Sentencias del Tribunal Superior de Justicia de la Unión Europea

El jueves pasado el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, ubicado en Luxemburgo, emitió la sentencia en relación con el recurso presentado por la empresa BASF contra las prohibiciones introducidas por la Comisión Europea en 2013 en relación con el insecticida Fipronil.

El Tribunal estimó parcialmente el recurso de BASF por considerar que las prohibiciones en el uso del mencionado insecticida se dictaminaron sin que existiese una adecuada evaluación previa de su impacto, por lo que las ha anulado.

Como es sabido, el día 1 de diciembre de 2013 entraron en vigor las mencionadas prohibiciones. Por ellas no estaba permitido el tratamiento con Fipronil de las semillas de maíz y de girasol y restringían los cultivos donde el Fipronil se podía utilizar como tratamiento de semillas, limitándolo a cultivos de invernadero o a cultivos que se cosechan antes de la floración, como puerros, chalotas, cebollas y hortalizas del género Brassica (como las coles de Bruselas, coliflor o brócoli).

En su recurso, BASF consideraba que la decisión de la Comisión Europea era el resultado de una aplicación desproporcionada del denominado “Principio de precaución” y que la Comisión no había considerado adecuadamente todas las evidencias científicas disponibles. El recurso estaba apoyado por la patronal europea de productos fitosanitarios (ECPA) y la patronal europea de productores de semilla (ESA).

También el jueves pasado el mencionado tribunal desestimó los recursos presentados por Bayer y por Syngenta acerca de las restricciones impuestas por la Unión Europea acerca de la utilización de tres neonicotinoides (se trata de clotianidina, imidacloprid y tiametoxam).

Estas restricciones impedían el uso de la clotianidina y del imidacloprid (desarrollado por Bayer) y del tiametoxam (desarrollado por Syngenta) en plantas que fueran atractivas para las abejas, como el maíz o la colza.

El Tribunal desestimó el recurso de las empresas, que estaba apoyado por la organización agraria británica NFU, la Asociación francesa de productores de maíz (AGPM), la patronal europea de los productores de fitosanitarios (ECPA) y la patronal europea de productores de semillas (ESA), entre otras organizaciones.

En el recurso, las empresas solicitaban que se anulara la prohibición y presentaron estudios científicos que avalaban que las sustancias no causaban daño a las abejas si se usaban correctamente. Syngenta también solicitó el pago de una indemnización de al menos 367,9 millones de euros. El Tribunal desestimó todos estos argumentos.

Paralelamente, el profesor del Departamento de Zoología de la Universidad de Córdoba, don José María Flores, presentó en Düsseldorf (Alemania) las principales conclusiones de la investigación en la que también han participado el Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA) y la empresa Bayer, entre otros colaboradores.

Se trabajó con colonias de abejas melíferas distribuidas en tres grupos (uno de control sin exposición a pesticidas; otro, expuesto a clotianidina y el tercero, a tiametoxam). El objetivo era, como ha explicado el profesor Flores, probar cómo podía estar afectando a las abejas expuestas a esos dos neonicotinoides a través de las flores de girasol.

En el proyecto se crearon las condiciones adecuadas para que las abejas acudieran únicamente en busca de néctar a los girasoles y, además, a los girasoles asignados a cada grupo, atendiendo así a las normas “estrictas” que pide la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) para validar estudios.

Se investigó minuciosamente la evolución de la población de las abejas adultas, la de las crías, las reservas de polen, de miel o el número de colonias muertas durante los ensayos y en ninguno de esos parámetros se apreciaron diferencias significativas entre los tres grupos.