El caqui o kaki y el “cuento de la lechera”
Hace ya más de media docena de años que Carlos Buxadé avisó acerca de los “negros nubarrones que se cernían sobre el futuro a medio plazo del caqui en España”.
Señalar que el caqui llegó a Europa, en calidad de árbol ornamental (aunque también apreciado por la calidad de su madera), en el siglo XVIII. La fruta es originaria de China y se conocen cerca de 900 variedades (las variedades de caqui se dividen en función de su astringencia -sensación de aspereza-). Las «astringentes» son las más comunes y necesitan una adecuada maduración para su consumo (Tomatero, Gordo, Rojo Brillante, etc.). Las «no astringentes» son las de mayor consumo, entre ellas, «tipo manzana», Sharon (o Sharoni o Triumph) y Fuyu.
El consumo de caqui ha sido históricamente recomendado para personas que deben seguir una dieta baja en grasa o que ven aumentadas sus necesidades nutritivas en algún momento (por ejemplo, periodos de crecimiento, embarazo y lactancia materna, estrés o actividad física intensa), dado que es una fruta rica en vitaminas, hidratos de carbono y minerales.
El despegue del cultivo del cultivo del caqui en la zona del Levante y muy especialmente en la Comarca del Xúquer (denominación de origen protegida “Kaki Ribera de Xúquer y centro neurálgico de producción del Persimon)) tuvo lugar muy a finales del siglo pasado, cuando se lograron aplicar una serie de técnicas post cosecha que permitieron eliminar la astringencia de la variedad rojo brillante (eliminar la mencionada astringencia supone un coste elevado, pero permite el transporte de más cantidad de producto a destinos lejanos como, por ejemplo, Brasil).
El mayor conocimiento progresivo de la fruta y la calidad de la misma producida en la Ribera (centro neurálgico de producción de la variedad Persimon) lanzaron los precios, generando grandes expectativas (en amplias zonas la producción del kaki sustituyó a la naranja) y un aumento muy rápido, descontrolado e impresionante de la superficie de cultivo (bajo el prisma del “cuento de la lechera”).
De acuerdo con las primeras estimaciones disponibles para la cosecha del 2017/2018 de caqui variedad Persimon, los volúmenes de producción serán ligeramente superiores respecto a los de la campaña pasada, pudiendo rondar los mismos las 280.000 toneladas, con más abundancia de calibres grandes.
Ahora, con el gran aumento de la oferta (aumento que está determinado por el incremento de las superficies de cultivo, ya que las olas de calor han ocasionado una abundante caída de fruta en los árboles y los rendimientos no se pueden considerar elevados) han llegado las pérdidas para los agricultores (después de unas campañas de márgenes positivos e incluso, en algunos años, muy positivos), dado que los precios que éstos están percibiendo ya se sitúan, por primera vez en la historia, por debajo del coste de producción.
De acuerdo con los datos disponibles, la fruta se está comprando en el campo, como media, a unos 18 céntimos de euro el kilo, cuando el coste de producción real (base contabilidad analítica) se puede situar actualmente alrededor de los 23 céntimos de euro/kg.
La coyuntura bajista de los precios se ha generalizado en todas las zonas productoras de caqui ante la inquietud creciente de un sector que asiste atónito a un cambio de tendencia cuyas causas, en contra de lo que se ha afirmado, sí responden a las leyes de un mercado regido, por una parte, por la ley de la oferta y la demanda y, por otra, por el incremento de frutas sustitutivas procedentes de América Latina.