La Comisión Europea y la comercialización de fertilizantes

Una de las cuestiones que lleva tiempo coleando en el marco de la Unión Europea es la referida a los fertilizantes y a su comercialización. Precisamente ahora se está debatiendo una Propuesta de Reglamento de la Comisión Europea que atañe a la comercialización de los productos fertilizantes con el marcado CE.

El problema puede radicar en el hecho de que la mencionada Propuesta puede dificultar la utilización en la práctica de una serie de subproductos industriales que han sido aplicados históricamente directamente como fertilizantes, y también como materia prima para la fabricación de otros fertilizantes.

En efecto, la Propuesta de la Comisión introduce la exigencia de un proceso de certificación, que naturalmente tiene un coste económico y una exigencia de tiempo. La mencionada certificación no existe en la actualidad debido a que se trata de un producto de probada eficacia e inocuidad; es el caso, por ejemplo, el sulfato amónico que se obtiene como coproducto en el proceso de fabricación de la caprolactama (que, a su vez, es un precursor del nylon). La caprolactama, que se ha venido usando en grandes volúmenes, de prosperar la Propuesta, va a requerir una certificación adicional para hacer posible su uso).

Consecuentemente, esta medida que está incluida en la Propuesta de la Comisión Europea, obstaculiza la valorización de los subproductos industriales, dificultando la economía circular, que es uno los principios prioritarios que la Unión Europea defiende.

Este es un ejemplo más de que, en ocasiones, la Unión Europea, en su afán de reglamentar, ordenar y controlar, dicta o pretende dictar una serie de normas que, en algunas oportunidades, van en contra de su propia filosofía de actuación.