Factores de eficiencia en producción: Índice de Conversión Global (I)

El Índice de Conversión Global (ICG), indica la cantidad de pienso total, incluyendo el de reproductoras, lechones y cebo que son necesarios para conseguir 1 kg de carne.

En este parámetro agrupan todas las fases de producción, y hay que tener en cuenta que los mejores productores son los que mejor trabajan en todas las fases y no solo en una de ellas (Figura 1).

 Figura 1: Distribución de los consumos de pienso en una pirámide.

 

Teniendo en cuenta que, en torno al 70% del coste de producción en porcino corresponden a la alimentación, todas las medidas encaminadas a la eficiencia en consumo de pienso, tienen un impacto muy en dicho coste.

El Índice de Conversión Global (ICG) engloba los siguientes indicadores:

  1. Nulíparas. Hay que tener en cuenta la cantidad de nulíparas en granja, como el peso al que son cubiertas.
  2. Manejo del pienso de gestación y lactación en las reproductoras.
  3. Prolificidad de la granja y eficacia reproductiva (productividad de la granja).
  4. Tasa de reposición y lechones por cerda a baja.
  5. Peso de los lechones al destete.
  6. Eficiencia de los lechones en la fase de transición, pesos óptimos de salida y consumo de pienso en esta fase.
  7. Elección de los verracos que nos aportan un valor añadido a la producción en cuanto al índice de conversión y la posibilidad de alcanzar pesos más altos en los cebos de producción.
  8. La sanidad de las pirámides como factor clave y fundamental en la producción.
  9. Las instalaciones y el manejo de los animales, como aspecto clave en todas las fases de producción.

Entrando más a fondo en esta cuestión empezamos por las nulíparas: cantidad, calidad, manejo y la influencia que tiene en los distintos parámetros productivos y los verracos.

 

Nulíparas

La cantidad de nulíparas necesarias en la granja depende, en gran medida, de la tasa de selección establecida en la población de las futuras reproductoras (que a su vez, viene determinada por el porcentaje de abuelas del que debemos de disponer) y, por otra parte, de la tasa de reposición de la granja.

Como norma general, el rango de selección se debe de situar entre el 60% y el 85%. Si nos salimos de estos valores de selección, algo está pasando en la población de las futuras reproductoras (tan malo es el exceso como el defecto). Este rango está determinado en gran parte por el porcentaje de cerdas abuelas que necesita la población de la granja (entre el 8% y el 10% de la población de cerdas productivas que dispongamos en la explotación). Cuando se eliminan de demasiadas nulíparas antes de entrar en producción, indica que existe algún problema en la elección de la genética de las abuelas, en las condiciones de alojamiento, el manejo, etc. Con frecuencia, en las futuras reproductoras se presentan:

  • Erosiones y necrosis de pezones de las por malas condiciones de la paridera.
  • Problemas de aplomos.
  • Falta de salida a celo por tener malas condiciones ambientales y de manejo.

La tasa de reposición y el porcentaje de retención de la granja son parámetros clave para conocer el funcionamiento de la granja: el primero mide el porcentaje de nulíparas que entran en la granja para mantener el censo estable (no debemos de superar el 50%) y el segundo, mide la eficiencia de las nulíparas que entran en la granja. El porcentaje de retención indica las cerdas que permanecen en la explotación hasta el tercer parto del total de nulíparas cubiertas en la granja. El valor óptimo debe ser superior al 75%. Es decir, el 75% de las nulíparas que cubramos en la explotación deben alcanzar el tercer parto sin ser eliminadas antes. Un aumento de la reposición obliga a incrementar la cantidad de nulíparas en la granja, y por lo tanto, incrementamos la cantidad de pienso que empleamos en las futuras reproductoras.

 

Figura 2. Porcentaje de renovación según la edad, en semanas, a la 1ª cubrición.

El peso ideal para cubrir nulíparas debe estar entre 140 y 150 kg, y haber pasado, como mínimo, el segundo celo. El hecho de cubrir las nulíparas con menos peso, hace que el consumo de pienso se reduzca y a su vez se penalice la producción de la granja por usar cerditas excesivamente jóvenes. A su vez, cubriendo cerdas con más peso, nos obliga a dedicar un extra de pienso que no nos aporta ningún beneficio, ya que las nulíparas más pesadas tienen una tasa de retención menor que las de menos peso.

Diversos estudios demuestran que las nulíparas, tanto las de menor peso como las de más edad, son eliminadas en mucho mayor porcentaje (Figura 2).

 

Cuadro I. Coste de enfermedad.

Fuente: Setna.

 

Sanidad

La sanidad de la pirámide influye en gran medida en el ICG: la activación del sistema inmune reduce el apetito y con ello el consumo de pienso. En consecuencia, los animales no crecen a la velocidad deseada. Cuando los lechones no están sanos, se reduce del consumo de pienso y usan las reservas energéticas para el desarrollo del sistema inmune. A la vez, se incrementan los niveles de glucagón y gran parte de la síntesis de proteínas va dirigida a las proteínas involucradas en la respuesta inmune (Cuadro I).

 

En la segunda parte, continuaremos desarrollando esta temática.

Manuel Toledo Castillo.

Veterinario de producción.

José Manuel Pinto Carrasco.

Ingeniero Agrónomo.

Juan Jiménez García SAU.

Lorca (Murcia)