Las claves de los diluyentes en la I.A.: El caso de la cunicultura

El desarrollo y la aplicación de la técnica de inseminación artificial (IA) en conejos de producción cárnica estuvieron limitadas durante años, ya que, al tratarse de una especie de ovocitación inducida, tras la deposición del semen se debe inducir la ovocitación en la coneja.

La síntesis de análogos de la hormona que regula la maduración y la dehiscencia de los ovocitos de los folículos ováricos (GnRH) y su comercialización a finales de los ochenta marcó un punto de partida para que se pudiese implementar con éxito la técnica de la inseminación artificial en cunicultura. Desde entonces, la inseminación artificial en cunicultura es una técnica ampliamente utilizada en España y muy extendida en la Unión Europea.

La creación de centros especializados en inseminación y preparación de dosis seminales hace que exista una demanda del sector por introducir avances e innovaciones que faciliten y simplifiquen la aplicación de esta técnica en las explotaciones.

Los diluyentes de inseminación nos permiten preservar las características funcionales de los espermatozoides y aumentar el número de dosis de un eyaculado sin afectar a su capacidad fecundante. Por ello, un diluyente debe aportar los elementos necesarios para asegurar una óptima funcionalidad seminal con el paso del tiempo.

En la composición de un diluyente de inseminación han de aparecer una serie de elementos considerados imprescindibles. Así, se precisa una fuente nutricional para mantener el metabolismo del espermatozoide (normalmente glucosa), un sistema tampón para evitar cambios de pH que puedan afectar tanto a su metabolismo como a su motilidad, una concentración de sales que mantenga la presión osmótica del eyaculado y antibióticos para prevenir el desarrollo microbiano.

Actualmente, se comercializan en España varios diluyentes específicos de semen de conejo que garantizan una conservación eficaz de las características del semen al menos durante 24 horas.

Sin embargo, los resultados actuales de fecundidad con la utilización de semen refrigerado hacen que, en la práctica, para no comprometer los resultados productivos de las explotaciones, la mayoría de las inseminaciones se realicen con semen refrigerado durante 36 horas (48 horas como máximo) y con concentraciones notablemente más elevadas que cuando se utiliza el semen fresco, por lo que la refrigeración supone un mayor coste económico respecto al semen fresco (0-4 horas).

El desarrollo de diluyentes de refrigeración permitiría a los núcleos de inseminación hacer un uso más racional de la mano de obra y de los animales para la preparación de las dosis seminales y rebajaría los costes de producción, lo cual beneficiaría al sector.

Por otra parte, a nivel de campo, la inseminación artificial en conejo conlleva la aplicación intramuscular del análogo de la GnRH en el momento de la inseminación. Sin embargo, es posible inducir la ovocitación añadiendo el análogo de la GnRH al diluyente de inseminación para su aplicación intravaginal, lo que evita el daño ocasionado por la inyección intramuscular del análogo y reduce el tiempo de manejo del animal.

Se han llevado a cabo diferentes trabajos en condiciones experimentales para evaluar estos nuevos diluyentes frente a la aplicación intramuscular de la GnRH.

Desafortunadamente, la concentración de GnRH que se requiere añadir al diluyente para inducir la ovocitación por vía vaginal es de diez a veinte veces superior a la que se suministra intramuscularmente, por lo que aún hay que continuar trabajando en el diseño de nuevos diluyentes que induzcan la ovocitación, pero con concentraciones hormonales moderadas y que, a la vez, nos permitan conservar el semen durante periodos de tiempo más prolongados sin pérdidas de su poder fecundante.

 

M. Pilar Viudes de Castro

Centro de Investigación y Tecnología Animal. Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias, Valencia.

Lucía Casares Crespo

Centro de Investigación y Tecnología Animal. Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias, Valencia.