La puntual deshumanización en el ámbito pecuario

No hace falta haber estudiado filosofía o teología para poder asumir que la pérdida, total o parcial, de los valores morales y espirituales lleva al ser humano a una deshumanización profunda y, como consecuencia directa de ello, a cometer verdaderas barbaridades y excesos (decía un viejo filosofo chino que el ser humano es el único ser vivo que realmente progresa en la Tierra pero siempre lleva la semilla de la bestialidad impregnando su alma).

Muy lamentablemente, esta deshumanización puede suceder y de hecho sucede en algunas ocasiones (pocas, aunque todavía demasiadas), en el ámbito de la actividad pecuaria, ya sea a nivel de granja, de transporte y/o de matadero; es decir, cuando el animal está vivo.

Afortunadamente, estas actuaciones irracionales y deshumanizadas, impropias de la persona, son cada vez menos frecuentes, entre otras razones, porque aumentan y se perfeccionan los controles, hay más vigilancia y, sin duda, también más sensatez y profesionalidad en la inmensa mayoría de las personas que están, por razón de su trabajo, en contacto con los animales de renta, que es la temática que aquí nos ocupa.

No obstante, siguen sucediendo hechos de esta naturaleza deshumanizada. Insisto, cada vez menos, pero ahí está como, por ejemplo, el inadmisible caso de un matadero situado en El Barraco, en la provincia de Ávila (se trata concretamente de una empresa propiedad de Carnes Barbero). En este matadero, en unas imágenes grabadas por una ONG con cámara oculta entre enero y marzo del presente año y hechas públicas hace una semana, se puede ver cómo algunos trabajadores del mismo pegan a los animales con palos y saltan sobre los cerdos y los corderos. También cómo en algunos casos no utilizan el aturdidor antes de proceder a su sacrificio y, en el cénit de su conducta deshumanizada (bestial me atrevería a decir), llegan a cortar las piernas a una vaca que todavía estaba viva.

No hace tanto también hubo un caso de esta índole en Segovia. Una ONG (concretamente fue Equalia, la misma que informó acerca del matadero del Barraco) denunció la «extrema brutalidad» con la que eran tratados los animales en un matadero segoviano y lo demostró publicando un vídeo presentado por la actriz Emma Ozores.

Todos los que me conocen saben bien que no soy animalista, ni vegetariano, ni vegano, ni tampoco flexitariano y que, por supuesto, consumo regularmente todo tipo de carne.

Pero, dicho esto, tengo que añadir que no soporto, absolutamente en ningún caso, el maltrato animal (y no sólo en los animales de renta, también en los animales de compañía, y en los útiles).

Soy de los que creen profundamente en los derechos zootécnicos del animal y soy un defensor a ultranza del bienestar animal zootécnico y, por estas mismas razones defiendo, por activa y por pasiva, el endurecimiento racional de las leyes contra el maltrato animal: contra el maltrato de un animal indefenso y a expensas del ser humano.

Por esta razón, cuando suceden casos cómo los dos que he mencionado, pido a las autoridades competentes que actúen con las máximas diligencia y severidad que la ley vigente permite. Y lo pido no sólo para que los culpables, directos e indirectos, de estos actos injustificables de barbarie sean adecuadamente castigados, sino también para que la actuación de las autoridades competentes sea ejemplar y ejemplarizante y permita hacer ver a nuestra sociedad (tan crítica, con razón, con todos estos temas) que es una cuestión de unos muy pocos y que estas conductas, absolutamente reprobables, no representan en absoluto el modo de hacer del mundo pecuario español que es, hablando en términos generales, como tantas veces lo he manifestado, realmente ejemplar.

Pero aquí, tal y como están las cosas, es de obligada aplicación lo que dice aquel viejo adagio (y, por favor, no se me tache ahora de machista): ”La mujer del César no sólo ha de ser intachablemente honrada sino parecerlo”… pues eso.

 

Carlos Buxadé Carbó.
Catedrático de Producción Animal.
Profesor Emérito.
Universidad Politécnica de Madrid
Universidad Alfonso X el Sabio