ESPECULACIÓN

Speculum (espéculos) en medicina es un instrumento utilizado para realizar exámenes o procedimientos diagnósticos y terapéuticos de cavidades corporales manteniendo abiertos sus orificios de entrada, que se vienen utilizando desde el siglo I por los romanos. Pero no vamos a hablar de ellos, y si de algo cuyo nombre es parecido y que también nos puede servir para hacer exámenes y diagnósticos de la realidad actual y futura, la especulación. Especulación es la idea o pensamiento no fundamentado y formado sin atender a una base real. Según la RAE es la operación comercial que se practica con mercancías, valores o efectos públicos, con ánimo de obtener lucro. De pequeño, mis maestros y abuelos me enseñaron aquello de que “no se juega con las cosas de comer”, y vengo comprobando que no es del todo cierto, y que cómo incluso en esta crisis sanitaria los alimentos han visto incrementado su precio con las consiguientes repercusiones. Se dice que el corazón de la especulación es la codicia cuya definición es el anhelo incontrolado de aumento en la adquisición o uso de ganancia material; o valor social, como el estado o el poder. La codicia se ha identificado como un comportamiento indeseable a lo largo de la historia de la humanidad, por lo que quiero pensar que una gran mayoría de personas seguimos pensando lo mismo, y más aún derivado de los fuegos de artificio de codicia que llevamos viendo todos estos últimos años en nuestro país. Se ha dicho que la codicia es como el agua salada, ya que cuanto más se bebe más sed da. Codicia viene del latín cuspiditas y no está asociada al capitalismo o economía neoliberal, ya que el propio Duque de Lerma en el siglo XVI trasladó la corte de Madrid a Valladolid, por cierto, excelente ciudad donde un servidor hizo la mili y tiene grandes amigos, donde había comprado previamente unos terrenos y casas a un precio inferior al que luego vendió a los funcionarios y cortesanos que se vieron obligados a trasladarse a la nueva capital de España, para luego a los seis años volver la Corte a Madrid. Vamos, que los “pelotazos inmobiliarios y de otros tipos” parecen haber existido toda la vida. No menos cierto es que en muchas ocasiones, no todas las que desearíamos, a estas personas que por su codicia cometen infracciones que perjudican a un gran número de personas, la justicia, aunque lenta, termina ajustándoles las cuentas, algo insuficiente para muchos que, sin temor a confundirme, desearíamos que devolviesen lo que se han apropiado indebidamente a quien corresponda. Claro que ellos, como otras muchas personas pueden pensar aquello de ¡que me quiten lo bailado! También pienso que no toda especulación es mala, basándome en la frase de Aristóteles que decía “es propio del filósofo poder especular sobre todas las cosas”, siempre y cuando sirva para adquirir conocimientos que beneficien a la humanidad.

Pues bien, según la neurociencia las personas más codiciosas tienen menos desarrollada la corteza prefrontal de su cerebro, la cual es la responsable del razonamiento. Según el investigador de Massachusetts Mark Goldstein junto a otros colaboradores, la codicia estuvo por detrás de las crisis financieras de 2007 y 2010, y podría haberse debido, al menos en parte, a los bajos niveles de colesterol cerebral de muchos inversores consumidores habituales de estatinas, fármacos que disminuyen el colesterol en sangre. No olvidemos que el colesterol bueno (HDL- lipoproteínas de alta densidad) es necesario para regular la serotonina que estabiliza las funciones mentales, además de transportar el colesterol de todas las partes del cuerpo al hígado.

Los fondos buitre (holdouts o fondos distressed) son fondos de capital riesgo que compran deuda de economías en problemas, cercanas a la quiebra, para posteriormente presionar y cobrar la totalidad del valor de esa deuda, además de los intereses por los años adeudados, sin atender ni a reestructuraciones ni quitas. Su principal objetivo es comprar activos, como podrían ser cerdos, al menor precio posible y que en el momento de la venta, en un periodo a corto-medio plazo se vendan para obtener altas rentabilidades. Esta situación la estamos viviendo estas últimas semanas en el sector del porcino ibérico con un descenso drástico de los precios de compra y una especulación fuera de control, que desde mi humilde opinión nos afectará a todos, y más gravemente a los más indefensos, menos capitalizados y peor estructurados tanto técnica como financieramente. El propio G-20 considera que esta práctica es nociva para la economía. En una situación opuesta tenemos los fondos golondrina, donde se ofrecen buenas perspectivas de rentabilidad, aprovechando esa oportunidad en una economía próspera por un corto espacio de tiempo y se van, sin enriquecer la economía del país y provocando también consecuencias negativas sobre el valor de la moneda. Yo aquí haciendo mención expresa a Don Gustavo Adolfo Bécquer me pregunto si ¿volverán las oscuras golondrinas en tú balcón sus nidos a colgar? A mí personalmente me gustan más los “fondos palomo”, que son aquellos del “win to win”, yo gano si tú ganas, basados en los principios de la cercanía, comprensión, concesiones, credibilidad y transparencia. Y también creo en este momento de crisis puntual en el equilibrio de Cournot y Nash o equilibrio del miedo, como concepto de solución entre empresas en las que cada una conoce su mejor estrategia, siendo preciso pensar en la más racional para el conjunto del sector que la mejor para uno solo de sus agentes. Quizás esto nos pueda ayudar a salir cuanto antes y lo más reforzados posible de esta insólita crisis de demanda y oferta conjunta. ¡Alea jacta est!

“Hay dos momentos en la vida de un hombre en que no debería especular, cuando no se lo puede permitir y cuando puede permitírselo” – Mark Twain (1835-1910) Escritor y humorista estadounidense.

Por Antonio Palomo Yagüe – ADM SETNA