ARN

ARN (ácido ribonucleico) el hermano menor del ADN (ácido desoxirribonucleico) y humilde mensajero de las instrucciones genéticas que se ha erigido en este 2021 como el actor principal. Hasta el momento disponemos de cuatro vacunas para activar el sistema inmune frente a Covid-19, dos basadas en ARN mensajero- ARN-m (Pfizer/BioNtech y Moderna) y otras dos en vectores virales que transportan la proteína S del SARS-CoV-2 (Adenovirus chimpancé – Oxford-AstraZeneca y Adenovirus humano de Janssen). El Adenovirus es un virus ADN responsable de los resfriados a diferencia del virus de la gripe que es ARN, como también lo es el Coronavirus responsable de la pandemia. Las dos primeras son más difíciles de conservar y más caras. La estructura física del ARN y ADN son similares, diferenciándose en apenas unos átomos de oxígeno, hidrógeno y nitrógeno colocados en diferentes posiciones. Pero en cuanto a su papel como portadores de la información genética se parecen como el día y la noche. Como similitud tienen que se componen de las mismas 5 bases nitrogenadas. Una de las grandes diferencias es que el ADN es una doble cadena y el ARN es una sola cadena que la hace más sencilla, lábil e inestable, lo que explica que las vacunas basadas en el ARN-m sean más exigentes en su conservación para evitar su degradación. Aproximadamente el 5% del peso de cada una de nuestras células es ARN. Fueron Jacob y Monod en 1961 quienes postularon el concepto del ARNm.

Hubo un español que recibió en 1959 el Premio Nobel de Medicina, quien llevó a cabo con su equipo del New York University Medical School los hallazgos que fueron determinantes para sintetizar el ARN en el laboratorio. Estuvo 10 años estudiando la fosforilación oxidativa que le condujeron al descubrimiento de la enzima de Azotobacter vinelandii y de ahí a las claves genéticas. Este asturiano ilustre de Luarca fue el quinto Nobel español de los siete que tenemos: José Echegaray 1904, Santiago Ramón y Cajal 1906, Jacinto Benavente 1922, Juan Ramón Jiménez 1956, Vicente Aleixandre 1977 y Camilo José Cela 1989. En el ranking de los Nobel están USA con 353, seguido de Reino Unido con 125 y Alemania con 105. Quiero dedicar esta columna de opinión a otro gran asturiano amigo que responde a las siglas ALA, ni más ni menos.

Existen dos tipos de terapias basadas en el ARN como son la de las proteínas funcionales que sustituyen el ARNm por otro sano y las terapias antisentido cuando una molécula sintética se una al ARNm para bloquear la producción de proteínas. Como hemos visto, algunas de las terapias basadas en ARN nos sirven en inmunología para elaborar vacunas, pero también se usan cotidianamente en el tratamiento de enfermedades genéticas raras, en la mejora en los resultados de trasplantes de riñón, tratamientos de ciertos tipos de cáncer (melanoma y pulmón), fibrosis quística y hemofilia, e incluso en la reducción de los niveles de colesterol LDL. Sin duda que el ARN si es una supermolécula, mucho mejor que la superliga europea, y que a buen seguro aporta beneficios a millones de personas en el mundo, mientras que la superliga de futbol solo aporta millones de euros a unos pocos. Personalmente me quedo con el ARN y todo lo que de él se deriva como la entrañable imagen realizada por el fotógrafo danés Mads Nissen que ha sido galardonada con el World Press Photo 2021 la semana pasada titulada la “cortina de abrazos” entre una anciana Rosa Luzia Lunardi de 85 años y la enfermera Adriana Silva da Costa Souza en la residencia Viva Bem de Sao Paulo (Brasil), ciudad con casi la misma población que todo nuestro país (46 millones de habitantes). Creo que una gran mayoría echamos en falta poder abrazarnos como signo de esperanza y amor. El abrazo produce liberación de endorfinas del cerebro y alivia la ansiedad, reduce el stress, derrota el miedo, comunica sentimientos y estimula los sentidos. Dicen que la duración media de un abrazo entre dos personas es de tres segundos, pero algunos investigadores han descubierto que si el tiempo es mayor tiene efectos terapéuticos. Creo que me apunto a esta terapia, incluso de forma preventiva. Alguien dijo que un abrazo es como ese traje que se amolda a todos los cuerpos y que si lo unimos a lo que decía Paulo Coelho de que cada vez que abrazamos a alguien con gusto, ganamos un día más de vida, pues está claro, abracémonos más y vacunémonos. Para ver es necesario algo más que la mera recepción en los globos oculares que decía Poincaré en su libro “El valor de la ciencia” en 1905 y que nos sirve a muchas empresas para definir nuestra “Vision ADN-ARNm Misión”

Y para concluir esta columna de opinión me despido como lo hacía nuestro eminente científico el Profesor Severo Ochoa: “Sincerely yours”

“Investigar es ver lo que otros también pueden ver y pensar lo que otros no han pensado”. Profesor Hans Adolf Krebs (1900-1981) Profesor de Bioquímica en Oxford y ganador del Premio Nobel de Fisiología-Medicina en 1953

Por Antonio Palomo Yagüe