Francia y la formación de los PVP

Parece ser que Francia quiere “coger el toro de los precios por los cuernos” y estructurar adecuadamente la formación de los precios en la cadena alimentaria.

En efecto, El presidente de la República francesa, Emmanuel Macron, ha anunciado la promulgación de una ley cuyo objetivo es reequilibrar los contratos entre el sector primario, (agricultor y ganadero), el eslabón manufacturador (fabricantes) y la distribución y de esta forma poder remunerar mejor al eslabón de los agricultores y ganaderos.

Con esta finalidad el señor Macron quiere que la nueva ley revierta el sistema de formación de precio de los alimentos y que la misma arranque a partir del coste de producción (con ello el Presidente de la República quiere que los productores tengan un mayor poder de negociación, por lo que se prevé el apoyo a la constitución de fuertes organizaciones).

En este contexto, la propuesta se basa en que los precios pagados a los agricultores y a los ganaderos se establezcan a partir de sus costes de producción. A los mismos se sumarían los márgenes de los procesadores y distribuidores generando finalmente el precio al consumo.

Actualmente, en Francia al igual que en España el sistema funciona exactamente al revés y en lugar de ir de abajo a arriba va de arriba abajo.

La Federación francesa de empresas y empresarios considera que, en principio, la ley va en la buena dirección pero que para poder tener en cuenta las variaciones de los costes de producción de los agricultores, la Federación cree que debería haber un índice oficial de dichos costes. Además, según dicha Federación la nueva ley solo podría funcionar si los procesadores tuvieran la seguridad de que iban a poder aplicar sus márgenes a la distribución.

Evidentemente una ley de esta naturaleza, que sería totalmente lógica, debería contar, además de todo el adecuado entamado legislativo (la cuestión de la ley de la competencia para empezar), de una gran transparencia para que el mercado (los consumidores) la asumieran positivamente y aceptarán, en muchos casos, un aumento, estructural o coyuntural, de los precios de venta al público.

De prosperar la propuesta del Sr. Macron podríamos estar ante el primer paso para que se pudieran crear verdaderas cadenas de valor en el ámbito alimentario de la Unión Europea y ante el establecimiento de una base realmente sólida para garantizar la consolidación del entramado rural de Francia cuya importancia está fuera de toda duda.

Sería muy positivo que el Gobierno español mirará en la misma dirección como tantas veces se ha dicho en este mismo boletín hablando de la inexistencia de las cadenas de valor en el sector agrario español.