El complejo sudoku actual de las materias primas
Acabo de impartir un pequeño seminario acerca de “las claves de la rentabilidad en la explotaciones pecuarias vinculadas a modelos intensivos de producción”. En él, el “caballo de batalla” ha sido el tema de las materias primas (las materias primas nobles destinadas a la alimentación animal, claro), como no podía ser de otra manera en estos momentos.
Por otra parte, cara al 2017, hay unos pronósticos ciertamente optimistas; se está hablando reiteradamente de una “cosecha récord de soja” (se nombran cantidades, en el marco de la suma de las cosechas de EE.UU., Brasil y Argentina, en torno a los 265-275 millones de toneladas.
Bajo estas premisas, ¿cuál es la razón de lo expuesto?
En mi opinión, y en primer lugar, está el tema de la demanda del mercado, es decir, las exportaciones estadounidenses. Su demanda exterior está liderada hoy por hoy por China.
Se estima que hasta la llegada al mercado de la soja procedente de América del Sur (y para ello todavía faltan cinco meses largos y no se olviden, por favor, de las últimas contingencias climática sufridas por Argentina, que dio lugar a que no pudiera atender de forma adecuada a toda una serie contratos firmados), sólo China demandará de esta leguminosa-oleaginosa entre 33 y 37 millones de toneladas. Evidentemente, nos guste o no, sólo EE.UU. puede atender esta demanda.
Esta es la principal razón por la que las exportaciones estadounidenses de soja están por las nubes (está exportando a un ritmo cercano al millón de toneladas semanales) y, como consecuencia de ello, el precio de la misma no ha bajado como cabría esperar. Personalmente, y así lo he manifestado por activa y por pasiva, me parece totalmente lógico y evidente que China no quiera nuevas sorpresas con la soja, que busque cubrirse ante cualquier eventualidad (empezando por las climáticas y siguiendo por las políticas) y, por ello, desee establecer un razonable nivel de stocks, un nivel que le pueda garantizar la cobertura de unos tres meses de su demanda interna.
Ahora bien, es posible que a principios-mediados de octubre (es decir, ya), cuando la cosecha esté alcanzando su cénit (y ¡atención! se vayan confirmando las expectativas generadas), cambie la tendencia de los precios. Pero no lo tengo del todo claro (no se olvide el fenómeno especulativo), aunque es verdad que la posición noviembre, en estos momentos, señala un nivel inferior a los 360 dólares/tonelada.
En cualquier caso, lo cierto es que el tema de las materias primas nobles destinadas mayoritariamente a la alimentación animal está conformando una especie de sudoku (que es un juego matemático) cada vez más complejo, aunque en nuestro ámbito no es un pasatiempo, sino un motivo de honda preocupación en cuya resolución, no pocas veces, la intuición, la oportunidad y la propia suerte tienen su protagonismo.
Carlos Buxadé Carbó.
Catedrático de Producción Animal.
Profesor Emérito.
Universidad Politécnica de Madrid.