La producción pecuaria no puede prescindir de los antimicrobianos; no engañemos ni creemos falsas expectativas
Llevo varios meses explicando con todo lujo de detalles en mis clases y mencionándolo, una y otra vez, en mis conferencias y seminarios que, en la producción pecuaria del siglo XXI no es posible prescindir de los antimicrobianos (de los antibióticos, para empezar, pero tampoco podemos prescindir de los antimicóticos, de los antiparasitarios, de los antivirales o de los antisépticos).
Me parece un error estratégico garrafal publicitar que vamos hacia “una producción animal sin antibióticos”. En mi opinión, no sólo estamos faltando a la verdad (es decir, estamos engañando) sino que, además, estamos creando en nuestra sociedad, una sociedad cada vez más alejada del mundo agrario, unas perspectivas que no son ciertas.
Cuando la sociedad se dé cuenta de ello (¡que se dará antes o después!) la mencionada afirmación se volverá, que nadie lo dude, en contra nuestra y nos golpeará muy duramente (recuerden, por favor, lo que sucedió, por ejemplo, con las “vacas locas” a causa de informaciones erróneas). Hay que andarse con mucho, mucho cuidado con estos temas.
Cierto es que, una vez más, la OMS no ayuda. Con sus comentarios acerca del “uso desregulado de los antibióticos y la posible provocación del desarrollo de bacterias resistentes” no hace sino echar más leña al fuego.
En mi opinión, lo que hemos de comunicar a la sociedad (que la conforman los consumidores de los productos que genera la ganadería, no se olvide) es que, en el seno de la Unión Europea, la producción animal está actuando, desde hace años y en el ámbito de los animales de renta, en la dirección correcta.
La producción animal de la Unión Europea está invirtiendo mucho dinero y haciendo realmente grandes esfuerzos (lo que sí es totalmente cierto) para formar adecuadamente a la mano de obra directa; para implementar en sus explotaciones unas medidas de bioseguridad cada día más eficientes y eficaces; para mejorar genéticamente la adecuación de la base animal a los objetivos que se persiguen; para perfeccionar los sistemas y las técnicas de producción; para buscar la optimización de los alojamientos y de las instalaciones y, en definitiva, para ser cada día más eficiente y más eficaz.
Y estos importantes esfuerzos técnicos y monetarios son los que están permitiendo ir reduciendo de forma significativa, de la mano de los veterinarios y de los otros técnicos implicados, el uso de los antimicrobianos. Ello es lo que está permitiendo eliminar, por ejemplo, el uso de antibióticos en animales de renta para estimular su crecimiento o prevenir enfermedades.
Además, en el ámbito de la producción animal de la U.E. – 28, en este capítulo de los antibióticos, se está procurando ir de forma absolutamente decidida, cuando sean realmente imprescindibles y sea posible, a la aplicación de fármacos que no se utilizan (o se utilizan muy poco) en los humanos.
Nuestra producción animal es muy consciente, desde hace tiempo, de que una utilización adecuada, en fondo y forma, de los antibióticos en sus granjas puede llegar a reducir muy significativamente el desarrollo de bacterias resistentes (somos muy conscientes de que algunas de estas bacterias resistentes pueden pasar a los humanos causando infecciones realmente difíciles de combatir).
Hemos de transmitir de forma adecuada a la sociedad el hecho de que la producción animal de la U.E. está inmersa, desde hace un tiempo, en el proceso de minimizar el uso de los antimicrobianos (y, por supuesto, de los antibióticos) a partir de una continua mejora global de sus explotaciones ganaderas.
Hemos de generar siempre positividad y continuar aumentando la confianza de la sociedad hacia una producción animal que está haciendo las cosas mejor cada día que pasa, generando productos fantásticos y, por supuesto, absolutamente seguros.
Con estas argumentaciones, que son totalmente ciertas, ni engañamos ni creamos falsas expectativas.
Esta es, en mi opinión, la senda por la que ha de discurrir la comunicación de esta compleja temática ¡dejemos de publicitar inexactitudes y de dar carnaza a animalistas y similares!
Carlos Buxadé Carbó.
Catedrático de Producción Animal.
Profesor Emérito.
Universidad Politécnica de Madrid.