Cuando la ignorancia toma decisiones en el ámbito técnico
Hace casi medio siglo, ¡Dios mío, como pasa el tiempo!, trabajé tres años, siempre durante los meses de verano, en las labores agrícolas. Trabajaba con una cosechadora Santana Armada con anchura de corte 4,20 m (de las más modernas por aquel entonces). Recuerdo muy bien la campaña del cereal primero y la del arroz después.
Ya por aquel entonces daba realmente “mucha guerra” el “Cangrejo Rojo” en los arrozales andaluces (en las Marismas del Guadalquivir) a causa de las galerías que hacía (que nos llevaban locos a los conductores de las cosechadoras). Se trata de un cangrejo de río nativo del sureste de Estados Unidos (el Procambarus clarkii), un crustáceo decápodo de la familia Cambaridae, resistente y portador de la afanomicosis (Peste del cangrejo). Estos cangrejos (y hoy, hay millones), una vez pasado su periodo anual de hibernación, horadan todo lo que les sale al paso: viales, canales de riego, zonas de cultivo, infraestructuras, etc.
A un viejo y querido amigo y profesor (hoy, por desgracia, ya fallecido) se le ocurrió la “brillante idea” (totalmente en contra de mi opinión) de llevar a este terrible invasor al Parque de Doñana a título exclusivamente experimental, para ser comida para la avifauna del entorno. Incluido por ello en el Catálogo de Especies Exóticas Invasoras, superado su nicho geográfico inicial, además de colonizar vastas extensiones, diezmó primero a nuestra población autóctona de cangrejos de río (el cangrejo de patas blancas, Austrapotamobius pallipes) y casi acabó con ella con el paso del tiempo.
El problema ha alcanzado la dimensión que hoy tiene porque al poco tiempo (creo recordar que fue allá por los años 60/70) la Administración apoyó su introducción productiva con el argumento (teóricamente, solo teóricamente, correcto) de favorecer «el desarrollo de zonas rurales deprimidas económicamente», siempre que la especie encontrase «vacío el nicho ecológico», es decir «siempre que no interfiriese en las especies autóctonas». Pero fue un craso error de aplicación (como habíamos oportunamente avisado) por tratarse de una especie con una enorme potencia invasora, que no respeta ningún nicho. Esto es lo que suele ocurrir (y tenemos ejemplos en todo el Mundo) cuando personas, con la mejor intención, pero que realmente no saben lo que hay que saber, toman decisiones estratégicas de calado.
Durante muchos años se ha intentado minimizar los efectos negativos del Cangrejo Rojo (dueño absoluto de las Marismas) a través de su pesca y de su comercialización «como recurso zoogenético para la alimentación”.
Pero, hace un par de semanas, para mí incomprensiblemente, una sentencia del Tribunal Supremo ha prohibido su pesca, dando la razón a las organizaciones ecologistas que recurrieron varias disposiciones del Real Decreto 630/2013, que regula el catálogo español de especies exóticas invasoras, que permitían a la industria agroalimentaria comercializarlo.
Esta sentencia, no sólo afecta muy negativa y muy directamente a los más de dos mil pescadores del mismo y, por supuesto, también a las casi 2.000 familias que se dedican a la agricultura en la zona (véanse, por ejemplo, las argumentaciones de la Asociación de Comunidades de Regantes de Andalucía), sino lo que es mucho más grave, va a originar, si no se corrige rápidamente este gravísimo error técnico, una invasión en toda regla de la zona, una verdadera plaga, por parte del Procambarus clarkii (y ya veremos cuál será la dimensión final de la zona afectada).
Estas incongruencias suceden cuando nos olvidamos de aquel viejo adagio que dice “zapatero a tus zapatos”. En este sentido pienso que sería muy de desear que los señores letrados del Gabinete Técnico del Tribunal Supremo tuvieran a bien documentarse previa y adecuadamente, en casos como el que aquí nos ocupa, con el fin de intentar evitar la comisión de semejantes desaguisados.
Ello nos es óbice para que esté totalmente de acuerdo ¡faltaría más! con el hecho de que debe regularse rápida, adecuada y definitivamente, el desarrollo de toda actividad en la que esté implicada el Cangrejo Rojo (lo cortés, no quita lo valiente).
Carlos Buxadé Carbó.
Catedrático de Producción Animal.
ETSI Agronómica, Alimentaria y de Biosistemas.
Universidad Politécnica de Madrid.