Opinión de Antonio Palomo : WATCH & WAIT

 

Opinión de Antonio Palomo : WATCH & WAITOpinión de Antonio Palomo : WATCH & WAIT

Más que la pena de perderle me alegra la fortuna de haberle tenido. Me refiero a mi Padre, a quien perdimos hace cinco años este 29 de enero. No es casualidad que estas mismas fechas se celebre en la Universidad española Santo Tomás de Aquino, principal representante de la enseñanza escolástica, uno de los pensadores más importantes de la Edad Media y patrón de los profesores, entre los cuales me enorgullezco de tener muchos conocidos y grandes amigos, a quienes junto a “mi gran profesor de la vida” va dedicada esta columna de opinión. Mi progenitor, como el Doctor Angélico, este segundo basado en Aristóteles, creían en la compatibilidad entre la razón y la fe. Aún más importante, desde mi punto de vista, ambos coincidían en que la educación es emancipadora, de quien aprendían sus bases del proceso educativo que lo centraban en cada persona, con un carácter humanista encaminado hacia la virtud y la búsqueda permanente de la verdad. La formación continuada es una de las asignaturas pendientes en nuestro sector porcino, la cual, sin duda, ha mejorado en los últimos años ligada a las diferentes asociaciones profesionales, plataformas digitales y voluntad de un mayor número de personas en adquirir conocimientos. Y es que la formación es la base de la mayoría de los avances sociales, como el gran avance científico al que hemos asistido y que ha permitido oír por primera vez a Aissam Dam, un niño marroquí de once años sordo de nacimiento, gracias a la terapia génica realizada en el hospital infantil de Filadelfia (EEUU) basada en la sustitución del único gen (otoferlina) mutado presente en el cromosoma X que es el responsable de destruir una proteína de las células ciliadas del oído interno que son las determinantes de transmitir el sonido al cerebro. Cuando al niño le preguntaron cuáles son los sonidos que más le han gustado escuchar por primera vez ha dicho que las voces de las personas. Estoy plenamente seguro de que Aissam, cuyos padres vinieron a España cuando solo tenía tres años y su Padre se gana la vida como obrero de la construcción en Barcelona, sabe perfectamente discernir entre terrorismo, películas de terror, alboroto, algarada, barullo, escándalo, jaleo, jolgorio o griterío, sin necesidad de tener que oír a los expertos tergiversadores de los términos, también conocidos como chantajistas emocionales. El antónimo de algarabía es silencio, acepción que, a buen seguro, este niño podría explicar a nuestros dirigentes dándoles una solemne clase magistral más ejemplo.

De mi Madre aprendí lo de oír, ver y callar, al tiempo que de mi Padre lo de mirar y esperar (watch & wait), que me han sido y siguen siendo de gran utilidad en mi actividad vital, tanto personal como profesional. Sin duda he oído muchas cosas de innumerables personas, respetando todos los puntos de vista, lo que no significa que siempre esté de acuerdo ni lo comparta, momento en el que, salvo excepciones, guardo silencio (“see, hear and be silent”). Reconozco que me sublima más aprender que juzgar. Ya saben que está de moda en los ámbitos progres excluir al que disiente, como hemos podido comprobar de forma lamentable con el caso del brillante filósofo Fernando Savater formado en la Universidad Complutense de Madrid, Doctor honoris causa por numerosas Universidades y distinguido con cuantiosos premios literarios y de periodismo. No estoy seguro de que los directivos del periódico que decidieron echarle conozcan el contenido de uno de los libros de Savater que muchos hemos leído, titulado Ética para Amador, el cual nos enseña la importancia de muchos de esos innumerables pequeños aspectos de la vida humana que ignoramos por considerarlos irrelevantes, como las costumbres, las decisiones diarias, los deseos, la libertad; entre otros básicos. Para él la Ética es el arte de vivir optando por lo que no es conveniente, descartando lo que nos es inconveniente, lo que me da la pista de uno de los motivos por los que le han excluido de su dilatada labor periodística en un medio con dudosa ética en los tiempos actuales.

Opinión de Antonio Palomo : WATCH & WAITNo es infrecuente en nuestro ámbito técnico leer y/o escuchar planteamientos diversos sobre un mismo tema, e incluso, a veces, opuestos. Desde mi punto de vista, además de enriquecer el diálogo científico, nos permite continuar aprendiendo y avanzando. Pongamos por ejemplo la ingente información sobre los planes de control del virus del Síndrome Reproductivo y Respiratorio Porcino que este año cumple la edad de Jesucristo (33 años) creándonos graves trastornos productivos y económicos. ¿Cuántos planes de vacunaciones se nos han planteado en el tiempo? ¿Cuál es la eficacia real en la práctica de dichos programas? ¿Qué ROI obtenemos de la aplicación de dichos planes? ¿Cómo han evolucionado las recomendaciones sobre las medidas de prevención y control en lo que va de siglo? La semana pasada se publicó un interesante trabajo desarrollado por científicos de la Universidad de Illinois y Universidad de Minnesota donde el gen C163 que expresa las células de superficie de los macrófagos alveolares son los receptores celulares de entrada del virus en el organismo, determinando que modificando dicho gen se permite impedir la infección, lo que supone un avance más en el futuro control de la enfermedad. Que razón tenían quienes en los albores de dicha patología la nombraron Enfermedad Misteriosa. Sigamos mirando y esperando que los numerosos equipos de científicos, que cada día trabajan con este virus, nos sigan aportando conocimientos que nos permitan tener más argumentos aplicativos para minimizar la frecuencia y gravedad de dicha enfermedad. El viernes visitaba una granja de algo más de mil reproductoras en la zona centro donde estamos llevando a cabo una pauta de manejo en la que destetamos cada camada de lechones segregados de forma individual (no mezclamos animales ni separamos ni por sexo ni por pesos) teniendo hasta el momento resultados muy positivos en la reducción de la viremia reflejada en ausencia de clínica, reducción drástica de mortalidad – morbilidad y mayor ganancia media diaria. Esto solo se puede hacer de forma efectiva si tenemos un equipo humano implicado y con las suficientes personas para poder realizar bien el trabajo como es el caso que nos ocupa. El responsable, persona a la que tengo gran respeto y aprecio, con el que hemos aprendido muchas cosas juntos durante años, me dijo una frase que quiero dejar aquí constancia y que tiene mucho que ver con el libro que he mencionado de Fernando Savater: “el peón que sobra adelanta la obra”.

 

“Llegará un momento en que los hombres caerán en lo absurdo, y cuando vean a alguien que no está trastornado, lo atacarán” – San Antonio Abad

 

 

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