Las cabras y su relación con la mano de obra

La gran mayoría de los ganaderos que trabajan con el ganado caprino, especialmente con el caprino de leche, en razón de su contacto diario en la granja con su base animal, recalcan la gran dependencia de las cabras de sus cuidadores.

En realidad, si se consulta la bibliografía existente, se puede constatar que los efectos de tipo epistático de la base animal respecto de los humanos son especialmente significativos, en el área de los animales de renta, en las cabras y en los caballos. Las personas que trabajan a diario con cabras afirman que éstas son más listas de lo parecen.

En este contexto cabe señalar que un estudio realizado por investigadores de la Universidad Queen Mary de Londres, la Universidad de Sao Paulo y de la Universidad de Munich ha puesto de manifiesto que las cabras son capaces de identificar las “expresiones faciales” y que, de hecho, prefieren a las “personas felices”.

Es cierto que la domesticación ha conducido a que muchos animales domésticos como, por ejemplo, los perros y los gatos, hayan tenido que aprender a identificar las expresiones faciales de los seres humanos dado que conviven intensamente con sus dueños.

Sin embargo, hasta ahora no se sabía si los animales de renta como, por ejemplo, las cabras, eran capaces de identificar las emociones en las caras de las personas. Por esta razón, los mencionados investigadores diseñaron un estudio para determinar si las cabras eran capaces de distinguir expresiones faciales humanas cuando se les mostraban imágenes de caras de desconocidos con expresiones diferentes (positivo/felicidad o negativo/enfado).

Con esta finalidad se colocaron imágenes verticales en una pared situado en el extremo del área de pruebas, a 1,3 m desde el punto desde donde se liberaban a las cabras, dejándoles explorar la zona con libertad e interactuar con los estímulos. Se llevaron a cabo cuatro pruebas de 30 segundos de duración y se registró la interacción de las cabras con las imágenes.

Los resultados del experimento revelaron que las cabras preferían interactuar con las caras felices y durante más tiempo, lo cual ha puesto de manifiesto que estos animales son capaces de discernir entre las expresiones faciales humanas y que el impacto de la domesticación sobre las capacidades cognitivas de los animales podría ser mucho mayor de lo que se creía hasta el momento.

Evidentemente estos hechos resaltan la dependencia emocional de las cabras respecto de las actitudes de sus cuidadores.