Acabamos de concluir el primer cuarto de este 2022 (Q1) terminando con el fin de semana 17, posiblemente el más importante de los 52 de este año, en mi opinión. En dos días hemos celebrado el Día de la Madre, el Día del Trabajo y el Día Internacional de la Veterinaria, por dicho orden de importancia en consideración de quien les escribe. Para el psicoanalista y pediatra inglés Donald Winnicott, la madre, gracias a los cuidados que brinda a todo hijo, le enseña que la vida merece la pena ser vivida, algo en lo que estoy completamente de acuerdo, honrando la memoria de mi Madre, quien también me inculcó el placer de trabajar y me apoyó para ser el Veterinario que hoy soy. Santiago Ramón y Cajal decía que la memoria como archivo del pasado y lucimiento del presente es uno de los dones más preciados y maravillosos de la vida, a lo que los griegos divinizaron con el nombre de Mnemosina, madre de las musas.

            En dicha semana ha habido un tema monográfico en mis diferentes visitas de trabajo, y especialmente en los dos días que estuve en Cataluña. Su nombre es Rosalía, esta nueva cepa recombinante de dos cepas del virus Síndrome Reproductivo y Respiratorio Porcino (PRRS) que está causando graves pérdidas económicas en nuestras granjas del cuadrante noreste del país derivado de elevadas tasas de abortos, mortalidad en cerdas, lechones y engordes (entre 30-70%). El virus PRRS se identificó en Europa hace 31 años (1991), y desde entonces nos supone un verdadero quebradero de cabeza. Este virus ARN de la familia Arteviridae no está emparentado con la cantante Rosalía nacida en Sant Cugat del Valles en 1992, aunque tengan prácticamente la misma edad y la segunda dos canciones premiadas por los Grammy tituladas “Malamente” y “El mal querer”, que bien podrían definir lo que nos acontece en las granjas ante cuadros de la enfermedad. También tienen en común que el porcentaje de detección de cepas de mayor virulencia y patogenicidad atípica ha aumentado en la última década, siendo una de las causas la introducción de nuevos virus por la importación de lechones, cerdas y verracos. Una vez más se ponen de relieve las lagunas que tenemos en las medidas de bioseguridad externa en muchas de nuestras granjas. No menos importantes, considero, son las medidas de bioseguridad interna y biocontención. Creo necesario ante este virus utilizar la consiliencia, es decir, tener la disposición por la voluntad de unir los conocimientos y la información de distintas disciplinas para crear un marco unificado de entendimiento, que no necesariamente significa hacer un enfoque holístico, como en ocasiones escucho. Si vamos a la traducción literal, significa un saltar juntos del conocimiento con raíces griegas como una visión racional, lo que está intrincado con el método científico para demostrar cualquier teoría o hipótesis, de forma que las inducciones que surgen desde la aplicación del método científico son los únicos indicadores aceptados de consiliencia. Fue William Whewell en 1840 quien acuño el término en su libro “La filosofía de las ciencias inductivas”. No fue hasta 1998 donde el concepto adquirió relevancia por el biólogo humanista Edward Osborne Wilson en su texto “Consilience: la unidad del conocimiento” basado en comprender los detalles y proporcionarles un sentido, que están próximos a las teorías reduccionistas. No obstante, me parece relevante destacar en este punto la importancia de la anamnesis, o lo que Charles Darwin denominó el mito del registro objetivo de los hechos, refiriendo que “es extraño que la gente no vea que toda observación, para ser de utilidad, tiene que ir a favor o en contra de algún punto de vista”. Aquí me pregunto si es ser mejor erizo o zorra, ya que el primero solo sabe hacer una cosa, pero eficaz, mientras que las raposas tienen muchos trucos diferentes. Sabemos mucho sobre el virus PRRS, conocemos programas específicos para su control y aun así, considero que nos faltan muchas más cosas por saber para su segura prevención, aunque a buen seguro Rosalía no será la última cepa de alta virulencia. Entiendo, y confío, en que el desarrollo de nuevas vacunas en el futuro son gran parte de la solución real.

            Una gran solución a Rosalía fue Rosalía de Castro, una de las grandes poetas de la literatura española del siglo XIX, considerada junto a Gustavo Adolfo Bécquer la precursora de la poesía española moderna, nada más y nada menos. He aquí dos de los top de la poesía y la virología. A esta gallega ilustre se la bautizó como “hija de padres incógnitos o desconocidos” por el origen eclesiástico de su Padre y ser su Madre una hidalga soltera de escasos recursos económicos. No olvidemos que al virus PRRS inicialmente se le conoció como responsable de la “Enfermedad Misteriosa”. Además, Rosalía vivió hasta los 8 años en una aldea del municipio coruñés de Ames que, como saben, también es la sede de la Universidad Estatal de Iowa (ISU), esta segunda en Estados Unidos, cuyo laboratorio de diagnóstico es referente en virus PRRS. Veo aquí, también, algunas analogías, que podemos hacer extensivas a la mala salud que durante toda su vida la acompañó, y que su médico calificó de la “eterna enferma”. Sin duda, mucho que ver con esas granjas inestables al virus PRRS. Durante su vida, fue menospreciada y marginada, siendo sus mayores promotores los escritores del 98, un siglo después de su muerte, algo que es muy común en cualquier persona que destaca en nuestro país. Afortunadamente, los reconocimientos posteriores han sido innumerables, incluso fuera de nuestro territorio. Como curiosidades, tenemos un vino denominación de origen Rías Baixas con su nombre, un avión de Iberia, el nombre del aeropuerto Lavacolla de Santiago de Compostela y un billete de 500 pesetas emitido el día que yo cumplí 17 años. Hoy el coste de la cepa del virus PRRS produce pérdidas de alrededor de 500 €. ¡Como ha subido el IPC, qué barbaridad! Y no menos transcendente para entender su gran relevancia es que hace dos años y medio la Unión Astronómica Internacional denominó a la estrella HD 149143 como “Rosaliadecastro”. También el virus PRRS es la estrella de la patología porcina con mayores pérdidas económicas de lo que va de siglo XXI. Claro que no todas las estrellas son necesariamente negativas. Me quedo con la gallega, dedicando esta columna a una excelente compañera Veterinaria de dicho origen que hizo su tesis doctoral con el virus PRRS, y que identificó una cepa que lleva su nombre, Paloma, mucho menos virulenta y más agradable.

FELICIDADES A TODAS LAS MADRES, TRABAJADORES Y VETERINARIOS.

“El amor de una madre no contempla lo imposible” Charles William Paddock (1900-1943) Atleta estadounidense doble campeón olímpico de atletismo velocidad (100 y 4×100 metros)