Los efectos del escándalo del Fipronil aún colean

El verano del pasado año 2017 (concretamente a partir de los meses de junio y julio) la avicultura de puesta en varios Estados de la Unión Europea se vio afectada por la utilización de un insecticida, el Fipronil, que es un insecticida cuyo uso está prohibido en el seno de la cadena alimentaria.

Este insecticida, al parecer, fue comercializado indebidamente por una empresa holandesa en varios Estados de la Unión Europea (Alemania, Bélgica, Holanda, el Reino Unido y Suecia y también en Suiza, bajo el señuelo de que era capaz de combatir eficazmente el ácaro rojo.

El ácaro rojo de las aves (Dermanyssus gallinae) es actualmente, desde hace tiempo, la principal plaga en las explotaciones avícolas, sobre todo en lo que se refiere a las de avicultura de puesta, a pesar de todos los esfuerzos que se hacen para combatirlos. La realidad es que su prevalencia incluso ha aumentado en los últimos años, no solo en España sino a nivel de toda Europa. En el momento actual, se calcula que el 87 por 100 de las granjas avícolas de la Unión Europea están parasitadas, afectando el mencionado ácaro a todo tipo de explotación, no solo las de puesta, y se espera que siga aumentando en los próximos años.

Una de las causas que favorece su expansión es la limitación en el uso de substancias acaricidas, fundamentalmente en presencia de los animales. La legislación, sobre todo la de la Unión Europea, es muy restrictiva por razones de seguridad alimentaria en cuanto al uso de productos de actividad acaricida. La razón de ello es la facilidad con que estos productos pueden ser ingeridos por las aves y pasar a los huevos.

Otra razón, tal vez la más importante, se encuentra en la modernización de los sistemas de producción y de las instalaciones para desarrollar las nuevas normativas en cuanto al bienestar animal, especialmente en las granjas de producción de huevos. Los modelos fundamentados en las jaulas enriquecidas favorecen la existencia de muchas zonas de difícil acceso para el control directo de los ácaros parásitos. Ello da lugar a que proliferen los lugares donde pueden acumularse los ácaros lo que favorece su proliferación y aumenta su supervivencia de forma prolongada.

Ahora, el ministro de Agricultura belga, el señor Dennis Ducarme, ha manifestado que su gobierno destinará, finalmente, 15 millones de euros (inicialmente se había hablado de 20 ó 25 millones) para compensar a los productores afectados. El ministro no solo ha revelado esta cifra durante una entrevista recientemente, sino que además ha afirmado que la contaminación no provocó intoxicaciones, pero que Bélgica tuvo que destruir 77,3 millones de huevos y aplicar eutanasia a unos 2 millones de gallinas, debido a la utilización del mencionado insecticida.

Bélgica también va a poner a disposición de los afectados un número de teléfono para que puedan llamar y presentar hasta el mes abril sus casos. Una vez evaluados, recibirán las indemnizaciones pertinentes en el caso de tener derecho a ellas.