Unión de Uniones de Agricultores y Ganaderos

Unión de Uniones de Agricultores y Ganaderos, tras analizar los datos del último informe del FEGA, ha lamentado que en el último año más de 700 ganaderos de vacuno hayan abandonado su actividad en España, según ha informado en un comunicado.

En concreto, la organización agraria advierte de que la «supuesta reestructuración del sector, que así es como llaman a esta sangría de ganaderos en el Ministerio», ya se ha llevado por delante 5.000 empresas en seis años.

De esta forma, destaca que la crisis que sufre el sector lácteo desde hace años pone de manifiesto la dificultad de muchos ganaderos para poder seguir dando continuidad a su actividad, con costes de producción que no son capaces de trasladar a la cadena a través de su precios.

Unión de Uniones recuerda que España es deficitario en leche de vacuno y que el gasto en alimentación supone más de la mitad de los costes productivos de las explotaciones. Por eso, la organización critica que el precio percibido por el ganadero español está un 6% por debajo de la Unión Europea y un 8% por debajo del francés, excedentario y con unos costes de alimentación más baratos.

La organización insiste en la dificultad que tienen los ganaderos para trasladar la subida de los costes asociados a su actividad, costes principalmente de alimentación, por la vía de los precios, ya que la industria no negocia, impone el precio, según Unión de Uniones.

De esta forma, desde octubre, el pienso para animales habría aumentado más de un 16%, mientras que el precio de la leche lo ha hecho en un 0,89%, mientras que desde noviembre esta tendencia es más acusada, ya que la leche va bajando y el precio de los piensos se ha ido incrementando.

En este sentido, la organización demanda la puesta en marcha de una estrategia nacional de proteína vegetal, como ya lo ha hecho Francia, para reducir la dependencia de materias primas para pienso producidas en el exterior y que son fuente de especulación, como la soja.

Igualmente, Unión de Uniones muestra su malestar con el «desprecio y hasta la criminalización» que se está haciendo por parte de algunos colectivos y sectores de la sociedad a la ganadería en su conjunto y que va en contra de la valorización de sus producciones.