El desafío planteado por las súper-bacterias

La cuestión que pretendo plantear hoy no es un tema “nuevo”, pero lo cierto es que por desgracia en los últimos años su importancia se ha visto potencialmente incrementada. Me estoy refiriendo, a la presencia y propagación de las denominadas “súper-bacterias” (denominándose así a aquellas bacterias resistentes a los medicamentos antimicrobianos), tanto en el ámbito agrícola como en el de la base animal en las explotaciones pecuarias y en el de la salud de los seres humanos.

Ciñéndonos a la producción animal, que incluye claro está a la acuicultura (aunque lo que se va a exponer a continuación es perfectamente aplicable a las explotaciones agrícolas y a las poblaciones humanas), las resistencias a los medicamentos antimicrobianos (AMR en sus siglas inglesas) se presentan generalmente en aquellas explotaciones (en aquellas zonas y/o en aquellas regiones) dónde, al no llevarse a la práctica unos adecuados planteamientos en lo que atañe a la bioseguridad y a la higiene, se recurre muchas veces a la utilización de forma inadecuada y/o excesiva de los ya mencionados medicamentos antimicrobianos; con ello se pretende conseguir la consecución del “bienestar animal” y de la seguridad alimentaria.

Esta deficiente y/o excesiva utilización de estos medicamentos puede dar lugar (y de hecho, da lugar) a la aparición de microrganismos resistentes a los mismos y, como consecuencia de ello, a la propagación descontrolada de los mismos.

Paralelamente es fácil entender que la aparición de las súper-bacterias en las explotaciones agrícolas también genera un claro factor de riesgo, tanto para el consumidor intermedio (es decir, para la salud de la base animal, por ejemplo, vía forraje verde) como, por vía directa y/o indirecta, para el consumidor final (es decir, para la salud humana).

Hace unos días en Roma, concretamente el 14 de septiembre, la FAO, consciente de la problemática expuesta, se comprometió a llevar a término dos acciones. La primera, ayudar a los países (especialmente, aunque no de forma exclusiva, a los países en vías de desarrollo y a los países subdesarrollados, dónde, en el presente-futuro, el problema es y, sobre todo, puede ser, ante la intensificación de sus modelos productivos, más grave) a desarrollar una serie de estrategias para frenar y/o reducir, en sus cadenas alimentarias, la propagación de “súper-bacterias”.

La segunda, debatir en Nueva York el próximo día 21 de septiembre, en el marco de Naciones Unidas, el riesgo y la amenaza que suponen realmente, en presente y en futuro, las “súper-bacterias”. Es decir, lo que significan en última instancia para la salud a todos los niveles y su relación con la agricultura y con la ganadería (y en este contexto, aunque no se mencione explícitamente, no hay que olvidar ni minusvalorar, el gravísimo problema que también supone la automedicación a la que tan aficionados somos los humanos, especialmente, en razón de nuestra capacidad económica, en el primer mundo).

En definitiva, tenemos una compleja situación que exige un enfoque global para poderla afrontar con garantías de éxito (y recordemos que la utilización de los medicamentos antimicrobianos, a todos los niveles, puede superar las 110.000 toneladas anuales; de ellas unas 65.000 t en la ganadería).

 

Carlos Buxadé Carbó.
Catedrático de Producción Animal.
Profesor Emérito.
Universidad Politécnica de Madrid.