Algunas pequeñas reflexiones sobre la evolución de la economía española

Es evidente que el sector agrario español y en él el sector pecuario es muy dependiente, vía demanda de sus productos (y por los tanto del P.V.P. de los mismos) de la evolución de la economía del país. Al fin y a la postre, pues la economía (en su sentido amplio) influye significativamente, en mayor o menor grado (porque la especulación, las exportaciones y las importaciones juegan un papel clave), en el precio que perciben nuestros agricultores y ganaderos por sus productos.

En el momento de escribir estas líneas parece muy claro que nuestra economía continuará beneficiándose de la política ultraexpansiva del BCE, que mantendrá los tipos de interés en niveles históricamente bajos al menos hasta el último trimestre de 2018.

Cierto es que el mercado financiero (hablando en términos generales) está esperando algún tipo de declaración de los banqueros centrales en los próximos días, con ocasión de la reunión anual de Jackson Hole (EEUU), para intentar saber cuándo y en qué medida se producirá un cambio de sesgo de la política monetaria en Europa o si la Reserva Federal podrá seguir elevando tipos en lo que queda de año.

Los bajos tipos de interés explican en una gran medida, como ha expuesto reiteradamente el Profesor Buxadé, el crecimiento “con pies de barro” de la economía española (dando lugar ¡atención! a una de las más endeudas de la UE desde antes de la crisis) e influyendo, sobre todo, en la renta disponible de los hogares con hipoteca. Y en este sentido, de acuerdo con  un reciente informe del servicio de estudios de Bankinter, se ha estimado que la construcción de viviendas aumentará en España con fuerza durante 2017 y 2018, hasta alcanzar cifras cercanas a 100.000 viviendas anuales (un dato que no deja de generar una cierta preocupación, aunque esté muy lejos de la cifra de las 700.000 viviendas anuales de la época de la previa a la crisis).

En este contexto, en nuestra opinión, el crecimiento de la economía española se fundamenta básicamente en causas monetarias, en contra de lo que defiende el Gobierno y también por una parte importante del mayor partido de la oposición (que alegan que el mencionado crecimiento se debe a causas endógenas, es decir, una reestructuración de la economía española que ha hecho que esta sea más competitiva).  La consecuencia de ello es que están empezando a surgir los primeros problemas. Así, de acuerdo con los datos oficiales, el crecimiento de la masa monetaria está actualmente casi en cero, el pequeño crecimiento del crédito que ha habido en los últimos meses se está debilitando significativamente (¡ojo! La disponibilidad de crédito de los bancos españoles es realmente muy pequeña: unos 600 millones).

La verdad, nos parece que no se ha aprovechado la relativa bonanza económica de los últimos meses (reflejada en una mayor recaudación fiscal, fruto del incremento de su presión) para atajar el crecimiento desbocado del gasto público y acotar realmente la corrupción; es decir, para hacer reformas estructurales significativas en la economía española (medidas que hubieran permitido que surgieran empresas modernas capaces de funcionar eficiente y eficazmente e impulsando realmente la economía).

Ahora ya nos dicen que el crecimiento de nuestra economía empieza a ralentizarse. Así, frente al 0,9 por 100 intertrimestral que creció entre abril y junio 2017, en el tercer trimestre de este año estaría avanzando entre el 0,7 y el 0,75 por 100. Ello puede ser debido, básicamente, a la desaceleración en el ritmo de creación de empleo y del menor aumento de las exportaciones.

Por último, hay que tener en cuenta aquí dos cuestiones. La primera, que el indicador de confianza industrial (ICI), un instrumento que sirve para medir las expectativas de negocio en el sector, volvió en julio a tasas negativas. En concreto, hasta el -1,8 por 100; ello significa que desde enero se ha estancado en un 0,0 por 100 (sin duda, un dato muy poco positivo) y, la segunda, que la afiliación a la Seguridad Social ha perdido tracción en el mes de julio y muestra la misma tendencia en agosto.