Uso responsable de antibióticos, normativas, perspectivas y alternativas (I)

Los antibióticos son sustancias que matan o impiden el crecimiento de ciertas clases de microorganismos, generalmente bacterias. Su uso está masivamente generalizado, tanto en medicina humana como en medicina animal.

El uso de antimicrobianos en la nutrición animal data de hace casi 70 años. Las primeras experiencias (efectuadas en pollos, dónde demostraron sus efectos beneficiosos) datan de finales de los años 40. En la década de los años 60 su empleo comercial estaba ampliamente extendido en toda Europa.

En el año 1969 se publicó el informe Swann, que recomendó abandonar el uso en piensos de los antimicrobianos susceptibles de uso terapéutico o análogos empleados en medicina humana para evitar resistencias; un fenómeno natural, mediante el cual un microorganismo, inicialmente sensible a un determinado antibiótico, es capaz de desarrollar mecanismos de defensa ante dicho fármaco. El fenómeno se ve favorecido por la presión selectiva ejercida por el propio antimicrobiano.

Multitud de estudios están demostrando que el número de cepas de microorganismos patógenos resistentes a uno o varios antimicrobianos está aumentando en todo el mundo. La causa de este aumento de resistencias se debe al excesivo uso y al abuso de antimicrobianos que se ha realizado en los últimos 70 años, tanto en medicina humana como en el ámbito veterinario. Este problema se ve aún más agravado como consecuencia del posible intercambio de resistencias entre diferentes tipos de bacterias.

El proyecto ESVAC (European Surveillance of Veterinary Antimicrobial Consumption) publicó en el año 2014 los resultados obtenidos de su investigación. En dicha publicación, se muestra que la mayor parte de los antibióticos utilizados en veterinaria son de las mismas familias que los utilizados en medicina humana. Además, más del 90 por 100 de la administración de los mismos se realiza a través de pre-mezclas medicamentosas en el pienso (42,1 por 100), polvo oral (17,8 por 100) y soluciones orales (7,6 por 100), lo cual pone de manifiesto que la administración habitual es colectiva, por lo que, en un alto porcentaje de animales, su uso es profiláctico en lugar de ser terapéutico.

En el caso de España, debido a la estructura productiva de nuestra ganadería (especialmente la sometida a modelos intensivos de producción), basada en gran medida en la integración, la administración como pre-mezcla medicamentosa supera el 70 por 100 del uso total. Dicho informe sitúa a España como el mayor consumidor de antibióticos en veterinaria, medido en mg de ingrediente activo por PCU (Population Correction Unit).

El uso de antibióticos en alimentación animal empezó su primera reducción en el año 2006, cuando se prohibió en la Unión Europea su uso como promotores de crecimiento. Dicha prohibición fue la primera transición, que hoy, con 10 años de perspectiva, se puede decir que tuvo menos impacto del esperado, ya que las mejoras realizadas en sanidad y en manejo, en los años previos y posteriores al citado, minimizaron los problemas derivados de la prohibición.

Hoy nos encontramos ante la segunda transición, ya que el objetivo es minimizar su uso como profiláctico y centrarlo en su uso terapéutico, a ser posible de forma individual, evitando los tratamientos colectivos. Para ello, se está aumentando el control de las recetas de piensos medicamentosos, donde la receta electrónica va a tener un papel fundamental.

 

Mario García Jiménez. 

Ingeniero Agrónomo

3F Feed & Food