Opinión de Antonio Palomo: IKIGAI

Opinión de Antonio Palomo: IKIGAIOpinión de Antonio Palomo: IKIGAI

El que más y el que menos hemos hecho examen de conciencia, o al menos una evaluación, bien parcial o total, de lo acontecido en nuestra vida durante el pasado año 2023, al tiempo que nos hemos puesto objetivos para este nuevo año bisiesto de 366 días que tenemos por delante los que hemos superado el anterior que, por desgracia, no hemos sido todos. A todos estos compañeros, algunos grandes amigos, quiero dedicar esta primera columna de opinión de este ilusionante año. Como bien me dijo mi Madre unos días antes de fallecer, y que tanto me ha ayudado a mantener viva su memoria y la de tantos seres queridos perdidos en esta ineludible condición humana: “es necesario que aprendas a vivir con humildad y modestia las ausencias y con los ausentes”. El escritor japonés, que quedó huérfano a los cuatro años, premio Nobel de Literatura en 1968, Yasunari Kawabata, describió el término “Mono no Aware” que expresa la gratitud por lo vivido y la melancolía por lo que ya pasó. Así quiero manifestar mi gratitud a esos compañeros que nos dejaron el año pasado, no sin marcada aflicción por su pérdida. No hay futuro sin pasado y en todo pasado hay un futuro tanto en nuestro ámbito personal como profesional, o lo que es correlativo, que aquel que no respeta el pasado no es digno de su futuro. En ambos planos, el año pasado, en mi caso, como a buen seguro en los suyos, estuvo colmado de momentos extraordinariamente buenos y también de gran dureza. Esto me recuerda que la esperanza sin la memoria está vacía, al tiempo que la memoria sin la esperanza es ciega. En mis felicitaciones navideñas y del año nuevo había varias palabras que se repetían y que resumo para todos con mis mejores deseos para este 2024, ordenadas por orden alfabético: bienestar, esperanza, fe, ilusión, perseverancia, prosperidad, salud y trabajo. Y si podemos hacerlo manteniendo el equilibrio / tensión entre la rapidez de los acontecimientos de la sociedad y la lentitud propia de la vida humana, creo que puede ser interesante. Y en este contexto voy a escribir el texto de mi petición a los Reyes Magos para este año.

Hay un concepto en la cultura japonesa que produce gran satisfacción a quienes logran completarlo, basado en la perfecta convivencia entre pasión, misión, vocación y profesión. Se conoce como ikigai, lo que tiene las mismas coordenadas que mis deseos. Escuchamos y sufrimos aquello de que el día a día nos come. Yo personalmente prefiero comerme el día y poner vida al tiempo. Todos, o al menos muchos dentro de nuestro sector porcino, estamos ocupados con miles de cosas, olvidando a menudo nuestras pasiones y sueños. Para ello entiendo que es importante saber lo que amamos hacer (vocación), lo que nos apasiona (pasión), claro está, conociendo nuestras limitaciones y aptitudes personales y las de las personas que nos rodean en nuestro equipo y con quien trabajemos / vivamos cada día (profesión). Dentro del concepto ikigai se incluye, como entiendo es humano, tanto la remuneración económica como la satisfacción personal. Pero para lograr completarlo es necesario preguntarnos activamente qué beneficios podemos reportar a los demás con nuestras acciones (misión). Personalmente, a mi no me vale lo de que tu pérdida es mi ganancia que he escuchado en más ocasiones de las que me hubiera gustado, y que se suele volver como un bumerán contra quien lo practica.  Desde mi punto de vista, si somos capaces de hacer coincidir el deber con el placer, vamos bien, al tiempo que evitar ese stress provocado por establecer metas que están lejos de nuestras posibilidades. Las dificultades no nos deben desanimar, teniendo presente que no todo lo que nos rodea y ocurre tiene una explicación lógica. Las oportunidades suelen llegar a los que aprenden de los errores y están mejor preparados, siendo preciso perseverar para obtener resultados satisfactorios y duraderos en el tiempo

El año que acabamos de concluir ha sido, como me decía un excelente compañero veterinario catalán con 50 años de profesión a pie de campo y en activo, un buen año en cuanto a resultados. Hemos tenido un año de costes razonablemente elevado derivado del precio de los piensos que se han ido conteniendo durante los meses finales, con un rango de enero a diciembre de unos 80 €/Tm, equivalente a 18-20 €/cerdo (algo menos de 4 cerdos se comen una tonelada de pienso incluyendo el alimento de sus madres, así como lo que consumen de lechones y en engorde), asociado a una penalización por los problemas sanitarios (bajas, rendimientos zootécnicos). Como contrapartida, hemos gozado de unos precios de venta considerablemente altos, con un balance económico positivo. Aún así, ¿hemos alcanzado nuestro forecast, budget, profit, ebitda? Si no es así, quizás tengamos un problema con el ikigai.  Lógicamente ya tendremos aprobados los presupuestos para este año que acaba de comenzar y tenemos 51 semanas por delante para trabajar y alcanzarlos. Claro que están hechos sobre unas previsiones que pueden verse alteradas por innumerables factores, más aún en los mercados internacionales, tan volátiles. ¿Quién sabe cuál va a ser el precio de las materias primas y el del kilo de cerdo este año 2024? Yo, no. Me han pasado estos días de atrás algunas notas sobre trabajos hechos con inteligencia artificial y utilizando algoritmos que dan, incluso, precios medios de ambas variables troncales para definir el coste de producción. Permítanme que lo deje entre signos de admiración e interrogación. Durante la guerra de los diez años (Guerra de 1868 o Guerra de Cuba) donde los cubanos se enfrentaron a los españoles por su independencia, se estima que el 93% de los coloniales fallecidos (200.000) murieron por enfermedades como la malaria, disentería, viruela, tuberculosis, fiebre amarilla y úlceras crónicas. Una lección más de que la sanidad es un punto crítico en la viabilidad – sostenibilidad y toda medida de bioseguridad es poca. Estimaron un coste económico de la contienda de 250 millones de pesetas (1,5 millones euros). No debemos confundirla con aquella frase de que los españoles perdimos la guerra de Cuba y por lo tanto las colonias, pero vinimos cantando, la cual tuvo lugar 30 años después (1898), duró menos que la gestación de una cerda (3 meses y 17 días) y murieron 16.000 españoles y 3.000 estadounidenses.

“El camino para llegar a ser algo en la ciencia es sencillo: trabajo y perseverancia” – Santiago Ramón y Cajal (1852-1934) – Premio Nobel Medicina 1906

 

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