia.