La producción mundial de aceite de oliva

Ahora que tanto se habla del aceite de girasol y de su aparente mayor protagonismo a nivel mundial y también de España, parece oportuno tratar de la producción del aceite de oliva dónde España es líder absoluto.

A nivel global es el aceite de palma (del que tanto se habla ahora) el más utilizado con unos 42 millones de toneladas consumidas anualmente. Le sigue el aceite de soja con un consumo mundial anual de más de 37 millones de toneladas. Les sigue el aceite de colza (que ahora nos venden en las etiquetas como aceite de nabina) con un consumo de 22 millones de toneladas anuales y finalmente e de girasol con un consumo anual de 12 millones de toneladas.

Por su parte, en todo el mundo, se consumen anualmente más de 3 millones de toneladas de aceite de oliva al año, de las cuales España (datos año 2016) produce casi la mitad (aproximadamente 1,35 millones de toneladas). Por lo tanto nuestro país es indiscutiblemente la primera potencia mundial en el ámbito del aceite de oliva. El segundo productor mundial es Grecia (260.000 toneladas anuales) y el tercero Italia (245.00 toneladas anuales); a estos tres Estados de la Unión Europea le siguen Turquía (177.000 toneladas anuales) Siria y Marruecos (110.000 toneladas anuales de producción en cada uno de estos dos países).

Pero la realidad es que el aceite de oliva es considerado como “la reina de las grasas”, pero apenas si supone el 3 por 100 del total de los aceites consumidos en el mundo, y sigue siendo un gran desconocido para la inmensa mayoría de países del Mundo aunque su potencial (al menos teórico) es realmente enorme.

En este sentido ¡atención a estos datos! China, Estados Unidos (dónde el consumo es inferior a 1 litro por persona y año) o Australia (aquí el consumo ronda los 0,5 litros por habitante y año), ya se han fijado en el aceite de oliva.

Por esta razón han empezado a incrementar significativamente su consumo y paralelamente también su producción a partir de sistemas intensivos y súper-intensivos de cultivo que podrían llegar a amenazar, medio plazo, la hegemonía de los productores tradicionales y cambiar radicalmente el “actual mundo” del aceite de oliva.

Actualmente existen unas 12.000 almazaras de aceite de oliva repartidas por 50 países, la mayoría en España, Italia, Grecia, Túnez y Turquía, que aportan, como ya se ha expuesto, más del 75 por 100 de la producción mundial.

En este sentido cabe señalar que la provincia de Jaén, cuenta con más de 300 almazaras y produce de media más de 600.000 toneladas al año, lo que representa casi la mitad de la producción de España y aproximadamente un 20 por 100 de la producción mundial, con más de 66 millones de olivos plantados en unas 550.000 hectáreas de terreno, la mayoría de ellos de la variedad picual (a señalar que aproximadamente el 91 por 100 de las explotaciones agrarias de Jaén son de cultivo tradicional propiedad de pequeños agricultores con superficies de menos de una hectárea (lo que significa tener entre 100 y 200 olivos) y hacer imposible vivir dignamente de esta producción). Por esta razón mayoría del aceite de oliva que sale de la provincia de Jaén, se produzca principalmente en Sociedades Cooperativas Agrarias constituidas por un gran número de pequeños agricultores.

No obstante, menos del 2 por 100 de las ventas de aceite de oliva envasado en España, lo efectúan las cooperativas directamente. El resto, es decir casi todo lo que se produce, se vende a granel a otras empresas que lo almacenan, envasan y colocan en el mercado a través de las vías de distribución tradicionales (que implican a hipermercados, supermercados, importadores, etc.). Quiere ello decir que una parte del valor añadido del aceite de oliva no repercute en el sector primario.

Una vez más es la comercialización el “talón de Aquiles” de una agricultores en este caso que son unos excelentes productores y unos deficientes “comercializadores” de sus producciones (de lo que se benefician directamente, por ejemplo, intermediarios de empresas italianas).