Plaguicidas, frutales y abejas

Una de las situaciones más conflictivas para la apicultura se da en la época de la floración de los frutales. Ha sido y es una práctica habitual el aplicar plaguicidas a los frutales en la época de su floración, tiempo en que las abejas también están ya a un alto nivel de actividad.

En este contexto, la Unió de Llauradors ha denunciado los primeros casos de envenenamiento de abejas en la zona de Levante durante este año, como consecuencia del uso por parte de los agricultores de plaguicidas en la mencionada época floración.

Según ha publicitado la mencionada organización, uno de estos incidentes ha tenido lugar en la localidad de Cheste (Hoya de Buñol).

En ella, un apicultor se ha encontrado con un verdadero desastre: la mayor parte de sus abejas muertas y, por tanto, con unas colmenas sin prácticamente actividad. Las mismas estaban instaladas muy cerca de una plantación de frutales. El apicultor afectado ha interpuesto una denuncia ante la Guardia Civil y actualmente el Seprona está investigando el caso.

La Unió ha señalado con buen criterio que es perfectamente posible compatibilizar la actividad agrícola y la apicultura, pero que hay que extremar las precauciones: “sobre todo a la hora de aplicar aquellos fitosanitarios y plaguicidas permitidos en época de floración”,

En este sentido, la organización ha recordado que la Conselleria de Agricultura de la Comunidad Valenciana emite continuos avisos a los agricultores para que no empleen productos fitosanitarios peligrosos durante la floración y ha apuntado que “sería deseable evitar su uso durante esas fechas tan sensibles para las abejas”.

Esta situación se produce de forma reiterada todos los años y en prácticamente en todas las zonas donde “coexisten” frutales y apicultura. Por una parte, las abejas son claves aquí por la función polinizadora que realizan y, por otra, los agricultores utilizan plaguicidas muchas veces “porque siempre se ha hecho así” y “porque es una forma de aumentar significativamente el éxito (la seguridad) del proceso de la floración y la consiguiente cosecha”.

Situaciones de esta naturaleza no son fáciles de solucionar en la práctica, porque no siempre es fácil de aplicar las “mejores técnicas disponibles” y, por otra, los apicultores cada vez se encuentran con más dificultades (empezando por las climáticas y siguiendo por algunas prácticas que siguen los agricultores de la mano de los productos fitosanitarios).

Como ha publicado el propio MAPAMA: “Los productos fitosanitarios son mezclas químicas que contienen una o varias sustancias activas y otros ingredientes, y cuyo objetivo es proteger los vegetales y sus productos de organismos nocivos. También se consideran productos fitosanitarios a las sustancias que destruyen las plantas, regulan o inhiben la germinación. Los productos fitosanitarios contribuyen a aumentar los rendimientos en la agricultura y ayudan a asegurar una buena calidad en los alimentos. Pero, al mismo tiempo, su utilización puede tener efectos desfavorables en la producción vegetal y también puede entrañar riesgos para los seres humanos, animales y el medio ambiente, lo que representa un coste demasiado alto para la sociedad”.