Factores de eficiencia en producción: Índice de Conversión Global (II)
El manejo del pienso en la fase de gestación debe ser monitorizado. En el primer tercio de gestación se debe administrar una mayor cantidad de pienso para recuperar el estado corporal de las reproductoras después de la lactación del ciclo anterior. Si se produce sobrealimentación, no conseguimos ningún extra productivo y sí un incremento del coste. Durante la gestación la cerda debe comer unos 280 kg de pienso estándar de gestación.
En cuanto al consumo de pienso en la etapa de lactación, sí que debemos estimularlo lo máximo posible. Lo ideal es tener unos consumos superiores a los 125 kg en lactaciones de 23 días de media.
Otro parámetro para comparar las distintas granjas, es conocer el consumo de pienso de las reproductoras sobre lechón producido, ya que los cálculos de consumos de pienso por cerda y año no contempla la productividad de la granja.
Coste de la alimentación
Según SIP Consultors, incrementando el precio del pienso en 8 euros por tonelada, se consigue una mejora ICG, y en unos 80 gramos (Cuadro I).
Cuadro I: Comparación SIP Consultors
Días perdidos
La monitorización de los días perdidos es un concepto muy importante, y que en muchas ocasiones no se tienen en cuenta. Consiste en saber la cantidad de días que las cerdas no están ni gestantes ni lactantes (días no productivos). Se trata de un coste oculto con un gran impacto en la economía de la explotación. Su cálculo se puede resumir con la siguiente fórmula:
Productividad numérica (lechones destetados/cerda y año) / 365 (días/año) x coste del lechón
Con esta fórmula conseguimos calcular la productividad diaria de cada cerda y multiplicada por el coste del lechón, tendremos el coste por día de cada una de las cerdas.
Tasa de reposición
Los lechones producidos por cerda a la baja, son un indicador clave de la productividad de las cerdas en la explotación. Nos indica la amortización que se está produciendo de cada una de las cerdas, muertas o eliminadas. Esta amortización debe imputarse a los lechones destetados a lo largo de su vida productiva, de forma que, al precio de compra de la nulípara se resta el precio venta de la cerda de desvieje, y a todo ello, se divide por los lechones destetados por cerda a la baja.
Cuando tenemos la tasa de reposición elevada, nos obliga a tener un mayor porcentaje de nulíparas en la explotación, lo que conlleva a un mayor consumo de pienso en este grupo de animales.
Los días de adaptación de las nulíparas deben tener un tratamiento especial, puesto que, aun sin estar la cerda produciendo, estamos obligados, por criterio sanitario. Para una adaptación de 60 días lo normal es tener un 8% del censo de nulíparas en la explotación. Si esta adaptación es de 90 días pues contaremos con un 12% del censo.
Estos dos ejemplos de adaptación hay que tenerlos en cuenta para valorar la cantidad de pienso que se consumen en cada una de ellas y, a la vez, saber que el precio de entrada de la primala (el precio de las nulíparas en el primer caso debe ser mayor que el precio del segundo caso, ya que el peso es mayor).
Manuel Toledo Castillo. Veterinario de producción. |
José Manuel Pinto Carrasco. Ingeniero Agrónomo. |
Juan Jiménez García SAU.
Lorca (Murcia) |