SAN FRANCISCO DE ASÍS: NUESTRO PATRÓN

Decía el físico, matemático y astrónomo francés Pierre-Simón Laplace (1892) en su teoría analítica de las probabilidades, que producimos una cosa como efecto del azar cuando nosotros ignoramos las causas que lo han producido. El azar no tiene, por tanto, en si mismo ninguna realidad, solo un término para designar nuestra ignorancia sobre la manera en que las diferentes partes de un fenómeno se coordinan entre ellas y con el resto de la naturaleza. La noción de probabilidad se refiere a esta ignorancia. San Francisco de Asís decía que donde hay caridad y sabiduría, no hay temor ni ignorancia. No en vano, Laplace compartió el determinismo científico, base de nuestra actividad profesional diaria. Llegó a ser Ministro de Interior en Francia, lo que sin duda nos hace pensar que quizás hace más de un siglo llegaban a dichos altos cargos personas realmente preparadas mentalmente y dignas de ostentarlo. Me preocupa que podamos ir en retroceso en este aspecto sin que sean los más capacitados los que ocupen los puestos más relevantes, y más sabiendo que después de la secuenciación del genoma humano en 2003 (tenemos unos 20.000 genes y 3.000 millones de pares de bases), que el 99% del mismo es parecido al de los primates y el 90% al de los ratones, además de que para cada uno de los genes tenemos dos copias y que con una que funcione sería suficiente. Tengo la duda de que esto sea cierto cuando escucho algunos discursos en ciertas personas como de que de en algunos hombres de los 23 pares de cromosomas solo uno sea el sexual y los otros 22 los autosómicos, y no viceversa. Como dice el Dr. Luis Montoliu del CSIC-CNB (Centro Nacional de Biotecnología), “en biología las apariencias casi siempre engañan”. Dejo puestas algunas de mis esperanzas en la proteína P53 conocida como el guardián del genoma que promueve la reparación del mismo a ver si con el tiempo lo va arreglando.

Pero para quedarme más tranquilo, me voy a encomendar a nuestro Patrón de Veterinaria y de los Animales, que celebramos cada año este 4 de octubre, y quien nació en Asís – Italia (1182) en el seno de una familia rica, conocido como San Francisco de Asís (Juan Giovanni en italiano).  Hoy quiero dedicar esta columna de opinión a todos los compañeros Veterinarios que tanto bien hacen por los animales trabajando durante su vida en esta noble profesión. Bien saben que tradicionalmente, cuando las cosas se ponen feas uno tiende a pensar en las divinidades, lo cual es muy del ser humano, “solo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena”. A los animales les consideraba sus “hermanos menores” y decía que no debemos avergonzarnos si, a veces, los animales están más cerca de nosotros que las personas. Seguro que muchos de ustedes así lo sienten, y para nada les produce rubor. Ya introdujo el tema del bienestar animal.

San Francisco de Asís también decía que debemos comenzar haciendo lo necesario, después lo que es posible y de repente estaremos haciendo lo imposible. Muchas veces en nuestro trabajo diario como en nuestra propia vida confundimos lo necesario con lo superficial, lo posible con lo imposible y lo importante con lo urgente, y creo sinceramente que en ello radica gran parte de nuestra eficiencia y bienestar tanto profesional como personal. Esto lo quiero ligar con otro pensamiento de nuestro Patrón, que dice “luchemos por alcanzar la serenidad de aceptar las cosas inevitables, el valor de cambiar las cosas que podamos y la sabiduría para poder distinguir unas de otras”. Estoy seguro, que a una gran mayoría de ustedes les gusta la serenidad.

Y quiero terminar este homenaje a todos mis compañeros de profesión con otra frase de San Francisco de Asís que menciona aquello de que “La verdadera enseñanza que transmitimos es lo que vivimos, y somos buenos predicadores cuando ponemos en práctica lo que decimos”. Abogo por el respeto y la coherencia en nuestra profesión veterinaria y praxis diaria, que como se ha demostrado durante esta pandemia, carece de la relevancia social que merece, y que, practicando el pensamiento crítico, quizás si entre una mayoría somos capaces de que lo que pensamos, decimos y hacemos converjan, nuestra credibilidad/prestigio irán en aumento.

“El progreso en ciencia depende de nuevas técnicas, nuevos descubrimientos y nuevas ideas, probablemente en este orden” – Sydney Brenner (1927-2019) – biólogo sudafricano Premio Nobel de Fisiología en 2002

Por Antonio Palomo Yagüe