Opinión de Antonio Palomo: HORROR AUTOTÓXICO

Opinión de Antonio Palomo: HORROR AUTOTÓXICOOpinión de Antonio Palomo: HORROR AUTOTÓXICO

En mi opinión, que hago pública cada semana desde hace 200 semanas, entendida según la RAE como un juicio o valoración que se forma una persona respecto de algo o de alguien, que viene del griego doxa, estamos padeciendo un grave proceso de intoxicación en un sinfín de campos. Parto de la base que toda opinión es válida y debemos respetarla, venga de quien venga, aunque no la compartamos, eso sí, siempre y cuando respeten la nuestra. Opino que contraargumentar enriquece los fundamentos y basamentos sobre los que es preciso poner en común. Es más, el lema de la Royal Society es “Nullius in verba” que se traduce como no aceptar la palabra de nadie como prueba. Dentro de los diferentes tipos de opiniones, la científica es la que más me aporta y con la que tengo más criterio. No debemos confundir el consenso científico, que es la opinión predominante sobre un tema científico dentro de la propia comunidad, que la opinión científica que, entre otras cosas, muchas veces se expresa por personas que ni siquiera pertenecen a dicho área, con los patinazos y desvaríos que escuchamos con tanta frecuencia. Son muchas las variedades de las opiniones científicas, pudiendo ser parciales, conflictivas, inciertas o temporalmente contingentes. Platón dijo que la opinión engloba dos tipos de conocimientos: la creencia y la ilusión, por lo que puede oponerse a la ciencia, representada por el conocimiento hipotético o anhipotético.

 

Esto la exponía en su gran obra maestra, la alegoría de la caverna que a tantos nos guía, donde la opinión se representa por esas sombras que se proyectan al fondo de la caverna y mantienen a los esclavos en su prisión. A ver si todo este conjunto de opiniones – acciones políticas que estamos viviendo solo pretenden mantenernos en la prisión del desconocimiento y desconcierto. ¿Cómo puede ser que miembros/as de partidos en el gobierno denuncien a los jueces, que otros/as durante la pandemia boicotearan un hospital público con el nombre de una eminente enfermera y sean nombrada ministra de sanidad, o cómo podemos ir a Israel y Palestina a dar lecciones de cómo combatir el terrorismo y, al tiempo, negociar con partidos que apoyaron el terrorismo en nuestro país para, con unos escaños residuales pero suficientes, lograr la investidura? No confundir investidura con la investigación dura. Ya lo decía René Descartes que, para adquirir un conocimiento suficiente que pueda calificarse de conocimiento, la persona debe cuestionar lo que cree saber y, en cierto modo, reconstruir conscientemente su conocimiento examinando cada una de sus partes. Lo escribió en su Discurso del método, ni más ni menos. No será que, en la actual política, donde observo poco autocrítica y cuestionamiento sobre el propio conocimiento, el método es la intoxicación y a río revuelto ganancia de pescadores.

Llevamos unas diez semanas, a nivel profesional, dándole vueltas a un problema que nos preocupa sobremanera en numerosas granjas de cerdos en la fase tres, que a priori y, digo a priori, ya que nunca debemos descartar absolutamente nada mientras no sepamos la etiología precisa, apunta a un proceso por intoxicación. Y es que todo se pega, menos la hermosura que decían nuestras abuelas. Inicialmente nos enfrentamos a un proceso hepatotóxico cuyas causas son múltiples y que han sido descritas el pasado mes de junio 2023 en el Manual Merck por Jonathan H. Foreman de la Universidad de Illinois. La insuficiencia hepática provoca dilatación de los vasos sanguíneos del estómago, que se vuelven más frágiles y pueden romperse provocando graves hemorragias. No olvidemos que el hígado produce algunos de los factores de coagulación sanguínea. Bien conocemos otros problemas tóxicos en los cerdos, especialmente los enterotóxicos manifestados como trastornos digestivos y neurotóxicos con clínica nerviosa (enfermedad de los edemas). En estos procesos también están involucrados agentes infecciosos, y especialmente bacterias tan conocidas como el Escherichia coli. En porcino en contraposición con humana, los procesos nefrotóxicos son mucho menos frecuentes. El patólogo prusiano Rudolf Ludwig Karl Virchow ya nos decía en el siglo XIX que no basta con localizar la enfermedad en un órgano, sino que es necesario entender que son las células de ese órgano las responsables de las alteraciones que nos encontramos. En mi opinión, no solo debemos centrarnos epistemológicamente en lo que sabemos, sino también en lo que no sabemos, teniendo en cuenta los versos de la escritora norteamericana y profesora de la Universidad de Columbia durante cuarenta años, Kenneth Kock: “Un tren puede ocultar a otro”. Prefiero centrarme en el conocimiento tácito del erudito filosofo húngaro-británico Michael Polanyi como base de aproximación a la solución, enfrentado a la paradoja de Menón de Platón, donde la búsqueda del conocimiento es absurda, ya que o bien ya se sabe, en cuyo caso no es necesaria la búsqueda, que no es el caso que nos ocupa hasta hoy, o bien no se sabe lo que se busca, en cuyo caso no se puede esperar encontrarlo, lo que no comparto y soy partidario de seguir buscando. Reniego de la época de Stalin que se oponía a la investigación científica y me quedo con San Agustín: “Si no crees, no entenderás”. Cada día tomo una dosis de fe (Fe), esperanza (Es) y caridad (Ca), tres de los 118 elementos de la tabla periódica, dos de ellos precisos para la vida como el hierro y el calcio, añadido al einstenio (grupo atómico 99) llamado así en honor de Albert Einstein. Confío más en estas tres virtudes y sus análogos que en los miles de agentes y gentes tóxicos. Al menos estos elementos químicos, 90 de los cuales forman parte de todo lo que hay en el universo conocido, se perciben como los ladrillos para la construcción de todas las cosas. No es lo mismo construir que destruir. Ya apuntó el eminente físico británico Stephen Hawking que la humanidad nos enfrentamos a un paisaje sombrío, que bien podíamos encuadrarlo en su gran contribución sobre los agujeros negros. Me queda la tranquilidad de que no son del todo negros y que emiten radiación térmica. Recordarán algunas de sus aterradoras predicciones: el cambio climático, la amenaza de la inteligencia artificial, el desbocado incremento de la población mundial con su consiguiente escasez de alimentos, la creación de superhumanos y virus de gran virulencia genéticamente modificados, la existencia de múltiples universos (multiversos) y la desconfianza en la ciencia a la hora de tomar decisiones políticas y personales que nos llevan a este horror autotóxico en el que estamos inmersos. Unido al concepto de multiverso está el manido metaverso o universo de ficción o mundo virtual ficticio. No estoy seguro de que esto corresponda al concepto walking de Nelson Mandela o al método milenario chino de retrowalking o going backward que también está de moda y que, coloquialmente, conocemos como caminar hacia atrás. Si lo empleamos para gastar más calorías como ejercicio para fortalecer los cuádriceps y mejorar la estabilidad y el equilibrio, no solo me parece bien, sino deseable para muchos que dan muestras de desequilibrios, y que no estoy seguro se deba a neurotóxicos.

 

“El verdadero conocimiento es ser consciente de la propia ignorancia. Una vida llena de trabajo y esfuerzo no es una carga sino una bendición” – Rudolf Virchow – Médico polaco considerado el “Padre de la patología moderna- teoría celular” (1821-1902) Nominado en tres ocasiones al Premio Nobel de Medicina

 

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