La pazguatez hecha publicidad: un cáncer a extirpar en nuestro ámbito
Permítanme que una mi más absoluta indignación a la de todos nuestros agricultores, ganaderos, técnicos, asociaciones OCU, y un muy largo etcétera, ante la absoluta pazguatez temática del Video “La Prueba”, obra de la agencia de publicidad Shackleton y grabado en el Colegio Brains de Madrid (que también se ha cubierto de gloria, aunque posteriormente haya renegado conceptualmente del mismo).
Este video lo ha puesto en el mercado la Empresa Sojasun (que, para más “inri”, se declara experta en “alimentación vegetal” y especialmente sensible al comercio justo, a la sostenibilidad y al medio ambiente ¡no se lo pierdan!).
Desde mi punto de vista, el mencionado video pivota de forma absolutamente sesgada y errónea sobre una cuestión tan delicada y sensible como es la de la alimentación infantil (y no minusvaloremos aquí el hecho de que cerca del 45% de los niños en edad escolar de nuestro país presentan problemas de sobrepeso, un problema que lamentablemente sigue creciendo año a año).
El vídeo en cuestión afronta de una forma absolutamente dirigida, sesgada, irresponsable y contraproducente esta temática de la alimentación infantil: ofrece a 32 niños menores de 10 años la posibilidad de escoger entre vegetales presentados de forma muy poco atrayente y vasos de colores con los postres azucarados de la empresa. Automáticamente se genera, lógicamente, una respuesta condicionada que esconde una falacia: “los niños se posicionan negativamente frente a las verduras y favorablemente a “mis productos””.
Este anuncio, no me cabe duda alguna, atenta directamente contra los principios saludables de la dieta de este segmento de población tan sensible.
Propone nada menos, insisto, el cambio, la sustitución, de las verduras por los productos industriales de la mencionada empresa, cuando los mismos se caracterizan, hablando en términos generales, por su elevado contenido en azúcares (por lo que de entrada su consumo regular por parte de los niños es muy poco recomendable); es decir, que el efecto negativo real es doble.
Ya va siendo hora que nuestras administraciones (empezando por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente) pongan en marcha, con carácter de urgencia, la legislación pertinente para poder poner coto a esta “barra libre”, donde “todo vale”, de los anuncios referidos a los temas ligados, directa o indirectamente, con la alimentación.
Según he podido leer recientemente en varias fuentes, a lo largo del año 2015, vieron la luz (estando por lo tanto al alcance de los niños y, naturalmente, de los adultos, la gran mayoría de ellos muy poco formados en estas cuestiones) más de 5.000 anuncios en los que se exponían las “excelencias” de productos ricos en azúcares, sal o grasas.
No obstante, pienso que, tal vez, la empresa, Sojasun, no estará del todo descontenta con el “belén” que se ha formado: todos hablamos de ella (no se olvide el principio del mercadeo que dice: “lo importante es que hablen de ti… aunque sea mal”) y muchísimas personas que no tenía ni idea de su existencia la han descubierto, sin coste directo adicional para la empresa (ya veremos si hay costes indirectos. Pero no se olvide tampoco, llegados a este punto, la fragilidad de la memoria humana).
En definitiva, una vez más, la pazguatez, en este caso de una empresa, nos ha enviado, utilizando el potencial que ofrecen actualmente las modernas e incontroladas vías de comunicación social, un torpedo a nuestra línea de flotación ¡muy lamentable, pero no menos cierto!
Carlos Buxadé Carbó.
Catedrático de Producción Animal.
Profesor Emérito.
Universidad Politécnica de Madrid.