Aprender de la crisis (II)

Continuando con lo expuesto en la Parte I y asumiendo que en las explotaciones porcinas (y en las pecuarias, en general) la alimentación animal representa el mayor coste en la producción, tenemos que aprender de las crisis y apostar por el paradigma de la diferenciación, de la innovación y de una nueva «actitud» en lo que se refiere al nivel de calidad, tanto en Portugal como en Europa, así como por desarrollar una nueva visión de la industria, que debe basarse en 3 áreas conceptuales: la seguridad alimentaria, la nutrición animal y la sostenibilidad.

En este contexto, la responsabilidad en la compra de las materias primas es clave, dado que la sociedad, a nivel mundial, demanda una compra de materias primas fundamentada en ciertos criterios, que incluyen el respeto a las buenas prácticas agrícolas y medioambientales y la correcta relación con las comunidades locales.

 

Tomando como ejemplo el caso de la soja: la sostenibilidad en su producción en cuanto a criterio a ser tenido en cuenta, con independencia del propio negocio, es una cuestión cada vez más demandada por las cadenas de distribución, especialmente en el Norte de Europa. Este tema también empieza a despertar” en el resto del Mundo y, con un énfasis especial, en los “nuevos consumidores”. El seguir una estrategia que tenga en cuenta las preocupaciones medioambientales también representa una oportunidad que tiene que ser compartida por todos los agentes de la cadena.

De hecho, la alimentación, a la par con la genética, ha sido importante para la gestión, la productividad, los índices de conversión, la mejora de la eficiencia y las condiciones socioeconómicas de la porcicultura y, cada vez más, la alimentación de precisión, es condición fundamental para el éxito de la producción porcina en Portugal.

También destacamos, en el ámbito de esta estrategia, un problema que preocupa a todo el mundo: la resistencia a los antimicrobianos. Un objetivo claro a lograr es el de la reducción del uso de los antibióticos en las granjas, a partir de una utilización prudente y responsable de los mismos. La explotación porcina portuguesa que se está diseñando es, sin duda, una respuesta y una forma de aprender de la crisis para poder afrontar los nuevos retos; sobre todo, en los difíciles tiempos que se avecinan.

Una vez más, los términos clave aquí, en todos los eslabones de la cadena, son la responsabilidad y la confianza; desde la producción de las materias primas hasta el consumidor final. Después de todo, tenemos un buen producto, nutricionalmente bien aceptado y saludable, a pesar de los mitos que tenemos que cambiar. A partir de aquí, debemos ir al encuentro de las exigencias del consumidor actual.

Juntos sabemos cómo valorizar adecuadamente la carne de cerdo, cómo crear valor en toda la cadena, cómo promover el empleo y cómo fortalecer nuestro papel en el mundo rural. Estas deben ser las misiones que nos han de ocupar en los próximos años.

 

Jaime Piçarra. Ingeniero Agrónomo

Secretario General de la IACA

Vice Presidente del Comité «Alimentos Compuestos» de la FEFAC.