Las claves del éxito del modelo cooperativo
El movimiento cooperativo, desde su nacimiento a finales del siglo XIX, no ha parado de crecer hasta convertirse en una de las fuerzas sociales y económicas mayores del mundo, superando sus miembros los 800 millones en todo el planeta y generando empleo para más de 100 millones de personas, lo que nos lleva a preguntarnos por sus claves.
Parte de la respuesta podemos encontrarla en la definición de las cooperativas agrarias, que constituyen un auténtico modelo empresarial, bajo el que se agrupan las empresas de sus socios permitiendo la concentración en la compra de insumos para abastecer sus explotaciones, y la transformación y comercialización de sus producciones con objeto de sumarles valor. Su organización se basa en la democracia interna y la transparencia de la gestión ante sus socios, primando la persona y su trabajo por encima del capital aportado.
El carácter personalista en las cooperativas es, pues, fundamental y, por tanto, las personas su mejor activo. Las cooperativas necesitan personas con grandes dotes de liderazgo, en los órganos de gobierno y en la gestión, para definir estrategias y trabajar con valores, para hacerlas competitivas y eficientes, generando confianza. Personas con una estrategia clara de futuro, pensando en el largo plazo y en defender el proyecto colectivo más si cabe que en liquidar los mejores precios del mercado bajo la presión del corto, que pudiera dar al traste con la sostenibilidad y estabilidad de ese proyecto común. La cooperativa es una empresa y como tal debe buscar resultados, desde la eficiencia y la competitividad, sin perder de vista, por supuesto, su importante componente social.
En el caso de COVAP, las claves de su recorrido a lo largo sus casi 60 años de historia, han venido, sin duda de la mano del liderazgo, de la visión empresarial y el espíritu de servicio de sus fundadores, que impulsaron la cooperativa, desde sus inicios, para avanzar en la cadena de valor y no quedarse en meros productores, al tiempo que buscaron aunar voluntades y sumar el mayor número de esfuerzos, por encima de localismos, para alcanzar aquella meta. Valor añadido y dimensión, algo de lo que tanto se sigue hablando en nuestro mundo cooperativo. Así, la cooperativa suministra los insumos necesarios a las explotaciones ganaderas para abaratar sus costes, y recoge sus producciones lácteas y cárnicas para añadirles valor mediante su transformación y comercialización.
Todo esto dentro de un proyecto colectivo que pretende cuidar al socio, de forma equilibrada, en su triple vertiente de cliente, proveedor y propietario, conjugando el corto y el largo plazo. Las personas, el liderazgo, la profesionalización de la gestión, la transparencia y la comunicación, la democracia interna y la participación del socio en las cosas comunes, la confianza, el alto nivel de fidelidad y compromiso de los socios y de los trabajadores, una política de autofinanciación empresarial clara -que permite seguir avanzando y abordar nuevos proyectos de inversión e innovación-, la orientación al mercado y la obsesión por satisfacer las necesidades del consumidor proporcionándole alimentos seguros, sanos y de calidad, mediante alianzas con otros productores y con la distribución -como es el caso de Mercadona, en los lácteos- para construir una cadena alimentaria sostenible, son la base de nuestro modelo cooperativo y de nuestro negocio.
Ricardo Delgado
Presidente de la cooperativa ganadera COVAP