La última reunión del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE)

La reunión, que era esperada con una enorme expectación por parte de todos, no deparó sorpresas significativas para el mercado.

Tal y como se esperaba, las tasas de interés se mantuvieron en cero y el señor Draghi advirtió que así seguirán, como mínimo, hasta mediados de este año. Sin embargo, algunos operadores del mercado comienzan a anticipar que las subidas de tasas podrían posponerse hasta el próximo año, algo que hace tan solo unos meses estaba completamente descartado.

¿Qué ha provocado un cambio de tanta magnitud en las perspectivas del BCE, que hace pocas semanas decía algo muy diferente? Detrás se encuentran sin duda los malos datos macroeconómicos que registraron las economías que componen la Eurozona en los últimos meses.

La realidad es que la economía de laUnión Europea (de los Estados de la U.E. – 27/28) muestra signos preocupantes. Cierto es que ates de celebrarse la reunión ya se conocía que la economía europea está mostrando signos muy preocupantes de ralentización.

Uno de los indicadores adelantados que más fiablemente predicen la marcha de la economía es el PMI (Purchasing Managers’ Index,). Se trata de un índice que mide las expectativas de los directivos de las empresas (el índice PMI se obtiene a partir de las respuestas a unos cuestionarios que se remiten mensualmente a los profesionales de compras y a los ejecutivos de empresas de los sectores manufacturero y servicios). En el mes de enero, este indicador se situó en 50,7. Debemos recordar que por encima de 50 el indicador muestra una expansión de la economía y por debajo de 50 una contracción.

Sin embargo, a pesar de que el indicar marca una ligera expansión, lo más preocupante fue que este indicador mostró su lectura más baja desde mediados del año 2013, cuando la Eurozona luchaba por recuperarse de la tan comentada y grave crisis de deuda del periodo 2011-2012.

La situación mencionada ha puesto al Banco Central Europeo en una situación realmente compleja y de difícil solución. Por una parte, necesita normalizar urgentemente la política monetaria como ya se ha hecho en Estados Unidos o en el Reino Unido, subiendo a medio plazo los tipos de interés por encima del 1 por ciento. Sin embargo, subir los tipos de interés ahora resultaría una política monetaria pro – cíclica que, sin duda, agravaría la ralentización que todos los indicadores macroeconómicos ya revelan.

 Por otra parte, no hace falta indicar que el mantener los tipos de interés en cero le da muy poco margen de maniobra si una nueva recesión golpea en la Unión Europea. Y no se pierda de vista que se trata de un margen de maniobra que Estados Unidos si tiene en estos momentos.

En definitiva el BCE se encuentra en una situación en la que, haga lo que haga, saldrá perdiendo. Por este motivo pensamos que en este último año de mandato de don Mario Draghi, el banquero italiano optará por no tomar grandes decisión y dejarle el problema a su sucesor al frente de la entidad. Por esta razón no cabe esperar en la Eurozona subidas de tasas de interés hasta 2020.

El problema se agudizará sin duda si la mencionada ralentización de las economías de la Eurozona se confirma en los próximos meses (y es precisamente España unos de los Estados que presenta, en estos momentos, una ralentización más clara de su economía).