Previsiones actuales acerca de las cosechas de maíz y de soja

Obviamente para la ganadería mundial, especialmente la vinculada a modelos intensivos de producción, y, por supuesto, para la nuestra (que mayoritariamente, guste o no, es intensiva), el maíz y la soja juegan un papel absolutamente trascendente. Y esto lo conocemos muy bien en la Unión Europea y, por supuesto, en España.

Pero, esta realidad también es muy bien conocida en el mundo financiero, en el “mundo” de los “capitales orientados a la especulación comercial” que, en no pocas oportunidades, genera importantes distorsiones coyunturales en los mercados de las materias primas para la alimentación animal (sobre todo, cuando hay un número elevado de operaciones confluyentes en el tiempo) y esta realidad la hemos vivido con frecuencia en los últimos años.

Actualmente, en los Estados Unidos (que también aquí, en razón a las dimensiones de su agro, marca las principales pautas a nivel mundial), de acuerdo con los últimos informes de que dispongo en el momento de escribir estas líneas, ya tiene recolectada un 40% de la cosecha de maíz y un 50% largo de la cosecha de soja y, consecuentemente, se tiene unas buenas perspectivas de los volúmenes de oferta estadounidense con que se podrá contar a corto plazo.

En este sentido, si bien los rendimientos finales parece ser que van a ser algo distintos a los inicialmente previstos (algo mejores en el maíz y algo peores en la soja) cabe prever que los datos finales de cosecha van ajustarse bastante bien a las previsiones iniciales.

Los rendimientos de las alrededor de 35 millones de hectáreas cultivadas del maíz pueden estar cerca de las 10,9 t/ hectárea (lo que puede generar una producción final récord de unos 380-390 millones de toneladas); en el caso de la soja, con unos 34 millones de hectáreas a cosechar, el mencionado rendimiento podría situarse alrededor de los 3,5 t/Ha (por lo tanto, unos 120 millones de toneladas de producción global).

Si se compara esta oferta mencionada con la demanda esperada (sin considerar la especulación y posibles alteraciones significativas en las expectativas de demanda generadas por China, por ejemplo) nos podemos encontrar, al final del ciclo comercial, con unos stocks, del orden de un 15-16% en el caso del maíz y de un 10% en el de la soja.

Pero, además, no se olvide, en el caso de la soja, la incidencia significativa que tienen las cosechas de Brasil, Paraguay y Argentina. A todo ello habrá que sumar, como es natural, para poder tener el·”dibujo completo” las cosechas mundiales de trigo y de cebada forrajera.

En definitiva y en principio (siempre a la espera de como actúe la especulación que, para mí, es un factor cada día más importante), parece claro que en la presente campaña la volatilidad será claramente superior en la soja que en el maíz. Consecuentemente se podrá actuar, al menos a priori, de forma claramente más conservadora (y, si se quiere expresar así, más pragmática, más de actuación en futuros) en el caso del maíz que en el de la soja.

No obstante, para poder tener una perspectiva más clara de toda esta situación habrá que esperar aún un par de meses, cuando podamos disponer de una visión mundial de conjunto más asentada y segura, del binomio oferta global-demanda global, de la que podemos tener en este momento.

 

Carlos Buxadé Carbó.
Catedrático de Producción Animal.
Profesor Emérito.
Universidad Politécnica de Madrid.