Letizia, Sofía y Cristina; el nuevo Trío Calaveras
Cogí los días rojos de la Semana Santa para recluirme en mi guarida costera de Armintza, correr a las mañanas por las endiabladas cuestas, vermuth mañanero, siesta y así, día va y día viene, en un malvivir que para qué les voy a contar.
La verdad sea dicha, me marché con cierto remordimiento al pensar que lo que es normal para una gran mayoría de ciudadanos que trabajamos en empresas, oficinas, …, o sea, tomarse unos días de vacaciones por aquello de hacer más liviano el duro ajetreo del día a día, es algo inusual o imposible para un montón de gente autónoma y entre ellos, por supuesto, quisiera destacar a los agricultores y ganaderos que toman sus vacaciones anuales, una semana como máximo, no en la época que ellos quisieran sino en la época de menor carga de trabajo. Avanzando en la reflexión, mientras iba con la lengua fuera por las empinadas cuestas, caí en la cuenta de lo poco atractivo que puede resultar ese modo de vida para muchos jóvenes que, incluso los descendientes de productores ven cómo su vida social se ve mermada por las obligaciones de la labor agropecuaria. Por cierto, una cuestión (vida social, ocio, conciliación familiar, …) nada baladí para las nuevas generaciones.
Será por el remordimiento o no, pero en alguna de las siestas llegué a despertarme al sufrir una terrible pesadilla donde se me aparecían cuatro ministros cantando, a grito pelado, la cantata de “El novio de la muerte” acompañando a un belicoso regimiento de la Legión que portaba un paso de la Semana Santa. Como se podrán imaginar, fue sólo una pesadilla fruto de mi imaginación, porque enseguida caí en la cuenta que esta visión viejuna y paramilitar resulta algo increíble e impensable en un país moderno y civilizado como la España actual.
Vuelvo de vacaciones y nuevamente me encuentro con que la sociedad actual, moderna y civilizada, se halla enfangada en un mar de problemas y así, mientras medio país estamos que ni comemos ni dormimos por la bronca real entre Letizia y Sofía, por un regio manotazo a la salida de misa para evitar un posado sin facturar y/o por un dedito descarminador de la frente virginal de la nietísima, en definitiva, un asunto capital para el futuro de nuestras vidas mientras asuntos nimios como las infames pensiones, los numerosos y graves casos de corrupción, la desigualdad social campante quedan, según la lógica actual, relegados a un segundo o tercer plano informativo, la otra mitad del país, lamentablemente yo me encuentro afectado por ambas mitades, estamos desquiciados por la injusticia cometida con Neo, el primer perregrino, sí, como lo leen, el primer perro peregrino que ha finalizado el Camino de Santiago acompañando a su propietaria, puesto que si bien ha obtenido el certificado de Apaca (la protectora de animales del camino) donde se acredita que ha completado la Ruta Jacobea, no ha podido obtener la bendición eclesial y por ello, los numerosos habitantes de esta segunda mitad del país, cómo no, moderno y civilizado, firmaremos en Change para que el Papa Francisco le conceda la bendición eclesial que le tiene al perrito en un sinvivir.
Igualmente, con motivo de las vacaciones masivas y de los millones de personas que viajan en avión a destinos lejanos, hemos podido saber que miles de personas han protestado, con razón, ante los abusivos precios del agua embotellada en los aeropuertos y que ha provocado que AENA, sociedad que gestiona los aeropuertos españoles en los que brillan por su ausencia las fuentes de libre disposición, se implique en la cuestión y obligue por decreto a que el 100% de los botellines ofertados en bares y el 50% de los ofertados en las maquinas de vending se vendan al precio de 1 euro por botellin de 50 centilitros. Y yo me pregunto, aún a sabiendas que los precios de los aeropuertos suelen estar inflados, si AENA se ve obligada a garantizar que el botellin de 50 cl se venda a 1 euro, ósea, que el litro de agua embotellada cueste 2 euros al consumidor, ¿no debiera alguna otra sociedad, pública, parapública, privada o el mismísimo Gobierno, inmiscuirse en asuntos al menos tan importantes como éste y garantizar que el litro de leche se venda, como mínimo, a 1 euro?.
Soy consciente que no ocurrirá y mientras tanto, la sociedad moderna y civilizada, ésa que tanto le gusta a Rivera, se encuentra inmersa en cuestiones tan trascendentales como las citadas anteriormente, la otra parte, la sociedad calmada y bruta se encuentra distraída con asuntos menores, que no preocupan a casi nadie como son la despoblación y la consiguiente concentración de la población en las urbes y en las zonas costeras, la falta de futuro de los pueblos, el escaso aprecio, cuando no desprecio, que los modernos y civilizados conceden a la noble actividad primaria de trabajar la tierra, cuidar del ganado y obtener los alimentos y además, se encuentran sin poder trabajar en sus fincas empantanadas y para más inri, agobiados, sin saber qué hacer ante los numerosos y crecientes ataques de la fauna salvaje, por no hablar, de la cantinela de la falta de rentabilidad que los productores obtienen, o dejan de obtener mejor dicho, con la venta de sus alimentos. ¡Serán quejicas, con lo sencillo que resulta convivir con jabalís, corzos y lobos!
En fin, les dejo, no quiero atosigarles con las cosas sin importancia de los de la txapela, Mientras tanto, no pierdan detalle de un asunto vital para el devenir de sus vidas, el irracional culebrón de Cristina Cifuentes.