La importancia del periodo seco en la vaca de alta producción

El periodo seco se extiende desde el momento en que la vaca deja de producir leche, de una manera forzada, hasta el momento del parto.
Dicho periodo debe perseguir, por un lado, recuperar nutricionalmente a un animal que ha estado sometido a fuertes exigencias productivas; y por el otro, regenerar todo el tejido mamario posibilitando una renovación celular que haga que el animal exprese en la siguiente lactación todo su potencial productivo. Para cumplir dichos objetivos arriba la duración ideal no debe ser inferior a 45 días.

Un nutrólogo se centrará en mantener a la vaca seca en una buena condición corporal, previniendo tanto la movilización grasa como el engorde, incentivando el consumo de materia seca de cara al parto y manteniendo alerta a los mecanismos de regulación para prevenir las patologías del periparto como cetosis, hipocalcemia, metritis, etc.

Para los veterinarios especialistas en calidad de leche, terreno al que me dedico, el periodo seco es una oportunidad de cura de las infecciones intramamarias (IMI) existentes y a la vez un reto para no comprometer la salud de ubre en la siguiente lactación, y esto es debido a la propia fisiología que envuelve esta etapa.

Así, dividimos el periodo seco en tres etapas, visualmente identificables:

  • Fase de involución: se acumula la leche por el cese del ordeño, existe un daño tisular y pueden verse pérdidas de leche. Dura alrededor de dos semanas.
  • Fase estable: mínimo volumen, de duración variable en función de la propia duración del periodo seco.
  • Fase de calostrogénesis: comienzo de la secreción láctea, alta actividad de las células secretoras, incremento de la presión intramamaria con posibles pérdidas de leche. Comienza unos días antes del parto.

Son la primera y la última fase las que presentan un mayor riesgo de cara a contraer nuevas IMI que a su vez puedan desembocar en mamitis clínicas una vez comenzada la siguiente lactación. Por eso interesa, que, especialmente la fase de involución, sea lo más corta posible.

Esta susceptibilidad a nuevas IMI es debida a que el funcionamiento del sistema inmunitario está comprometido, y a que existe un caldo de cultivo más que apetecible para los microorganismos: la propia leche que permanece en la ubre estancada, en muchos casos con el canal del pezón aún sin cerrar como puerta de entrada a cualquier microorganismo. 

Vacas secas en condiciones mejorables.

 

Actualmente, en el manejo del secado la gran mayoría de las ganaderías hace uso de antibióticos intramamarios de larga duración durante el secado con el uso o no de selladores internos.

Su uso está justificado en aquellas vacas que han tenido historial de altos recuentos y/o mamitis clínicas ya que como señalábamos es el momento idóneo para tratar infecciones ya establecidas. Sin embargo, en la mayoría de los casos se usan de manera preventiva, y, en el peor de los casos, se delega en la “cánula de secado” la buena salud de ubre en la siguiente lactación.

Esta visión simplista es un error; la vaca seca debe disponer de una buena cama limpia y seca, espacio suficiente, agua limpia comida en cantidad y calidad; todos esos factores condicionan la salud de ubre.

Si tenemos en cuenta además, que Europa camina hacia una racionalización del uso de antibióticos, hacer tratamientos antibióticos de secado selectivos parece la realidad más cercana, esto nos lleva hacia la misma dirección: manejo integral del periodo seco como condicionante de la viabilidad y el éxito de la explotación.

Noelia Mourazos García.
Servicio Calidad de Leche Seragro SCG