Los lobos y otros grandes depredadores, a debate en el Parlamento Europeo

En realidad, el debate se fundamenta no sólo se fundamenta en el lobo; también incluye a los osos, a los linces y los glotones (entre los que se encuentran el jabalí y el buitre, por ejemplo). Parte de un estudio titulado “El resurgimiento de los lobos y otros grandes depredadores y su repercusión para los agricultores y sus medios de vida en las regiones rurales de Europa”.

En el mismo se recoge la situación actual de estas especie en el marco de la Unión Europea, se analiza el impacto que está teniendo el aumento del número de depredadores en algunos Estados miembros (por ejemplo, España) y se hace mención, por una parte, a algunas posibles actuaciones para hacer posible una coexistencia, más o menos llevaderas, entre los grandes carnívoros y la ganadería y, por otra, a algunas medidas de apoyo a los ganaderos afectados por la expansión de estos animales (aunque el propio estudio ya reconoce el elevado coste que algunas de ellas podrían tener).

Como suele ser frecuente en este tipo de estudios y de debates se habla de adoptar modelos de producción del ganado en modelos semiextensivos o extensivos, que incluyan algún tipo de protección frente al ataque de grandes carnívoros.

El mencionado estudio apunta que los recintos vallados, el uso de perros guardianes, la presencia de pastores o la utilización de vallas electrificadas reducen considerablemente los ataques a los rebaños, como demuestra el hecho de que esos ataques son mucho más frecuentes en países en los que el ganado pasta libremente en zonas de bosques o de montaña sin ningún tipo de protección, sin personas que los vigilen y sin la ayuda de perros. El informe subraya que la adopción de esas medidas puede ser sencilla en ciertos casos pero, como ya se ha mencionado, bastante costosa en otros.

Por otro lado, señala que, aunque siempre será necesario abatir de forma selectiva a algunos de esos grandes carnívoros mencionados, no es posible basar la estrategia en el control de las poblaciones mediante el sacrificio por varias razones, que van desde los motivos legales (normas medioambientales), hasta su elevado coste, pasando por la polémica social que genera esta opción y, en algunos casos, su baja efectividad.

En relación con las compensaciones económicas a los ganaderos que sufren los ataques, el informe reconoce que ayudan a proteger a los productores de las pérdidas, pero no se muestra a favor de que se generalicen, porque no mejoran la tolerancia del sector agrario hacia esos depredadores ni suponen un incentivo para introducir cambios en las prácticas ganaderas. En consecuencia, recomienda que se abonen solo en casos excepcionales (obviamente, habrá que ver qué son “casos excepcionales”).

Según este estudio, el control selectivo de las poblaciones de grandes carnívoros y las compensaciones deben integrarse en una estrategia coordinada que tenga en cuenta la presencia continuada de esos animales en el medio rural y ello exige que se consideren los intereses agrarios (especialmente los ganaderos, claro), los principios medioambientales y los intereses vinculados al desarrollo rural en su conjunto.

Vamos a ver qué medidas reales se adoptan a corto y medio plazo para reducir significativamente la problemática generada por este tema en nuestros ganaderos.