El agua potable y España, un binomio complejo

Estuve impartiendo la semana pasada un seminario acerca de “El agua y el sector agrario”. En la introducción, exponía que el consumo anual de agua en España puede estar situado alrededor de los 47.000 – 48.000 hectómetros cúbicos y que el conjunto de los embalses, pantanos y presas españoles tiene una capacidad global de almacenamiento del orden de los 57.000 hectómetros cúbicos.

En la actualidad, finales de noviembre, el volumen de agua embalsada puede estar alrededor de los 20.000 hectómetros cúbicos (es decir, unos 20.000 millones de metros cúbicos) lo cual no deja de ser, por las fechas en que nos encontramos, altamente preocupante.

Debe tenerse en cuenta que en España cada habitante consume cada año directamente, de media, alrededor de unos 60 metros cúbicos (lo que supone un consumo anual de agua, por parte de nuestra población, del orden de 2.800 hectómetros cúbicos)

A su vez, España posee alrededor de 4 millones de hectáreas de regadío, de los cuales sólo el 0,5 por 100 se riega con agua desalada, cuando en España se vienen a utilizar anualmente para riego alrededor de 17.000 hectómetros cúbicos (de ellos unos 5.000 a través de técnicas de aspersión; otros 7.000 mediante técnicas de goteo y el resto aplicados en riegos por gravedad).

A esta cifra, realmente muy importante, hay que sumar todo lo que consume anualmente una ganadería compuesta, hablando en términos medios, por unos 6,1 millones de cabezas de vacuno, 29 millones de porcino, 16 millones de ovinos, 3,1 millones de caprino, 44 millones de gallinas ponedoras, etc. etc. Esta ganadería requiere anualmente de unos 14.000 hectómetros cúbicos.

Por su parte, el sector industrial y energético consume en 12 meses, hablando siempre en cifras aproximadas, no menos de 12.000 hectómetros cúbicos.

Es decir, que, en grandes cifras, España tiene un gasto anual de agua cercano a los 46.000 hectómetros cúbicos.

Con todas estas cifras en la mano y teniendo en cuenta que, de acuerdo con los datos provisionales disponibles, el último año hidrológico, 2016-2017 (período comprendido entre el día 1 de octubre del 2016 y el 30 de septiembre de 2017) ha sido muy seco en el conjunto del país (ha resultado ser del octavo año hidrológico con menos precipitaciones desde el año 1981), creo que hay motivos suficientes para estar preocupados y mucho más si resulta ser cierto el cambio climático.

Lo asistentes proponían (hablando fundamentalmente de la agricultura) solucionar a medio plazo el problema con cultivos adecuados y agua desalada. Esta solución (que a su vez aligeraría la problemática global) podría ser técnicamente viable, pero difícilmente lo es desde una perspectiva económica; debe tenerse en cuenta que hoy el coste del agua desalada está alrededor de los 0,8 – 0,9 euros el metro cúbico (luego, ocho veces más elevado de lo que supone para los regantes el coste actual del agua procedente de los embalses).

En mi opinión, probablemente ha llegado el momento de replantearse en profundidad la actual “política del gasto de agua en España” y, tal vez, sea hora aplicar con urgencia y con todas sus consecuencias la compleja y exitosa metodología que utiliza Israel en este campo y que empieza por la educación de los niños en los colegios.

De lo que sí estoy convencido es de que la actual estructura del gasto de agua en España es inviable a corto plazo, porque nos estamos acercando peligrosamente a la “línea roja” (donde la situación de daño, especialmente a la agricultura y a la ganadería, es prácticamente irreversible). Es hora de actuar.

Carlos Buxadé Carbó.

Catedrático de Producción Animal.

Profesor Emérito.

Universidad Politécnica de Madrid.