La bajada en el precio del salmón y la recuperación de su mercado

En los últimos años se ha registrado, en el marco de la Unión Europea, una significativa disminución del consumo de salmón. La principal razón de esta disminución debe buscarse en el incremento que han registrado sus precios en los últimos meses ante la reducción de la oferta (el consumo aparente de salmónidos en la U.E. llegó a alcanzar los 2,8 Kg. /cápita). Hay que tener en cuenta que solo del orden del 20 por 100 del salmón consumido en la Unión Europea procede de la producción interna.

El salmón se ha convertido, hablando en términos generales, en un producto de gran consumo, de consumo masivo. En estos últimos años ha sido capaz de tener una expansión geográfica sin precedentes y, paralelamente, se ha generado una muy importante diversificación de consumidores. El crecimiento más rápido se ha producido en Asia oriental y sudoriental, desplazando del ranking a los países de la Unión Europea, Estados Unidos y Japón.

Cuando, como se ha indicado, la oferta se empezó a reducir, los mercados emergentes siguieron presionando con su demanda y los precios empezaron a subir de una forma significativa.

Ahora la situación ha cambiado; hay una importante biomasa acumulada en las jaulas. Esta realidad ha tenido, lógicamente, un efecto directo sobre los precios del producto cuando esta mayor oferta ha llegado a los mercados (de acuerdo con los datos publicados por la FAO, el precio del salmón noruego bajó un 30 por 100 respecto de su precio– cénit; también ha bajado significativamente el precio del salmón producido en Chile).

Las previsiones son que la producción se está recuperando de una forma muy notable y que la misma se mantendrá durante los próximos 24 – 36 meses, de no surgir algún problema hoy no previsible.

La pregunta que se hace el sector es qué porcentaje de los consumidores se han perdido en los principales mercados maduros (léase aquí también la Unión Europea) a causa de los referidos altos niveles de precios, cuántos se podrán recuperar y, tal vez lo más importante, cuánto tiempo requerirá recuperarlos ahora que el salmón es más abundante y los precios han bajado en origen.

En este contexto, hay un tema más que también preocupa; se trata de ver cómo estos precios más bajos al principio de la cadena alimentaria se van trasmitiendo a lo largo de la misma y llegan hasta el minorista; es decir, hasta el consumidor final. La experiencia dice que la trasmisión de bajada de precios tarda en llegar al consumidor final, con lo cual no está claro que la bajada en origen de los precios llegue rápidamente y, consecuentemente, la demanda aumente.

En consecuencia, habrá que estar muy atento con lo que sucede en los distintos mercados con la demanda de salmón en los próximos meses. Como sucede con otros muchos productos pecuarios, la carencia de una verdadera cadena de valor complica mucho las cosas, porque al final lo que conforma la cadena alimentaria es un conjunto de “Reinos de Taifas” con intereses muy diversos y, en ocasiones, incluso antagónicos.