PRAGMATISMO

En nuestro trabajo diario dentro o fuera de las granjas de porcino, desde mi punto de vista, el pragmatismo juega un papel esencial, basado en que la forma más realista de juzgar los resultados es analizar sus resultados prácticos. Incluso algunas personas se refieren a este término como practicalismo. Todos hemos hecho el teórico y el práctico del carné de conducir, además de haber asistido a las clases teóricas y a las prácticas en nuestros estudios. Sería lo que conocemos como llevar la teoría a la práctica, la práctica inteligente o el concepto de acción práctica sabia de Aristóteles. Dudo mucho que solo con práctica sin una buena base de conocimiento podamos aportar soluciones prácticas realmente satisfactorias. Conozco algunas universidades cuyo lema es Science and Practice, que no Practice and Science. El pragmatismo relaciona el significado de las cosas con la evidencia y por lo tanto es compatible con el conocimiento y con el método científico. De esta manera enfoco mi praxis diaria a la hora de resolver problemas, partiendo de las bases científicas más amplias posibles y aportando soluciones lo más prácticas, sencillas y rentables. En síntesis, me gusta tomar decisiones y resolver problemas utilizando lo que los antiguos llamaban el ingenium o habilidad para establecer vínculos entre elementos dispares y diversos, base de la propedéutica que estudiamos en medicina tanto animal como humana, para en base a la anamnesis de un problema, que en muchos casos tienen múltiples orígenes, podamos aportar soluciones verdaderas. Como bien mencionaba mi Abuela Margarita: “Obras son amores y no buenas razones”

Fueron algunos intelectuales americanos hace siglo y medio los que iniciaron esta corriente de conocimiento, destacando Charles Sanders y William James (Club metafísico de Cambridge), siendo además un término que compete a ambos géneros si nos fijamos en como se escribe en euskera, pragmatismoa. El pragmatismo sitúa al pensamiento humano en el orden natural de las cosas proporcionando una trayectoria hacia adelante, que nos permite avanzar, y no retroceder como en el orden artificial en el que se mueve gran parte de nuestra sociedad actual. Alguien dijo que la belleza, la verdad y la virtud son las únicas cosas que elevan la humanidad por encima de la animalidad, lo que me hace pensar en que quizás tuviera razón. Vivimos en una sociedad donde el pragmatismo es aborrecido por muchos que prefieren los algoritmos, y en mi opinión, aborrecer algo en muchos casos, dentro de mi experiencia, significa reconocer su importancia. De aquí surge uno de los principales problemas del pragmatismo, que es la vinculación entre lo verdadero y lo útil o entre el bien y la utilidad, que en muchos ejemplos del día a día, escuchando las noticias, llevan al concepto del utilitarismo, nada más lejos de lo que nos compete, y que tiene una deriva hacia lo absurdo y al cinismo, tan en boga y tan dañino. No deberíamos olvidar que la historia de la humanidad contiene las simientes de nuestra propia involución hacia la barbarie. La distorsión de la forma en la que nos tratan de hacer percibir la existencia es lo que está detrás de la crisis cultural y espiritual actual, por lo que debe imperar nuestro juicio reflexivo a efectos de no caer en la vacuidad que nos rodea a los efectos de ser pragmáticos.

Ya decía Ceres, la diosa de la Agricultura, que la instrucción hace progresar (moniti meliora), a la que quiero añadir la cita de la Biblia de Daniel 12:4: “Muchos correrán de aquí para allá y el conocimiento aumentará”, que se traduce en esa frase más manida de que “el conocimiento es poder”. Pero esto último en boca de alguno de nuestros políticos puede ser peligroso, ya que cuando intentan suplantar a los científicos, solo consiguen dejar en evidencia su ignorancia y hacer el ridículo, aunque quizás no sea únicamente una propiedad privativa de algunos gobernantes. El sociólogo alemán Max Weber a principios del siglo XX anticipó de forma escalofriante que en un entorno en el que la ciencia tuviese poca autoridad y los políticos mucha acabaría por desembocar en una situación en la que la sociedad iría a la deriva. El gasto en investigación y desarrollo entre 2007-19 sobre el PIB va del 2,74% en USA, al 2,1% en China y 2,03% en Europa, siendo el de España del 1,24%, con Alemania-Dinamarca y Suecia por encima del 3%. Menos mal que Grecia, Turquía y Rusia están por debajo de nosotros con el 1% aproximadamente ¿Les dice esto algo? Ya desde Galileo, a estas personas se les conocía como Cremoninis al negarse a ver la evidencia técnica que contradice sus valores. Algo que me parece interesante discernir es que una de las fortalezas de la ciencia es que es permanentemente susceptible de ser revisada, algo a lo que los que se creen en posesión de la verdad absoluta no están dispuestos a que la misma se pueda, ni siquiera, poner en duda. Personalmente, me quedo con la ciencia y el sentido común que orienta casi todas las actividades de la vida cotidiana frente a los negacionistas. Quiero recordar que el sentido común, grosso modo, no es tanto una teoría del todo como un sentido del todo.

“Saber para prever, a fin de poder” – Auguste Comte (1798-1857) – Filósofo francés fundador del movimiento positivista.  

 

Por Antonio Palomo Yagüe – ADM SETNA