Los insectos ganan posiciones como materia prima para la alimentación

Como es sabido, ha entrado en vigor, el pasado 1 de enero, la nueva regulación en el seno de la Unión Europea (UE) relativa a la autorización de nuevos alimentos como insectos, hongos o productos elaborados con nuevas técnicas.

En base a esta nueva legislación, se puede leer que queda aproximadamente un mes para que salgan al mercado las primeras 10.000 barritas energéticas elaboradas en España con harina de grillo y con sabor a chocolate, chocolate con naranja y caramelo (es un primer paso, porque también se habla de galletas, de bizcochos, etc.).

Se trata de una apuesta de una empresa denominada “Insectfit”, que está ubicada en la incubadora valenciana “Lanzadera” y que va utilizar la experiencia que ya hay acerca de la utilización de este ortóptero como materia prima.

En España, todavía no hay granjas destinadas a la producción de grillos con destino a la alimentación humana, por lo que, de momento, se ha de importar la harina del sudeste asiático (el uso de insectos para alimentación animal sí está más avanzado en la Unión Europea, dado que Bruselas ya permitió, hace algunos años, el uso de la harina de insectos para piensos de mascotas y el 1 de junio pasado ya dio luz verde para su aplicación en acuicultura; por esta razón, sí hay ya explotaciones especializadas en la producción de la mosca soldado negra o de dípteros con destino a la alimentación animal).

Cómo ha manifestado don Jorge de Saja, director general de la Confederación de Fabricantes de Alimentos Compuestos Para Animales (CESFAC), los fabricantes de piensos compuestos son partidarios de usar los insectos como materia prima, “porque hay déficit de proteína destinada a alimentación animal, mientras que la fabricación de piensos sigue creciendo. No obstante, antes de incorporar esta materia prima como ingrediente en los piensos compuestos, es necesario un estudio nutricional para determinar qué especies lo toleran en su proceso digestivo. Algunas especies, como las avícolas, por ejemplo, no tendrán problema porque ya se alimentan por sí solas de insectos en el campo”.

Es evidente que la generalización de la utilización de insectos como fuente de alimentación abre nuevas posibilidades para responder a la demanda de una población mundial creciente y, paralelamente, para alimentar al ganado con un producto que es atemporal y que no está sujeto a las condiciones climáticas. Además, los insectos constituyen una línea de sostenibilidad y economía circular, dado que, en general, se alimentan de todo tipo de co-productos agrícolas, asimilando sus nutrientes.

Obviamente, habrá que esperar a ver cómo reaccionan los consumidores ante este nuevo tipo de alimentos, si bien, según indica la mencionada empresa, las primeras pruebas han tenido una respuesta inicial positiva.